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Una Historia Mas


Enviado por   •  7 de Febrero de 2015  •  2.987 Palabras (12 Páginas)  •  168 Visitas

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—¿Donde estoy?...

— Conmigo...

—¿Quien eres tu?

— Tu padre

Antes de que el gran apocalipsis empezara su padre un científico casi obsesionado en crear la vida artificial, había perdido a su hijo en una experimentación, lo usaba como conejillo de indias, se termino arrepintiendo cuando el menor yacía muerto en sus brazos, perdió todo, a su esposa, a todos en su familia. Ese fue el motor que le dio la idea de revivir a su hijo, con ayuda de los militares, y el dinero de sobra que tenia empezaron la construcción, lo recrearon casi igual al hijo del científico, solo con la gran diferencia de que este, era rubio, y el hijo del científico castaño. Rin fue hecho a la imagen y semejanza de aquel niño podía sangrar, pensar sentir, soñar incluso desear, podía tener los pensamientos de un niño normal, los pensamientos de un humano.

Una ves que estuvo hecho, solo hacia falta para instalar la programación, pero ahí tuvieron una falla, no establecieron el "amor fraternal" hacia el científico y las personas, si no "amor y lujuria". Cuando por primera ves abrió los ojos se topo con unas luces que señalaban a su cuerpo, su corazón empezó a palpitar, miro hacia al frente topándose con batas blancas, aunque el efecto de la luz no le permitía distinguir los rostros —¿Donde estoy? — se oyó una voz suave y tranquila provenir del pequeño, sintió unas manos posarse sobre sus cabellos y una sutil caricia — Conmigo — le respondió na voz grave,muy varonil, sus orbes se dirigieron a la derecha topándose con un hombre de cabellos castaños, y de edad madura, muy atractivo a decir verdad — ¿Quien eres tu? — volvió a preguntar el rubio, al momento que se sentaba, una ligera sabana blanca cubría su desnudez inferior, ahí pudo notar a los hombres, el no mostraba expresión alguna, parecía en trance, no paso mucho hasta que unos calientes brazos lo rodearon, miro y noto a aquel hombre — Tu padre — respondió a su pregunta, abrazando al niño con ligeras lágrimas, cuando el menor escucho aquello fue como si un brillo apareciera en sus ojos, como si hubiera encontrado la razón de su vida, subió los brazos rodeando por debajo de los brazos al mayor, aferrándose a el, soltando algunos suspiros, sabia su nombre, su edad, y por fin, conocía a su amor. El científico no solo había revivido a su hijo, había creado un androide. Quizás, tal vez, el primero de todos ellos.

— Padre, ¿Por que siento esto?

— ¿Que sientes? Rin.

— No se.... es caliente... me estremece.... me eriza.

— Ven acá

El pequeño Rin fue creado con un físico que aparentaba la edad de 15 años, tenía la programación de un adolescente de esa edad, por lo tanto empezaba los deseos íntimos quisiera o no.

Poco a poco iba desarrollando sentimientos un poco mas allá que el de un hijo a un padre hacia el científico, le gustaba mirarlo cuando se vestía, cuando dormía, aquel hombre le traía tanto física y sentimentalmente. Siempre y cada noche cenaban juntos, vivía en todos los lujos que un niño humano podría desear.

Cierta noche el menor entro al cuarto de su "padre" sin tocar, lo vio desnudo por primera vez y un sonrojo apareció en sus mejillas, su corazón palpito mas rápido y mas frecuente, solo se giro y miro al pasillo con un "lo siento" algo tímido, aquello le había despertado algo nuevo, una nueva sensación, algo que no conocía, giro a verlo este solo tenia el pantalón puesto y estaba sin camisa —Padre, ¿Por que siento esto? — pregunto apoyando la cabeza en el marco de la puerta con algo de timidez, el mayor lo miraba sentado en la orilla de aquella gran cama que había en la habitación —¿Que sientes Rin? — respondió el mayor con otra pregunta, mirando a aquel ser de los pies a la cabeza — No se,... es caliente... me estremece... me eriza — murmuro con un suave rubor y vergüenza por la forma en que le miraba — Ven acá — ordenó extendiendo los brazos a el, Rin se acerco y el mayor lo estrecho contra su cuerpo, y acaricio aquella delgada cintura, lo miro a los ojos notando el deseo del menor, el también deseaba a aquel cuerpo, nunca lo vio ni lo vería de la forma en la que vio a su hijo una vez, lo tomo del mentón y le levanto la mirada — Rin... ¿Me quieres? — le preguntó al menor haciendo que sus labios se acariciaran con los ajenos — Si.... lo amo... — contesto con total sinceridad, amaba a aquel hombre que le había cuidado durante todo ese tiempo, sintió los roces, cerro los ojos con un suave rubor en las mejillas, sintió un sutil beso que poco a poco se fue haciendo mas apasionado, ese beso los llevo a otra situación, despertó desnudo entre los brazos de aquel hombre que también lo estaba, por primera vez experimento ese agradable dolor, el placer y todo lo que fuese parte de vivir una experiencia sexual, pero aun así se sentía insatisfecho, le faltaba algo y aun no sabia que era, el quería oír de los labios del mayor un "Te amo, Rin" pero no, no lo escuchaba, aunque el lo dijera siempre, y a cada mañana, tarde y noche.

— Padre, ¿Quien es ella?

— Ella es mi novia, hijo mio.

— Tu.... ¿Por que?

— Por que la amo.

Padre e hijo, ese termino había desaparecido en aquel dúo, Rin de ser hijo paso a ser el amante del científico, este lo hacia suyo cada ves que se le antojaba, saciaba sus mas oscuros deseos con el, y el lo permitía ya que "lo amaba", era feliz, feliz alado de su padre, el aun le llamaba así o por su nombre, aun no escuchaba las palabras que deseaba oír pero aun así estaba conforme, solo eran ellos dos y nadie mas. Aquello no tardo mucho, pues pronto aquel científico conoció a una teniente, muy guapa y divertida, era una mujer madura que con sus encantos logro enamorarlo, el mayor poco a poco empezó a rechazar a Rin, el no entendía las razones, y siempre se consolaba pensando en "seguro esta cansado", "seguro tuvo un problema en el trabajo", "seguro esta enfermo", no tenia la menor idea de que alguien ocupaba el corazón del científico.

Una mañana, Rin se encontraba dormido en su habitación, escuchó algunas voces, una era de su padre, y la otra era una vos femenina, no la conocía, se levanto en pijama, tomo un viejo oso de peluche con el cual dormía cada noche, y con el en brazos camino por el largo pasillo que daba hasta la sala, pudo ver la espalda

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