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Viviendo la religiosidad.

FamilyperroEnsayo6 de Agosto de 2016

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VIVIENDO LA RELIGIOSIDAD

La misa del domingo.

Adriana Esperanza López Saavedra.

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MARTHA GERVASIO LÓPEZ

1 de Abril del 2016

Índice

Resumen…………………………………………………………………3

Viviendo la religiosidad.

La misa del domingo………..…………………………………………...4

Anexo 1

Cuento.

El ahorcado que me convenció………………………………………….9

Lista de referencias…………………………………………………….10

        


Resumen.

El siguiente ensayo tiene como objetivo el integrar  algunas de las diferentes líneas de estudio de la psicología, en el contexto de un país lleno de tradiciones, y de riqueza propia como lo es México en su práctica religiosa.

Tomando como referencia para este ensayo un entorno meramente religioso: la tradicional misa de domingo en la capital del país, la ciudad de México, y como referencia dos templos católicos situados al sureste y en el centro de la capital, las delegaciones de Tláhuac y Benito Juárez.

La religiosidad es un concepto que está muy arraigado al pueblo mexicano, forma parte de la misma identidad nacional de éste, con el que la gran mayoría de su población tiene un cierto nivel de relación  a veces directa, a veces indirecta.

Pero ¿es adecuado el uso del concepto de religiosidad? o es más bien otra palabra, la que significa la búsqueda de la relación Dios-hombre, que tal: espiritualidad.

Sin embargo ¿qué tan sólida es dicha relación cuando no se tiene una construcción y reconocimiento al sí mismo?

Es por este motivo que a los mexicanos  nos es difícil verificarnos como una potencia del existir, porque simplemente aún no tenemos el conocimiento de que somos.

Palabras clave. México, templos católicos, religiosidad, espiritualidad, Dios, sí mismo

Abstract

 The following essay aims to integrate some of the different lines of study of psychology, in the context of a country full of traditions, and own wealth as Mexico in its religious practices.

With reference to this essay a purely religious environment: the traditional Sunday mass in the capital, Mexico City, and as a reference two different Catholic churches located in  the southeast and center of the capital, in  also different townships Tláhuac and Benito Juárez.

Religiosity is a concept that is deeply rooted in Mexican people, is part of the same national identity of this, in which the vast majority of the population has some level of religious relationship sometimes direct, sometimes indirect.

But is it appropriate to use the concept of religiosity? Or is it another word, which means the search of the relation between God-man, that such spirituality.

Nevertheless, how strong is this relationship when you do not have a construction and recognition of the self?

It is for this reason that for us Mexicans is difficult to realize ourselves as a power of existence because even simply we do not have the knowledge of what we are.

Keywords. Mexico, Catholic temples, religiosity, spirituality, God, self.

        

VIVIENDO LA RELIGIOSIDAD.

La misa del domingo

México es un país pletórico de tradiciones, de costumbres y  de creencias, somos un país con una cultura inmensa,  situado geográficamente dentro de una zona abundante de bendiciones naturales, nuestra historia es tan vasta, es más; tenemos lo que muchos países no, un origen propio que nos reafirma como nación. Con este ensayo pretendo ubicar la religiosidad expresada en algunos sectores observados a pesar de la diferencia del entorno, y poder construir un puente de similitudes entre estos diferentes entornos.

En México la mayoría de la población se dice pertenecer al catolicismo, algunos lo practican, algunos no, sin embargo se consideran en la categoría de los que si son, y este nombramiento a título de nación es una parte medular de la cultura con la que aunada a la educación formal un mexicano integra parte de su nacionalidad. ¿Por qué? Porque existen ciertos valores que nos caracterizan como mexicanos, la solidaridad, la fiesta, el ingenio, son algunos de dichos valores pero también tenemos otros que aunque pareciera que no es propio de toda la nación, México efectivamente es identificado en el exterior como un pueblo, católico, de fe, devoto de la Guadalupana.

 La Semana Santa es por tradición una fecha en la que algunos  abuelos decían: “Se debe guardar” “es de recogimiento” “estamos de luto por la muerte de nuestro Señor” hasta el “Todo por causa nuestra, para salvarnos “ lo cual implica desde la culpa hasta un fragmento de identidad heredada casi obligadamente, sin embargo en nuestro carácter de fiesta permanente; la espiritualidad está ensombrecida por la religiosidad pagana de imágenes veneradas a conveniencia, donde se funden las historias personales con la necesidad de demostrar al otro lo que soy, lo que tengo, lo que hago, dejando al propio ser indefenso y vulnerable.

