Vinos tranquilos del mundo y sus características organolépticas diferenciadora
fernandabeltranEnsayo21 de Abril de 2013
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Vinos tranquilos del mundo y sus características organolépticas diferenciadoras.
J.M.G.
No existe una norma absoluta para clasificar los diferentes tipos de vinos que existen en el mundo. Una forma practicada por instituciones como Le Cordon Bleu de París, respeta la denominación utilizada en el Viejo Mundo (Europa y Asia Menor, cuando se habla de vinos), que lista a los vinos según la región de la que proceden. El razonamiento para usar este sistema dice que el clima y tipo de suelo donde la vid ha crecido, tienen la mayor contribución al carácter de la bebida. Este sistema ha llegado a tener legislaciones a nivel nacional en varios países, donde el término "denominación de origen" (D.O. en España, A.O.P. en Francia, DOPG en Italia, QmP en Alemania, D.O.P. en Portugal) garantiza la elaboración en una zona geográfica con unos parámetros mínimos de calidad. Bajo el sistema D.O., los tipos de uva empleados en un vino pasan a tener menor importancia.
En el Nuevo Mundo se da preferencia a denominar los vinos según el tipo de uva que se ha utilizado. En el contexto vinícola, "Nuevo Mundo" significa todo lo que no es "Viejo Mundo", es decir, además de América, son incluidos Australia, Nueva Zelanda y África del Sur.
La diferencia entre los dos tipos de clasificaciones radica en que el Nuevo Mundo, al estar menos restringido por la tradición vinícola europea, ha preferido comercializar sus vinos como varietales. Un vino varietal es aquel elaborado con un sólo tipo de uva, o es una mezcla donde hay un tipo de uva que predomina sobre los demás (de 75 a 90%, depende del país). En cuanto a las variedades, Italia cuenta el mayor número de vid autóctona. Sin embargo, los tipos de vino y los varietales que los componen tienen algunos componentes que los hace semejantes entre sí mismos como lo explico a continuación: Los vinos blancos tranquilos son elaborados a partir de un sinnúmero de variedades de vitis y cada una de ellas le confiere al vino final unas características organolépticas que se diferencian entre sí mismas.
Está el latente caso de uno de los vinos blancos más importantes del mundo actual, como lo es el verde sauvignon blanc de Nueva Zelanda, el cual posee una marcadísima y elegante acidez, sabores punzantes y un carácter irreverente de juventud, acompañado por lo general de agradables aromas y sabores que nos recuerdan a las grosellas verdes espinosas y en ocasiones, un carácter vegetal inconfundibles; pero el Sauvignon blanc de Mendoza en Argentina por ejemplo, posee ese identificable color claro que nos grita juventud, la cual se pierde en las melifluas caricias de una fruta fresca un poco menos vibrante y menos ácida que la de nuestra compañera de Nueva Zelanda. Para no extenderme tanto, cito otro ejemplo de vinos elaborados a partir de esta bella uva blanca, como lo son aquellos elaborados en las regiones de Sancerre y Pouilly Fumé, en la franja Nordeste de Francia: Vinos de acidez marcada, redondos, minerales pero menos fiables y en ocasiones con menos trazabilidad que los anteriormente citados.
Para hablar un poco de variedades tintas del mismo género, quisiera citar un ejemplo tácito que tiene que ver con la sencilla diferencia de cultivarlas en distintas latitudes; es el caso del maravilloso vino Malbec Argentino que si bien, podemos encontrarlo en una región como Mendoza, lleno de mucha concentración de fruta muy madura, mucho alcohol, taninos dulces y ligeramente herbácea, obtiene una transformación drástica si la variedad con la que elaboramos nuestro vino proviene de una región Argentina como lo es Patagonia, pues allí el malbec disminuye su concentración, incrementa su acidez debido al distanciamiento del viñedo del eje ecuatorial y se torna más elegante y mineral.
Esto es sólo un abre bocas de las características organolépticas diferenciadoras en este universo
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