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Trabajo Personal

herlin66613 de Octubre de 2011

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EL PROYECTO PERSONAL

EL PORQUÉ DEL PROYECTO PERSONAL

La necesidad de construir la propia personalidad

Construir la propia identidad (= «estable sentido de continuidad interior que permanece en el tiempo y en las circunstancias»).

Continuidad que integra:

- El aspecto individual (permanecer en sí mismos) sea el aspecto social (asumir su propio rol en el tejido social).

- El Yo actual (lo que soy) y el Yo Ideal (lo que quisiera y soy llamado a ser).

EL PROYECTO DE VIDA

El horizonte último de la persona: la felicidad.

Pero, ¿Cómo conseguir la felicidad? ¿En qué consiste la felicidad?

Es entonces que la persona comienza a interrogarse para dar una razón a su propia vida.

Proyecto personal = como colocarse de frete a la propia vida y a la propia historia.

Es entonces un ejercicio de libertad, En la decisión de lo que se quiere llegar a ser (Pro-iectus).

Es tomar en nuestras manos la vida y obtener una visión de ella y del mundo.

EL PORQUÉ DEL PROYECTO PERSONAL

La NECESIDAD de esclarecer a donde se quiere caminar.

- Dos categorías fundamentales: intencionalidad y superación: «Aquél que tiene un “fin” por que vivir puede soportar todo “como”» (Frankl).

- El proyecto personal, constituido de un núcleo de intuiciones que, poco a poco, se va estructurando en un proyecto propio.

La realización del proyecto de Dios sobre nosotros

Del punto de vista de la fe:

- «Señor, ¿qué quieres que yo haga?» >>>>>> «¿Dónde te encuentras?».

- Re definir constantemente el centro, la opción fundamental de la propia existencia, en la cual se debe trabajar de cerca para lograr la unificación de la persona.

¿QUÉ ES UN PROYECTO PERSONAL?

Podemos describirlo como «una intuición anticipada del desarrollo del futuro, una hipótesis, una interrogación, una invitación, pero sobre todo el dar un sentido a la propia vida, un cúmulo de respuestas a los grandes interrogantes existenciales: ¿Para qué vine al mundo? ¿Qué sentido tiene el vivir y morir? ¿Qué sentido tiene el mundo que me rodea? ¿Podré o podremos de frente a las crisis presentes?».[1]

En esta prospectiva, el proyecto es mucho más de un programa para ordenar la propia vida. Es el deseo de verdad; Iluminación del corazón; sentido puede dar luz y dirección a varias dediciones, unificando la vida cuotidiana y haciéndola más significativa.

Por lo tanto no se trata sólo de reorganizar la agenda o de prefigurarse el cumplimiento de la perfección a través de verificas más o menos sistemáticas. Limitar el proyecto a una simple programación, nos puede engañar y confundir una buena programación con el cumplimiento de los resultados.

Los procesos de transformación interior, se deciden a otros niveles: llegan al corazón, la profundidad de la persona. El árbol da frutos buenos solamente cuando vienen desde dentro, acrecentando sus raíces. Una programación si discernimiento es como el árbol sin raíces. Lo contrario, cuanto más profundas son las raíces. Más vitalidad tendrá en sus frutos el árbol

El proyecto por consiguiente no es una certeza: se parece a una invitación, a una hipótesis, a dar un sentido a la propia vida, que se enraíza en profundidad. Solamente en la fidelidad que lo sostiene, El proyecto se convierte en garantía de futuro.

LOS PRESUPUESTOS

DEL PROYECTO PERSONAL

Para poder actuar el proyecto personal, lo más importante es entrar en sí mismos, buscar la verdad, convertirnos en personas de análisis.

NIVEL EXISTENCIAL

El proyecto personal se explica en tomar decisiones sobre la propia vida. Entre tantas cosas que realizamos cada día, tal vez la tarea central es aquella de «convertirse en nosotros mismos» en el ejercicio de nuestra libertad y responsabilidad.[2]

El hombre se convierte en adulto solamente cuando decide por sí mismo. El proyecto personal es un estímulo a retomar en mano con responsabilidad la vida, sin dejarnos fácilmente arrastrar de los gustos, de las modas, o también de los criterios establecidos de los otros.

Los valores nos permiten progresar. Cuando faltan se vanifica el deseo, las ganas de superarnos a nosotros mismos. Se pierde entonces el sentido del proyecto, se debilita la propia identidad y se esfuma el dinamismo existencial. Se termina por abandonar las propias aspiraciones, faltando muchas veces a los compromisos, sin empeñarse mucho por lograr aquellos ideales que dan sentido a nuestra existencia.

