Teoria Social
kakashi1926 de Octubre de 2012
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El crimen organizado es, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las actividades colectivas de tres o más personas, unidas por vínculos jerárquicos o de relación personal, que permitan a sus dirigentes obtener beneficios o controlar territorios o mercados, nacionales o extranjeros, mediante la violencia, la intimidación o la corrupción. En el estado mexicano se encuentra tipificado en el artículo 2 de la ley federal contra la delincuencia organizada “cuando tres o más personas se organicen de hecho para realizar, en forma permanente o reiterada, conductas que por sí o unidas a otras, tienen como fin o resultado cometer alguno o algunos de los delitos de los que menciona el código penal federal (terrorismo, delitos contra la salud, produzca, transporte, trafique, comercie, suministre aun gratuitamente o prescriba narcóticos, sin la autorización correspondiente a que se refiere la ley general de salud).
Los problemas que surgen del narcotráfico son muy graves, por un lado, el daño social que produce a los ciudadanos y que termina en la muerte, la destrucción de las familias, así como de la economía de los países, aunque para los que producen drogas significa un gran negocio, ese dinero no paga impuestos, fomenta la corrupción de las instituciones como la policía e incluso el ejército. El crimen organizado que afecta a México es un fenómeno de carácter global y no sólo un problema interno, va más allá de cada nación y debe reconocerse que las zonas fronterizas representan su punto de articulación. Durante años el estado mexicano ha sufrido las graves consecuencias del narcotráfico y las actividades paralelas que este implica, ya que pese a haber surgido como un problema interno, el fenómeno se ha tornado en un problema de tipo transnacional, como resultado de la aprobación por parte de la población menos afortunada que no cuenta con grandes oportunidades laborales ni con un nivel de vida óptimo; así como del aumento de la demanda de narcóticos, y la correlativa ganancia de tipo económico que representa para las organizaciones criminales, cuyo objetivo es el tráfico de las mismas, tanto en los mercados internos y externos.
En un principio, el problema fundamental era el tráfico de drogas hacia Estados Unidos como resultado de las fuentes de provisión de México y Sudamérica. Sin embargo, la actividad de los criminales su fue orientando también al control de mercados de consumo y territorios en los que había que disputarle la autoridad al Estado mexicano para alcanzar su objetivo. De esta forma, un tumor perfectamente localizado en las fronteras se fue extendiendo por el territorio nacional, pasando de un problema de tráfico al exterior a uno también de distribución al interior. Ese es el cambio medular que se registró en la última década. Así las cosas, la expansión de los carteles de la droga mexicanos se presenta como un claro ejemplo del crimen organizado, pues con el pasar de los años estas organizaciones ilegales han tejido grandes redes de cooperación transnacional llegando a convertirse en una gran empresa, con amplio campo de acción dada la escasa implementación de políticas de seguridad a nivel nacional y hemisférica. En esta investigación se pretende presentar un panorama de la situación del narcotráfico como ejemplo del crimen organizado en México, buscando contextualizar la problemática que conlleva el mismo, entendiendo la esencia y fondo del asunto, para poder valorar los esfuerzos de los diversos entes nacionales por recuperar, en algunos casos, y preservar, en otros, la seguridad interna, dotándonos de la posibilidad de llevar nuestras vidas en un ambiente sano. Para explicar la dimensión del problema, sirve compararlo con un cáncer que se fue enquistando en la vida nacional, bajo la idea de que con ignorarlo y no enfrentarlo, se iba a solucionar y se iba a detener su expansión. Lejos de ello, al paso del tiempo, se convirtió en un problema que fue rebasando a las autoridades locales que, por intimidación o por cooptación, abrieron la puerta en muchos lugares del país a la acción de los grupos delictivos, permitiendo que se propagara en gran parte del territorio nacional.
El origen del narcotráfico en México se remonta a finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX con la llegada de los chinos como mano de obra barata, a las zonas mineras de Sinaloa, específicamente al municipio de Baridaguato, quienes sembraron la amapola, flor utilizada como forma de ornato en patios y jardines. Durante la década de los años 20, la crisis minera en el norte del país trajo consigo el uso de la amapola como droga, lo que provoco la extensión de cultivos ilícitos en el denominado “Triángulo Dorado”, conformado por Sinaloa, Chihuahua y Durango, lugar de fabricación de la heroína para el consumo de los estadounidenses que regresaban de la Segunda Guerra Mundial, pues dada la marginación social en la zona, se presentaba como la única forma de subsistencia. El fenómeno del narcotráfico tal como se conoce en la actualidad, es decir, no sólo el que se encuentra abocado al cultivo de enervantes, sino relacionado además con una interminable ola de violencia que afecta el panorama social, político y económico de nuestro país, tuvo su nacimiento en la década de los años 40.
