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Vacunacion


Enviado por   •  6 de Noviembre de 2013  •  1.437 Palabras (6 Páginas)  •  207 Visitas

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VACUNACIONES EN SITUACIONES PATOLÓGICAS.

• Trastornos renales. Los paciente renales cursan con importantes trastornos inmunitarios que los hacen susceptibles a sufrir infecciones graves. Son enfermos sometidos a hemodiálisis, a diálisis peritoneal, a tratamientos inmunosupresores cuando han de someterse a trasplante renal, constituyen así un grupo muy importante y numeroso a tener en cuenta para la vacunación.

Estos pacientes se caracterizan por presentar una respuesta pobre a las vacunas. En ellos se reúne un bajo número de seroconvertores, con unos títulos de anticuerpos mucho más bajos que la población sana y una perdida de ellos más rápida (por la eliminación renal de proteínas que suele acompañarlos. Las vacunas atenuadas (contra la poliomielitis oral, la fiebre amarilla, contra el sarampión, contra la rubéola, contra la parotiditis y la BCG) están totalmente contraindicadas, sin embargo toleran sin ningún problema las vacunas inactivadas.

Respecto a la vacuna contra la Hepatitis B y contra las infecciones neumocócicas, podemos afirmar que la perdida de anticuerpo se realiza con mayor rapidez que en la población general, por lo que será necesario repetir con más frecuencia las dosis de recuerdo.

La vacuna de la gripe está indicada porque en estos pacientes se ha observado una mayor morbilidad y mortalidad durante los periodos epidémicos.

• Pacientes inmunodeprimidos. Podemos afirmar que las vacunas atenuadas, tanto bacterianas como víricas (sarampión, rubéola, parotiditis, antipoliomielitis oral, antitifoidea oral, contra la fiebre amarilla y la antituberculosa), están contraindicadas, porque los mecanismos de defensa de estos enfermos no están controlados y la replicación vírica o bacteriana como consecuencia de su administración puede estar aumentada y producir complicaciones graves e incluso mortales.

Las vacunas constituidas por agentes muertos o inactivados, las anatoxinas y las vacunas polisacarídicas, que no plantean problemas de tolerancia y seguridad en el paciente inmunocomprometido, podrán ser utilizadas, aunque pueden no ser tan efectivas como en personas que no presentan problemas de inmunodeficiencia.

Como existe el riesgo de que la respuesta inmunitaria pueda estar deteriorada, se ha de comprobar serologicamente la presencia de anticuerpos después de la vacunación.

Por otra parte será interesante e importante, para prevenir un posible contagio, vacunar a los familiares y personas que conviven y tienen contacto con inmunodeprimidos.

• Pacientes alérgicos. Cuando la alergia es debida a algún componente de la vacuna (huevo, antibióticos, tiomersal, hidróxido de aluminio, etc.) en principio está contraindicada la administración de cualquier vacuna que contenga estos componentes; si por el contrario la alergia es debida a cualquier antígeno que no sea un componente vacunal (ácaros, polen, etc.) se puede realizar la vacunación, sin embargo, por prudencia no se deberá llevar a cabo durante el curso de un brote alérgico.

En caso de necesidad será el médico el que valore la necesidad de realizar la vacuna y prescribir un tratamiento antihistamínico.

• Afecciones neurológicas. Los individuos afectados de enfermedades neurológicas que cursan de forma evolutiva no deben ser vacunados de modo sistemático en el centro vacunal. La indicación de la vacunación y el momento de la administración han de ser establecidas por su médico especialista, que es quien conoce el estadio de su enfermedad o la existencia de un brote agudo.

• Neoplasias. Incluimos en este grupo los pacientes que, además de sufrir trastornos inmunitarios, reciben tratamiento inmunodepresor. En el transcurso de su enfermedad son susceptibles de sufrir diversas infecciones, algunas de las cuales pueden ser prevenidas mediante la administración de las vacunas existentes en el mercado.

Por lo general podemos afirmar que las vacunas atenuadas están contraindicadas, porque los mecanismos de defensa de estos enfermos no están controlados y la replicación vírica o bacteriana como consecuencia de su administración puede estar aumentada y producir complicaciones graves e incluso mortales. Por el contrario la administración de vacunas inactivadas no tiene contraindicaciones, aunque la respuesta inmunitaria, en muchas ocasiones, puede ser inferior a la de la población sana.

En todo momento será el médico quien valore la necesidad de llevar a cabo la vacunación, dependiendo de la situación clínica del paciente y el estadío de la enfermedad.

• Hemofilia.

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