Vampiros pasados de moda Autor: Alan Rejón
cindyrogioReseña10 de Septiembre de 2012
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La siguiente obra de teatro corta ha sido escrita por Alan Rejón, si piensas ponerla en tu sitio o representarla no olvides darle crédito a él. La misma cuenta con 4 personajes y un narrador. Espero que les guste y si no, pues los invitamos a leer los otros guiones que tenemos para ustedes.
Título: Vampiros pasados de moda
Autor: Alan Rejón
Personajes:
Drusilla
Spike
London
Humano
Narrador
Narrador: En una vieja fábrica abandonada de las calles oscuras de nuestra ciudad, un grupo de vampiros se junta todas las noches para platicar sobre las nuevas noticias que le ha ocurrido a su ya olvidado clan…
(Spike y London están sentados y platicando, Drusilla entra a escena cabizbaja)
Drusilla: Spike.
Spike: ¿Drusilla? ¿Qué tienes?
Drusilla: ¿No supiste lo que le pasó al pequeño Timothy?
Spike: ¿De qué hablas?
Drusilla: Era su primera vez rodando por la ciudad, buscando humanos frescos, no sabía cuáles eran las calles seguras… ¡Y ahora tiene sida!
London: ¡Oh mi Drácula! Es el quinto de su generación en enfermarse.
Spike: Ese maldito virus se está llevando a todos nuestros niños… El pobre sólo tenía 145 años.
London: En estos tiempos las tortugas tienen mejor calidad de vida que nosotros.
Drusilla: Creo que es hora de reconsiderar cambiar nuestra dieta.
London: ¿Y terminar como esos bichos raros que brillan con el sol?
Spike: London tiene razón, nosotros somos los últimos de nuestra especie, no podemos terminar con nuestro linaje real.
London: Se creen tanto por poder juntarse con esos primates, me dan tanto asco, siento que juegan con mi comida.
Spike: Escuché que uno de ellos se casó con una mujer humana.
Drusilla: Chismes, chismes no creo que ninguno de ellos se atreva a comenzar ese mestizaje.
London: ¿Qué serian sus hijos para nosotros?
Spike: Simples renegados.
Drusilla: No podemos ser tan intolerantes, seamos realistas, gracias a ellos la gente ha olvidado el temor que nos tenía y eso no has ayudado en las cacerías.
London: Humm, cacerías, platicar tanto de comida me ha dado hambre.
Drusilla: ¡Ah! Eso me recuerda…
(Sale Drusilla de escena y regresa con un humano atado de las manos)
Drusilla: Dejé la comida en la puerta.
London: No se ve muy apetecible.
Spike: Estoy de acuerdo…
(Drusilla le muerde el cuello al humano, después de unos segundos lo suelta y el humano cae muerto)
Drusilla: Qué asco, tiene la azúcar muy alta. Los humanos ya no son lo de antes, recuerdo que en mis tiempos nacían más sanos.
London: (un poco molesto) ¡Por Lucifer! Salgamos en búsqueda de algo bueno.
Spike: Vamos, oí que hay un concierto a unas cuantas cuadras de aquí, tal vez encontremos algo bueno y de paso escuchemos buena música.
(Los tres salen de escena)
Esta obra de teatro consta de 4 personajes mujeres, fue escrita por Fabián Choque, quien anteriormente ya ha compartido con nosotros uno de sus guiones: En el puente de las brisas, y Zulma Arellano Rojas, visitante regular de nuestro sitio y página de facebook. Les agradecemos a los dos que nos hayan enviado este texto.
Título: Las cuatro comadres
Autores: Fabián Choque y Zulma Arellano Rojas
Personajes:
Ángela
Ceci
Teresa
Gloria
(Llega Ángela con un plumero y muy alegre, comienza a darle una pasada más a su sala y comedor)
Ángela: A ver por aquí, ya está. Por acá… (Revisa los rincones) perfecto… falta algo más Mmm… (Mira por todos lados) (En eso, se coge la cara del susto) ¡Ay, las galletas! (Va corriendo desesperada a la cocina) (En eso, tocan el timbre) ¡Ding dong! – ¡Ya va! – ¡Ding dong ding dong! –¡¡¡Ya va!!! (Sale de la cocina algo atolondrada y abre la puerta, es Teresa; una mujer chismosa, encargada de pasarles los “últimos datos” a sus amigas) ¿¡Pero quién… (La ve y pone una cara de asombro) ¡¡¡Comadrita!!!
Teresa: ¡¡¡Comadrita!!! (Se abrazan muy fuerte)
Ángela: ¿¡Cómo estás!? (Se sueltan) ¡Pero pasa, pasa! ¡Siéntate!
Teresa: Gracias ¡Ay, comadrita! Los pies me están matando (Se sienta en el sofá y deja su cartera a un costado).
Ángela: ¡Vaya! ¡Y cómo no te van a doler, si traes esos enormes tacones, pues!
Teresa: Lo sé comadre. ¿Por casualidad, no tendrás talco para pies? (Se soba los dedos mientras habla)
Ángela: Sí amiga, iré a buscarlo. La verdad en serio ya te urge talco para tus pies (Le responde con la nariz tapada).
Teresa: “Sorry” por apestar tu sala, amiga.
Ángela: No hay problema, iré por un talco y por un ambientador.
(Comienzan a tocar la puerta de una manera muy tosca)
Teresa: ¡Tocan la puerta, Ángela!