El origen de los Carteles actuales se remonta a los años 80’s, con la integración del Cartel de Guadalajara por Miguel Ángel Félix Gallardo, organización a la que también pertenecían Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca Carrillo alias Don Neto, Juan Jesús Esparragoza Moreno alias El Azul y Rafael Aguilar Guajardo. Dicha organización tenía el control de la conocida zona del “Triángulo Dorado”, lo cual les permitía el tráfico de heroína y marihuana a los Estados Unidos. Cuando la organización criminal se encontraba en su apogeo, la DEA logra infiltrar a Enrique Camarena, con lo que se descifró el organigrama del cartel, además de que se logra la captura de varios de los capos del cartel, entre ellos Félix Gallardo en el año de 1989, provocando esto la división de la estructura criminal en tres principales grupos.
Cartel de Juárez: Se asentó en las ciudades de Juárez y Chihuahua, bajo el control de Amado Carrillo Fuentes, conocido como el Señor de los Cielos, porque transportaba la droga a México desde Suramérica, a bordo de su propia flotilla de aviones. Según informes de la DEA esa forma de narcotráfico le redituó a la organización una ganancia de 200 millones de dólares por semana, aproximadamente, de los cuales un 10% destinaba para sobornos a altas esferas, inclusive federales, como lo fue al General Jesús Gutiérrez Rebollo, Director del Instituto Nacional de Combate a las Drogas 1996, vínculo que una vez descubierto implicó el encarcelamiento del General y una activa persecución del capo que lo llevó a esconderse en Argentina. Finalmente muere en julio de 1997 a consecuencia de un paro cardiaco sufrido durante una cirugía estética.
Cartel de Tijuana: Se asentó en Tijuana y Baja California, bajo el control de los hermanos Ramón, Benjamín y Javier Arellano Félix, dirigidos por Ramón el cual vio su fin al morir en un enfrentamiento con la policía de Mazatlán, Sinaloa, pasando el poder de la organización a manos de sus hermanos.
Cartel de Sinaloa: Joaquín el Chapo Guzmán y Héctor el Güero Palma tomaron el control de la zona del Pacífico, siendo este uno de los carteles con mayor presencia en México, al introducir toneladas de droga a Estados Unidos. Teniendo en cuenta los conflictos sociales que ello genera, era de esperarse que su cabeza visible, El Chapo Guzmán, fuera perseguido y encarcelada por las autoridades. Sin embargo, a la fuga de éste, en el año de 2001 no solo se reactivó su actividad de comercio ilícito con la inicial estructura de Sinaloa, sino que además se dio paso a una importante alianza con el Mayo Zambada, quien a su vez reintrodujo a Guzmán Loera en el negocio. Se ha establecido que la principal zona de influencia de esta organización criminal se encuentra en el conocido “Triángulo Dorado”, compuesto por Sinaloa, Durango y Chihuahua, territorio en el que se concentra la mayor cantidad de cultivos de amapola y marihuana del país. El mercado ilegal que esta organización realiza, genera múltiples consecuencias, entre las cuales sobresalen la situación social, pues en la zona opera toda una red, compuesta por los campesinos que cultivan, quienes transportan este producto y quienes lo venden al menudeo; también salta a la vista la situación de violencia e inseguridad que arroja cifras tan preocupantes como 3000 homicidios en los últimos seis años, circunstancia que, por demás, implicó una reacción del Estado aumentado la presencia militar con más de 40500 elementos. El desarrollo de esta organización está estrechamente relacionado con lo que ha sido comúnmente conocido como “La Federación”, de la cual sus principales cabezas visibles son Guzmán Loera, El Mayo Zambada, Azul Esparragoza e Ignacio Nacho Coronel Villareal.
Todos estos carteles han llenado de corrupción, de violencia y sinceramente hablando de fuentes de empleo. Lo que deja ver el enorme problema que traen todos estos carteles, como puede convertirse en una fuente de empleo el enrolarse en una organización criminal. El crecimiento de esta gran industria ilegal, en nuestro país, ha sido de una manera exagerada y extremosa, ya que actualmente, el objetivo de los cárteles mexicanos, no solo es el de llenar las calles de droga, sino también, pelear contra las demás organizaciones criminales para ganar las “mejores” plazas, propiamente dichas en el mercado de la droga, esta incesante pelea, conlleva a las innumerables ejecuciones que se viven día con día en las calles
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