Un Hombre De Ironía

Un hombre de ironía

Por: María Pía Vinageras Fuentes

"La vida moral del hombre forma parte del tema para el artista; pero la moralidad del arte consiste en el uso perfecto de un medio imperfecto."

Oscar Wilde

Generalmente un hombre puede ser juzgado por cuanto lee, y si un hombre lee mucho podemos empezar a juzgar el qué; cuando Marx le escribió a Engels —No creo que nadie haya escrito nunca sobre el “dinero” teniendo tan poco como yo— me atrevería a decir que era lo único que le faltaba. Un hombre hecho ironía. Personaje de letras desde sus primeros años, un bohemio universitario que disfrutaba del sexo y el alcohol. A través de los relatos de su vida descubrí la posibilidad de acercarme a un hombre que por sus ideas parecía lejano e incomprensible.

Si sus ideas lo presentaban tan lejano como una estrella desde la Tierra, eso no es más que una primera impresión, en la primera biografía de Marx, escrita después de la caída del muro de Berlín, descubrí la oportunidad de conocer El capital no solo como la trascendente obra de Economía Política que me contaban, sino también como una obra literaria que vale la pena leer por todo lo que implica desde que nació y hasta nuestros días.

Las ideas de Marx son el resultado de haber pasado prácticamente la vida entera refugiado en los libros; la Literatura, la Filosofía y la Historia fueron las verdaderas madres que junto con Marx procrearon una obra que alabada y criticada hasta el cansancio ha trascendido, y sigue y seguirá siendo vigente. No es atrevido decir que si Marx no hubiera leído uno sólo de estos títulos, el capital estaría incompleto. Marx es una enciclopedia muy bien estructurada de todos los grandes personajes que habían marcado la historia hasta su época y al final esto le valió convertirse en uno de ellos.

Sus predicciones han sido incluso más fieles que las del mismo Nostradamus, Wheen nos habla del hombre que seguramente influenció a Huxley para preguntarse si la Tierra no era más que el infierno de otro planeta. Mientras el capitalismo siga evolucionando, al menos los economistas (o los que pretendemos serlo), tenemos que acercarnos y familiarizarnos con su obra.

No tenemos que llegar a ser fanáticos, ni siquiera fieles seguidores, pero si consideramos que somos seres humanos que tienen la intención de comprender el mundo en el que vivimos, la perspectiva de las cosas que El Capital nos expone no puede parecernos ajena. Esta nueva era necesita menos postura y más crítica y eso es precisamente lo que Marx nos ofrece con sus palabras, un punto de partida para entender la forma en la que el nuevo mundo se mueve, como lo ejemplificaba él mismo en una nota de sus cuadernos: “El Rey hace la ley (vieja monarquía), la ley hace al rey (nueva monarquía).

¿Qué tan atrevido sería decir que la obra de Karl Marx fue la que dio pie a la reflexión para que existieran los clásicos de ciencia ficción en la posguerra? Desde Un mundo feliz hasta Fahrenheit 451, e incluso títulos más contemporáneos que nos dan cuenta de la cosificación como El Club de la Pelea o inclusive V de Vendetta, Huxley, Bradbury, Palahniuk y Alan Moore compartían con Marx el miedo de conocer las consecuencias que traería llevar el capitalismo a los límites más perversos, cualquiera que encuentre un punto de introspección en los libros y el comic anteriores, definitivamente encontrará en El capital material suficiente para ponerse a pensar mucho tiempo más.

La enajenación de la que hablaba Marx es cada vez menos ajena a nuestra realidad. La evidencia está en todas partes, basta abrir una revista cualquiera unos cuantos minutos para ver que “La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos.”, y no sólo es evidente para Tyler Durden (El Club de la Pelea), la televisión es el ejemplo más fidedigno de cómo nuestro trabajo se nos presenta de forma cada vez más lejana. Es triste darnos cuenta

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