El proyecto personal ayuda a individuar aquel valor fundamental que responde a las necesidades existenciales del hombre y al rededor del cual se organizan los valores.

Proyectar quiere decir elegir e y no se puede elegir verdaderamente bien si no se tiene una visión de conjunto de la existencia. Para llegar a esta interpretación unitaria de la existencia es necesario que todos los fragmentos dispersos en el campo magnético de la propia vida (necesidades vitales, actividad, objetos, personas, cultura, etc.) sean “atraídas” de la opción fundamental, que se mantiene gracias al valor esencial escogido por nosotros, al cual nos confiamos para convertirnos actores de nuestra vida. Si es así, se puede hablar de un hombre integrado, o también, con una expresión análoga, de hombre unificado.

Cuando falta el valor fundamental se arriesga de vivir para satisfacer sus propias necesidades, pero sin construir nada de definitivo y sin dar a la vida aquella auto trascendencia de la cual el hombre tiene necesidad. Esto implica entonces una situación de superación de sí mismo: no en el sentido de alienación, ni de mortificación, sino, al contrario, como capacidad de tender a algo que está más allá del Yo y que también lo realiza plenamente; en términos más precisos, algo que está más allá del Yo actual, más de aquellos que la persona sabe de saberlo hacer; o en lo cual está segura de realizarlo, y también es algo que atrae fuertemente: es el Yo ideal, un ideal de amar, una misión que cumplir.[3]

NIVEL PSICOLOGICO

El hombre es una realidad sistemática en el cual no se pueden separar los elementos Psíquico - espirituales de aquellos somático-biológicos. La dimensión psíquica está condicionada de la dimensión somática y viceversa. Por esta razón, la elaboración de un proyecto personal necesita de una buena conociencia de la estructura psicológica de base. Ser concientes de los límites y de las propias capacidades.

La imagen que tenemos de nosotros mismos y de los demás condiciona el comportamiento. Por esto se convierte importante, y fatigoso, la tarea de hacerse una idea de si mismo que se identifique lo más posible a la realidad. Para llevar adelante una vida serena y positiva, así como para establecer relaciones enriquecedoras con los demás, es necesario partir de una buena autoestima, es decir partir de una positiva imagen de sí mismos.[4] Esto implica percibir la vida, en su conjunto, como algo de positivo, sin renegar de lo que hemos vivido, también los errores, que se pueden convertir en motivo de crecimiento, adecuadamente integrados en nuestra personalidad. Como creyentes, después, sabemos que nuestro pasado, con todo lo que tiene de positivo e infidelidades, puede convertirse en terreno propicio del cual se sirva Dios para continuar a escribir su historia de salvación.

Al contrario, la falta de autoestima constituye un grave obstáculo para la madurez de la persona. Genera tristeza, insatisfacción, inquietud, falta de fe en sí mismos: una situación paralizante en el camino de superación. Cuando la falta de auto estima es grave es necesaria la ayuda de alguien especializado.

También una imagen exagerada de si mismos se convierte en un impedimento al crecimiento personal. Hay personas que denotan una fuerte necesidad de sentirse valorizadas. Ven solo los aspectos positivos y son incapaces de aceptar los negativos.

De frete al límite reaccionan con el auto defensa. Considerando cada aspecto negativo una amenaza, quisieran borrar los limites de la propia personalidad, sin darse cuenta que el tentativo de esconder los aspectos desagradables es inconcientemente un engaño, porque el defecto continua a estar presente, antes y después, terminará por encontrar la válvula de escape.

Algunos al contrario proyectan sobre los demás sus propios defectos. Más grandes son sus defectos mayor es la fuerza con que acusan a los demás de tenerlos. En fin, existen personas que prefieren racionalizar y encontrar siempre una excusa para librarse de cada responsabilidad. Estos mecanismos pueden mezclarse entre ellos en maneras diferentes con el objetivo de protegerse de los propios límites. La consecuencia de todo esto es que nos construimos una falsa imagen de nosotros mismos.

Para el creyente la relación con Dios es fundamento di una buena autoestima y base de la propia auto aceptación. No tenemos necesidad de defendernos de Él: nos acepta como somos, por esto que somos; nos ama aún en nuestra debilidad.[5]

El proyecto personal se apoya también sobre el deseo de autoconciencia y viene de la voluntad de discernimiento de la persona. Quitarse la máscara no es siempre fácil. A veces preferimos vivir en la conciente ignorancia de nosotros mimos y de las reales y profundas motivaciones, en vez de afrontar la cruda verdad de nuestro Yo: «Quien obra la verdad viene a la luz» (cf. Jn 3,21).

Cada quien tiene

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