Trabajo Docente

EL TRABAJO DOCENTE Y LA SALUD DE LOS TRABAJADORES DE LA EDUCACIÓN

En México las reformas educativas consideran al docente como uno de los pilares fundamentales del proceso educativo, sin embargo, al atender la situación de los profesores se ignora, que los cambios económicos, políticos y sociales impuestos por la internacionalización del capital, asociados al desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación, han transformado de manera profunda las estructuras sociales, culturales y políticas de las comunidades, modificando no solo el entorno de la institución escolar, sino la institución misma y repercutiendo en el sujeto que en ella labora.

Lo anterior queda de manifiesto a finales de los años 70´s y principios de los años 80´s del siglo pasado, cuando aparecen los primeros signos de una crisis de alcance mundial en el trabajo docente; en países como Francia, Inglaterra y Alemania se presentó el incremento de solicitudes de licencia, solicitudes de atención psicológica y crisis de contratación en los centros educativos. La actividad no era considerada como nociva para la salud de los maestros.

Actualmente la Organización Internacional del Trabajo (OIT), señala que la enseñanza se caracteriza por un considerable grado de estrés, absentismo y agotamiento. Se reconoce que el trabajo que se realiza en las escuelas es más complejo, entre las diversas causas se señalan: la masificación de la educación, las reformas educativas, limitación de materiales, ausencia del acompañamiento de la familia, la desvaloración social del trabajo docente, las exigencias en los exámenes estandarizados, las relaciones con padres de familia, con compañeros de trabajo y autoridades, la sobrecarga de trabajo, entre muchos otros.

En México se reporta que el trabajo docente es una actividad causante de diversos y específicos factores de riesgo, los cuales de manera gradual, inmediata o tardía influyen en la salud del profesor, manifestándose en enfermedades, desgaste físico y mental.

Los padecimientos han variado con el tiempo, inicialmente estaban relacionados con las cuerdas vocales, várices, alteraciones reumática, ardor de ojos, cefalea, gastritis; posteriormente se han agregado malestares a su perfil patológico como fatiga, trastorno del sueño, migraña, irritabilidad, depresión, ansiedad e insuficiencia cardiaca, hasta que en los últimos años los estudios señalan al estrés y el desgaste emocional laboral (burnout) como padecimientos característicos de la población docente.

El trabajo docente a diferencia de otras, se realiza entre personas y con personas, por lo tanto su ejecución implica mayor complejidad, el producto no pueden ser medido cuantitativamente y demanda altas exigencias emocionales.

Es muy importante que se detecten personalmente los signos de estrés entre ellos: preocupación constante por

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