Título Académico Vs Calidad Humana
andysab3 de Octubre de 2012
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Título Académico Vs. Calidad Humana
Cuánto orgullo se siente al momento de recibir un título académico, bien sea de bachiller, de pregrado, de postgrado o de doctorado, cuánto tiempo se invierte? Cuánto dinero? Cuántos trasnocho? Y cuántos amigos hacemos en ese período de formación académica. Es, como dicen por ahí... una etapa nunca olvidada o siempre recordada. Un título académico significa sin duda alguna, el cumplimiento de un objetivo, o simplemente el cumplimiento de una exigencia social que quizás, nos permite cubrir nuestras exigencias más personales. Un título también significa orgullo para nuestros padres y sirve de ejemplo para nuestros hijos. Todo lo anterior es enteramente cierto, pero un título académico no nos define como persona, así como tampoco define o distingue al mejor profesional. Contrario a lo que se cree, un título académico es solo parte de ese proceso de formación que nos hace un ser humano integral.
En la actualidad, veo con preocupación el hecho que decidimos anteponer ese título académico ante nuestro propio nombre lo que le da importancia al título, y es lo que realmente marca la diferencia entre las personas tituladas.
Nuestro mundo está lleno de personas tituladas, pero ese mundo carece de personas con calidad humana. Las universidades nos certifican como profesionales en áreas diversas, pero hay competencias que no terminamos de desarrollar en ese proceso de estudio, aspectos como la empatía, la humildad, la iniciativa, el trabajo de equipo, la sensibilidad de no sabernos únicos al momento de comunicarnos, entre otros aspectos. Parece simple, pero muchos profesionales carecen de estas competencias básicas propias del ser, pero que son determinantes al momento de ejercer cualquier profesión.
Hablar de calidad humana es cuidar nuestros vínculos con los demás, es dar, es saber convivir, es amar, es servir y ayudar. Nos conformamos con oír que nos llamen por nuestra denominación académica, Licenciado, Ingeniero, Doctor, y hasta nos llegamos a sentir importantes y diferentes de aquellos que no poseen títulos, nuestro ego se alimenta sin importar si se conoce o no nuestro nombre, sin darnos cuenta que en la práctica el engranaje entre la formación académica y la calidad humana es lo que nos hace un ser humano distinto, eficiente, superior, y es lo que verdaderamente nos diferencia del resto del mundo. Entender esa fusión única, pero sólida y fuerte, es lo que genera cambios positivos en nuestro entorno, no es lo que hago, sino cómo lo hago... no es lo que digo, sino cómo lo digo. No es lo que sé, sino lo que puedo enseñar... Albert Einstein dijo: “Busquemos en las estrellas lo que no conseguimos en la tierra”. Y eso es lo que nos falta: sabiduría para descubrir lo verdaderamente importante, traspasar lo verdaderamente importante, traspasar la barrera de lo común rompiendo con lo simplemente normativo, ir más allá de nuestros propios límites sin olvidar quienes somos, nos falta alegría y disfrutar las cosas simples de la vida dejando constancia de nuestra existencia en la tierra a través de nuestras acciones, al fin y al cabo seremos recordado por nuestro nombre, no por los títulos obtenidos. Finalmente... nacemos siendo importantes y nuestro sello inicial es precisamente nuestro nombre, así mismo cuando dejamos de existir somos llevados al sitio de nuestro descanso identificados con nuestro nombre, es el sello final de nuestra vida.
Escrito por:
Alicia Agelvis
Marbelia Bravo
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