Un Actor Se Prepara Cap 1

Capitulo 1: Un actor se prepara

El primer capítulo del libro de “un actor se prepara”, escrito por Konstantin Stanislavski, se trata de cómo él sobre pasa a su personaje como Othelo de Shakespear. Al principio empieza a transformarse físicamente como Othelo, pero consiguiendo vestimenta y una plegadera de marfil simulando una daga. De tanto que se inspiró en crear su personaje, pasaron cinco horas sin que se diera cuenta. Cuando el segundo día de los ensayos se levantó, se dio cuenta que estaba tarde, después llegando tarde al teatro recibió un regaño del director y decidieron parar el ensayo por el mal humor que causó. Ese día se creó una mescla que parecía chocolate para su cara, así se le brindaba más credibilidad al personaje. El siguiente día llegó con anticipación y el directo les dijo que arreglaran las escenas y la utilería del escenario. Stanislavski dice que lo más importante para el del personaje son los rasgos exteriores, porque así le brinda más inspiración y puede captar más el personaje. Tuvo problemas con el texto porque no entendía muchas palabras y no reconocía su propia voz.

Luego otro día, intento improvisar pero eso provoco confusión de nuevo y se desconcentró. Se sintió confundido por el escenario y creía que era un lugar incomodo, de poca iluminación y desértico. Esto hiso que se adaptara menos por los cambios de ambiente. Al siguiente día en los ensayos, un hombre dejo caer unos clavos y él le ayudó y sintió que estaba en su cuarto, quizás más confiado, pero cuando se paró sintió ese inmenso y vacío escenario.

Todavía Stanislavski sentía que tenía que arreglar su maquillaje y vestimenta porque se acercaba el ensayo general. Se aplicó sombras oscuras y barniz pero ninguno se quedaba bien y también empezó a probarse diferentes pelucas pero no lo convencía para conseguir el semblante de Othelo. Después un hombre vino a ayudarlo y empezó a borrar todo lo que se había hecho con su cara. Le puso colores frescos y le sombras que al terminar parecía la tonalidad de piel de un moro. Se sentía más confiado ahora porque varios compañeros lo felicitaron pero llegó al escenario confundido otra vez más por los cambios de los muebles.

Llegó el día del ensayo general y cuando se subió al escenario se sorprendió por la solemnidad. Las luces eran tan intensas que formaban como una cortina de luz. Se sentía protegido respecto al público aunque el miedo y la atracción hacia el público eran más fuertes que nunca. Se sentía dispuesto a entregarse y hacer lo mejor de él sin embargo sentía un vacio dentro. La mímica, las palabras, los gestos, todo se formó forzado y violento. Cuando dijo la famosa línea, “Sangre, Yago, Sangre!”, sintió realmente el dolor de Othelo y le causó emoción. Sintió la aprobación del público y el interés. Al final, todo el mundo aplaudió y se sintió plenamente

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