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Una Mujer Dificil


Enviado por   •  4 de Septiembre de 2014  •  1.583 Palabras (7 Páginas)  •  159 Visitas

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Una Mujer Difícil

No te enamores de una mujer que se hace la difícil. Porque la mujer que se hace la difícil es errante, desconocida, cambiante: no sabrás describirla a ciencia cierta, a cuestión de adjetivos comunes. La mujer que se hace la difícil muta, cambia, deja, se aleja, vuelve, se arrepiente. La mujer que se hace la difícil lee, escribe, canta, actúa, baila, trabaja y estudia con mucho pesar al siempre tener conflictos con la autoridad y los trámites. La mujer que se hace la difícil se gana la vida por sí sola, no necesita de nadie que la ayude para ser todo lo que quiere ser: ella misma.

Ya te digo, mi amigo, que no te conviene. Para empezar, enamorarla se cree que es imposible. ¿Rosas rojas? ¿Chocolates? ¿Animales de peluche? ¿Coqueteo? ¡Por favor! La mujer que se hace la difícil te aceptará las rosas con una sonrisa, las pondrá en agua, y no volverá a hablarte nunca más. La mujer que se hace la difícil evita comer chocolates, sabe que engordan, y es presa de la soluble vanidad presente en las revistas femeninas. La mujer que se hace la difícil odia a los animales de peluche, se empolvan y estorban; además, ya tienen de mascota a un gato. La mujer que se hace la difícil se sabe “el juego” del romance de pies a cabeza: sabe cuándo llamar, sabe cuándo colgar y, justo cuando crees que le llevas gran ventaja al escucharla decir que te echa de menos, se desvanecerá ante tus ojos.

Jamás podrás comprenderla, entenderla. No existen diccionarios ni manuales de instrucciones para mujeres difíciles, desgraciadamente. No podrás. Será como si ella te hablara en lenguas romances y tú humildemente contestaras con un “OK”. No se entenderán, no habrá comunicación. No sabrás cómo decirlo y ella, tenlo por seguro, no lo dirá primero: su orgullo quemaría su voz antes que poner ante ti una debilidad. Porque así son las tan complicadas mujeres difíciles: ven cualquier muestra de sentimientos, cariño o afecto como un punto débil al que nadie debe de tener acceso. Nunca vas a verla vulnerable.

Y no porque no sufra. ¡Todo lo contrario! Las mujeres que se hacen las difíciles sufren como nadie: lloran, se lamentan, no saben qué hacer, gritan, se enfadan, se decepcionan y vuelven a llorar porque tú hiciste algo malo y deshiciste algo bueno, o viceversa.

Se decepcionan. Se decepcionan terriblemente porque ellas esperan lo mejor de ti. Se decepcionan porque añoran el romance, la nostalgia y, sobre todo, la caballerosidad. Ay, la caballerosidad, ¡las hace soñar despiertas a las mujeres que se hacen las difíciles! Que no te engañe: al tú abrirle la puerta del lugar mientras ella se coloca enfrente de ésta con los brazos cruzados y la mirada indiferente, una parte de su enorme corazón se va contigo.

Porque las mujeres que se hacen las difíciles tienen un corazón enorme, grandísimo, de un tamaño gigante. Es por eso que se hacen las difíciles: protegen esa hermosa figura de vidrio de cualquier papanatas con manos sudadas que pueda provocar una tragedia. Por eso son frías, duras, distantes y distintas. Todo se conserva mejor en un ambiente frío, helado: un congelador que logre conservar sus sentimientos para largo; y ellas mismas deben ser fuertes, son el templo de ese tesoro. Además, siempre les gusta ser diferentes, ser las correctas y maduras sabelotodos que realmente, a simple vista, parece que lo saben todo.

Las mujeres que se hacen las difíciles son guapas, pero una parte en su interior se los niega al mirarse en el espejo; jamás descansarán hasta no ser indiscutiblemente más atractivas que esa prostituta o famosa actriz de anuncio que puedas encontrarte camino a casa. Las mujeres que se hacen las difíciles generalmente son altas; de ojos grandes y labios enmarcados, de pómulos rosados y ojos expresivos: los ojos de las mujeres que se hacen las difíciles son una verdadera obra de arte; nada es más expresivo, nada es más atrapante que los ojos de una mujer que se hace la difícil. Pues la mujer que se hace la difícil miente, engaña, pretende, disfraza y la única manera de saber lo que verdaderamente está en su mente, es mirarle los ojos fijamente: tal como la Gioconda tiene un código oculto en su lienzo.

No te enamores de una chica que se hace la difícil, no. Insisto: no sabes con qué te estás metiendo. Además de todo lo que ya te he advertido, estas mujeres son odiadas, criticadas, renegadas. La gente no parece comprenderlas, amarlas; en cambio, son bastante envidiadas. No tienes opción, por si fuera poco, porque si no abogas a su favor, te lo reprochará y si abogas por ella, se alejará de ti.

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