Y justo ese pueblo devoto, educado en el seno de una familia de tradiciones, se encuentra en la misa del domingo, semana a semana, a veces cambiando de sede, porque ya se aburren de la homilía del mismo sacerdote, porque se tuvo un compromiso y vamos a otra iglesia que esté más cerca, o quizá porque el ambiente de la iglesia ya no es igual.

 Suena curioso pero es una realidad y basta con acudir a estos templos católicos, escuchar a los feligreses para escuchar una gran variedad de comentarios de todo tipo, pero tristemente no de la homilía recién escuchada.

¿Cómo vive nuestro país la religiosidad? ¿Entiende la población el concepto como tal o lo que se pretende es más bien vivir la espiritualidad?  Verdaderamente se puede decir que el comportamiento de una población se determina en una gran parte por manera en la que vivió  cierta generación, seguro que esto es así.

Como ejemplo podemos ver a la población de México como un  país de culto marista, que definitivamente está guiada por esas tradiciones que se han heredado y practicado a partir de la conquista y sublevada después con la aparición de la Guadalupana en el Cerro del Tepeyac. Visión que nos abraza para podernos expresar como un pueblo bueno, generoso, humilde, sencillo, pero al fin y al cabo, conquistado.

Antivalor ese, el de ser conquistado, lo cual en mi opinión ha sido un lastre que desde siempre ha acompañado a la mediocridad con justificación, pues para poder ser nombrado como un ser valioso en esta sociedad se tiene que ser “el más pequeño de todos mis hijos” [1]motivo por el cual el mexicano tiene la tendencia a empequeñecerse ante un igual.

La iglesia de María de Guadalupe ubicada en la delegación de Tláhuac, en una zona popular de clase media- baja, es algo así como un lugar que estampa a la perfección esto que comento, pues la comunidad que se reúne los domingos para celebrar misa, está a su vez subdividida en diferentes categorías según los horarios, en la mañana a la misa de 7 acude una población de personas en su mayoría de la tercera edad, pero van solos , sin compañía, se conocen entre ellos pues se saludan, se acomodan en lugares previamente establecidos, lugares designados en silencio dependiendo de la antigüedad de asistencia a ese horario,  dependiendo también de la habilidad de relacionarse con el sacerdote, lo que me hace voltear la mirada a la manera de estar organizados en este templo.

 Esta organización aunque pequeña tiene los roles bien establecidos, todos los que participan tienen un trabajo que hacer, sin embargo es curioso que varios de ellos no perciben un sueldo como tal, son más bien voluntarios los cuales me dieron la impresión de que ellos pagarían por pertenecer y ser nombrados como miembros de la iglesia, antes que recibir un salario.

Lo mismo pasa con los otros horarios, en la misa de 12 quienes participan se vuelcan al servicio, y son reconocidos como indispensables para la buena organización de la iglesia, aunque la población es diferente, asisten familias completas, con niños. Los niños asisten más bien obligados, con la ropa de la actividad que la familia ha designado para ese día y digamos que el comportamiento es aceptable, no se observan atentos al sermón, y los niños más grandecitos recitan las oraciones de cajón memorizadas por imitación.

Los padres están al pendiente, pero de lo que pasa en la Iglesia, de cómo se visten los otros, de si llevaron a un amiguito del hijo, que quien es ese amiguito, que quien es su papá, y se contentan con una respuesta tan breve como su propia atención en el sentido de la misa, pareciera que todos esperan ya la bendición que marca la posibilidad de irse, tal como lo hace un árbitro en un partido de futbol.

Tal actitud es simpática, pues a mi manera de ver este entorno social, no puede entender que significa el ser espiritual, pues parece que no han venido a atender lo que es el mensaje que se nos pretende dar, sino a ellos mismos dejar su propio mensaje, el cual justo comienza a la salida de la misa, donde ahora sí, libremente se interesan en los puestos ambulantes, en la algarabía de la comunicación y la comilona.

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