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Enviado por   •  24 de Octubre de 2013  •  Informes  •  6.953 Palabras (28 Páginas)  •  182 Visitas

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Las Ataduras y las Maldiciones Generacionales”, debido a que hay cristianos que a toda atadura o condición negativa le llaman maldición generacional, por tanto he creído prudente y conveniente tratar de aclarar de la mejor manera posible este asunto.

Cuando escuchamos a ministros que reprenden “maldiciones generacionales” o cualquier otro tipo de maldición, por su forma de expresarse, podemos percibir claramente que están atribuyendo estas llamadas “maldiciones” a Satanás o a sus demonios. Esto sucede debido a la falta de conocimiento bíblico sobre el particular. Primero que nada, ya no existe maldición generacional alguna para el cristiano. En el Antiguo Testamento vemos que estas maldiciones eran pronunciadas por Jehová, los profetas, reyes y otras personas escogidas por Dios. Cualquier persona común no tenía poder para bendecir o maldecir a nadie. De acuerdo con la Palabra, estas maldiciones serían cumplidas, realizadas o ejecutadas por ángeles de Dios o por demonios enviados a cumplir con lo pronunciado.

Cuando hablamos de una maldición de tercera y cuarta generación, estamos diciendo lo siguiente. En el antiguo testamento, cuando una persona recibía una maldición generacional de parte de Jehová, de sus profetas o de alguien con autoridad de parte de Dios, luego esa maldición sería heredada por sus hijos, después por sus nietos, bisnietos y tataranietos. Por más años que estas generaciones hubiesen vivido, jamás la suma de esos años, pudo haber sido cuatrocientos años. En diferentes secciones de los libros “Jehová Jireh”, y “En la Gracia”, he señalado que tanto maldiciones, así como bendiciones, sólo pueden ser pronunciadas por Jehová, sus profetas o por alguna persona especial escogida por Jehová. No son muchas las maldiciones que se mencionan en el Antiguo Testamento. En el Nuevo Testamento no hay maldiciones generacionales; lo que Jesucristo ordena es bendecir y no maldecir. Hace como 2009 años que estamos en la era cristiana, lo que indica que hace centenares de años que han desaparecido todas aquellas generaciones que habían recibido alguna maldición, e igualmente con ellos su maldición.

El hecho de que hoy día no existan maldiciones generacionales, no quiere decir que no existan personas con ataduras demoníacas. En varias ocasiones encontramos en los evangelios, narraciones en las cuales Jesús echa fuera demonios. La Palabra nos dice en Efesios 6:12: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.

Luego, los versículos siguientes aconsejan sobre la manera de protegerse de todas estas cosas malignas. En caso de que seamos atados por alguno de estos entes espirituales, nuestro Señor nos dio autoridad sobre ellos para echarles fuera en su nombre. Por tanto, San Mateo 18:18 dice: “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo”.

Los cristianos podemos ser influenciados y aún atados a vicios y otras cosas negativas, pero no poseídos. Esto debido a que el Espíritu Santo mora en nosotros. La Palabra de Dios nos advierte que nuestra lucha no es contra carne ni sangre, sino contra potestades, etc.; no dice contra brujería o hechicería popular. La brujería o la hechicería popular, es el producto del poder sobrenatural que se les atribuye o que reclaman poseer algunas personas, y alegan que les capacita para invocar, ordenar, y enviar espíritus a causar daños o beneficios a otra(s) persona(s). Esta brujería o hechicería popular no se menciona ni es reconocida en la Biblia. Esta creencia se ha colado en la iglesia cristiana, procedente de otras culturas. Cuando en la Biblia se habla de magos, hechiceros, etc., se refiere a los que practican la magia y otras cosas. La Palabra también nos promete ciertos poderes a los creyentes, en el nombre de Jesús, por ejemplo, San Marcos 16:17ª dice: “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios”.

Las ataduras malignas son la unión con fuertes ligaduras o cadenas espirituales a cosas o prácticas, etc., no agradables a Dios. Hay diferentes tipos de ataduras como por ejemplo, vicios, desvíos sexuales, prostitución, odios, rencores, temores, y otras actitudes negativas. Algunas de estas ataduras son causadas por demonios, no por brujería ni hechicería popular. Este tipo de atadura es la que se puede romper, como dice San Marcos 16:17ª, reprendiendo los demonios o legiones en el nombre de Jesús. Hay casos de enfermedades naturales, es decir, no causadas por demonios, sino por carencia de alguna sustancia, por algún otro organismo patógeno, etc.; también la Palabra de Dios nos ofrece el remedio. “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores”. Isaías 53:4ª “Y por su llaga fuimos nosotros curados”. Isaías 53:5b.

Podemos reclamar estas promesas en el nombre de Jesucristo y será hecho, de acuerdo a la voluntad del Señor. Cuando Pablo se quejó a Dios para que le quitara el problema de su aguijón, Jehová le dijo, “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en tu debilidad”. Esto significa que puede haber enfermedades o situaciones negativas en nuestra vida, que el Señor permite con algún propósito positivo. También pueden ocurrir casos en que se estén pagando las consecuencias del pecado. Algunas enfermedades son de índole hereditaria, transmitidas genéticamente a través de los padres o progenitores a sus hijos, lo que a veces por falta de conocimiento, catalogamos como maldiciones generacionales, pero esto no es así, son enfermedades transmitidas genéticamente.

Fueron pocas las maldiciones generacionales pronunciadas en el Antiguo Testamento, y en el Nuevo no he encontrado ninguna. En Génesis 3:14-19 encontramos que cuando Adán y Eva desobedecen a Dios instigados por la serpiente, Jehová pronuncia maldiciones contra los tres, e inclusive, también contra la tierra. Esas maldiciones fueron pronunciadas para toda la humanidad, no para una familia en particular. Por esta y otras razones, no creo que deba ser considerada como una maldición generacional. Si alguien cree que este hecho se puede considerar como maldición generacional, en la sección titulada “Génesis 3:16-19 fue anulada”, en la página 95 del libro “En la Gracia”, está el análisis y su anulación como tal.

Josué 6:26 señala el juramento, el cual se considera una maldición sólo hasta la primera generación. Esta maldición es de parte de Josué, pero en el nombre de Dios. La maldición de Eliseo en el nombre de Jehová en 2 Reyes 2:23-24, se efectuó inmediatamente, por tanto no fue generacional.

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