Ángela: ¿Puedes abrir? ¡Sigo buscando el talco!
Teresa: ¡Me dueles los juanetes!
Ángela: ¡Ay, ok ahí voy! (Sale toda atolondrada) (Siguen tocando con más fuerza) ¡Ya voy! ¡Tocan como si uno les debiera!
Teresa: Tú lo has dicho amiga, ¡Ay, ay, ay mi piecito! (Abre la puerta y era Ceci, una señora amante de las novelas y conversadora)
Ángela: ¡Comadrita!
Ceci: Comadre, ¿Cómo estás?
Ángela: ¡Qué alegría de verte nuevamente!
Ceci: Sí. ¡Por Dios! ¡Esta casa no ha cambiado para nada! (Entra mientras habla)
Ángela: ¡No, no entres ahí!
Ceci: ¿¡Por qué!? ¿¡Qué pasa!?
Ángela: Pues porque… (Ceci ya ha entrado)
Ceci:(Pone en su rostro, una expresión de desagrado) ¡Iuj! ¿¡Pero qué es este olor tan horrible!?
Teresa: ¡Oye, te puedo oír! ¡Son mis pies! Es que me quité mis tacones porque me dolían una barbaridad.
Ceci: ¿¡Te olían!? Bueno en realidad, te siguen oliendo (Mueve su mano como alejando el mal olor)
Teresa: ¡Dolían! ¡Dije dolían!
Ceci: jajajaja…. (Se acerca a saludarla)
Ceci: ¿Cómo estás, “comadrita”?
Teresa: Muy bien (Le ve los pies) ¿Y qué te pasó? (Pasa Ángela)
Ángela: Por caminar con esos tremendos tacones… (Se mete a seguir buscando el talco)
Ceci: ¿¡Has estado caminado con estos “tacazos”!? (Los coge y los ve)
Teresa: No tenía otros, comadre.
Ceci: ¡Ay, cuándo no tú! (Le grita a Ángela) ¡Angelita, el talco!
Ángela: (Contesta desde adentro) ¡Lo estoy buscando, un rato!
Ceci: (Se pone de pie y comienza buscar algo par el mal olor) ¿No habrá otra cosa por aquí que utilizar? Un perfume o inciensos de la india.
Teresa: ¡Ay, ya qué exagerada eres! ¡No es para tanto!
Ceci: Sí, cómo no. (Continúa su búsqueda hasta que finalmente, llega Ángela con el talco)
Ángela: Acá está el talco (Va donde Teresa para darle)
Ceci: ¡Ay, gracias a Dios! (Ceci va rápidamente y toma el recipiente) A ver, dámelo.
Ángela: ¡No, mejor se lo echo yo!
Ceci: ¡No te preocupes, yo lo hago! (Comienzan a discutir por el talco, forcejeando desesperadamente hasta que de pronto, Ceci logra quitarte el recipiente y sin querer, le cae algo del talco en la cara de Teresa) ¡Ay, comadre, disculpa!
Teresa: (Se queda en silencio por un momento. Se limpia la cara y mira a Ceci algo molesta) No te preocupes, “comadrita” (Extiende su mano) ¿Me permite el talco, por favor?
Ceci: Sí comadrita, toma (Le entrega el talco algo apenada por lo que pasó) (Se echa el talco en los pies y caen residuos al piso)
Ángela: ¡Échate con cuidado, pues mujer!
Teresa: ¡Ay comadre, por un poquito de talco! (Ángela pone en su rostro una expresión de desagrado y preocupación al ver que el piso que tanto trabajo le costó pulir, se está estropeando)
Ángela: Ya no importa (Agacha la cabeza mientras suspira)
Ceci: Ya conoces a Teresa de cochina.
Teresa: ¡Oye no soy cochina!
Ceci: ¡No qué va! “Eres súper limpia”
Ángela: Voy por una escoba. (Mientras ellas hablan, Ángela entra a la cocina algo molesta a traer una escoba)
Ceci: Al parecer no te lavas los pies desde la última vez que nos vimos, ¿No?
Teresa: No seas exagerada, por Dios.
Ceci: Luego me prestas el talco para echarme en mi nariz.
Teresa: ¡Ya basta! (Llega Ángela con la escoba y comienza a barrer el talco que cayó al suelo)
Ángela: A ver, coja sus tacos y levante los pies, “señorita”. (Ella toma sus tacos y pone los pies en el sofá)
Teresa: Disculpa comadre, debes comprender lo dolorosos que son tacones y lo difícil que son usarlos.
Ángela: Sí, comprendo (Mira a Ceci mientras la otra hace lo mismo) Bueno, ya está listo, ya puedes bajar los pies (Pero antes que toquen el suelo, la detiene) ¡¡¡Espera!!!
Teresa: ¿¡Qué!?
Ángela: Antes que pongas los pies en el suelo, te traeré unos zapatos para que no vuelvas a manchar el piso, espera (Se va a buscar los zapatos). (Mantiene los pies en el aire y mientras lo hace, conversa con Ceci)
Teresa: ¡Ay, comadre! ¿Supiste que Doña Cata se mudó con su hija a Breña?
Ceci: ¿¡Qué sí!?
Teresa: ¡Imagínate! Ahora todo el mundo se está mudando.
Ceci: Así es cuando hay plata, comadre.
Teresa: Esperemos que nos visite, al menos.
Ceci:
...