Voto Femenino Nicaraguense
rbk199 de Octubre de 2014
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El voto femenino en Nicaragua: una historia oculta
El 20 de abril de 1955 se aprobó el voto femenino en Nicaragua y el 3 de febrero de 1957 las mujeres votaron por primera vez. Estamos a 57 y 55 años de estos hechos trascendentales en la vida política y social de cualquier sociedad.
Un momento propicio para conocer y reconocer a nuestras sufragistas, como Josefa Toledo de Aguerrí, nuestra primera feminista, Angélica Balladares de Argüello, María A. Gámez y María Cristina Zapata Malláis, quienes aunque no protagonizaron grandes marchas o protestas, como en otros países, sí alzaron su voz y su pluma para defender los derechos de las mujeres en una época en donde la costumbre y el espacio “natural” era el hogar.
A pesar de la importancia y trascendencia de la conquista del voto femenino, en Nicaragua el tema ha sido ignorado por nuestra historiografía, y la poca información disponible nos lo ha mostrado como una concesión de Anastasio Somoza García (1896-1956), obviando la lucha de nuestras sufragistas.
Con motivo del 57 aniversario de la aprobación del sufragio femenino publico un extracto de mi trabajo El Voto Femenino en Nicaragua: una historia oculta, cuyo artículo completo se encuentra publicado en la edición 91 de Encuentro, Revista Académica de la Universidad Centroaméricana.
Movimiento sufragista nicaragüense
Las mujeres nicaragüenses han tenido un rol protagónico en diferentes momentos históricos, pero nuestra narrativa no ha mostrado mayor interés por conocerlo y registrarlo, salvo sobre la lucha revolucionaria o pos revolucionaria. El interés por la lucha de nuestras sufragistas ha sido escaso, salvo en algunas excepciones, entre las que se destacan: Gema Santamaría (2005), Victoria González (1996a, 1996b, 1998), Ricardo Baltodano (2008) y la española Teresa del Cobo (2006, 2008).
La conquista del sufragio femenino en Nicaragua, al igual que en el resto del mundo, enfrentó obstáculos relacionados con el pensamiento y modelo patriarcal. Para las sufragistas nicaragüenses, tener derecho a votar era vital para ejercer la ciudadanía plena; para la clase política criolla no era prioridad.
Las primeras voces demandando el voto femenino en Nicaragua datan de inicios del siglo XX, y su principal abanderada fue la Profesora Josefa Toledo de Aguerri (1866-1962), quien además propugnaba por derechos laborales y educación universitaria (del Cobo, 2008). De acuerdo a la abogada y líder feminista, Guadalupe Salinas, también se destacaron en esta lucha las sufragistas Angélica Balladares de Argüello, María A. Gámez, hija y discípula del historiador José Dolores Gámez, y María Cristina Zapata Malais, todas de tendencia liberal (comunicación personal, 24 de febrero de 2011).
En el caso de Toledo de Aguerri, fue la primera mujer nicaragüense que ocupó el cargo de Directora General de Instrucción Pública (1924). Es reconocida como precursora del Movimiento Feminista Nicaragüense y madre de la educación nicaragüense (Asamblea Nacional, 2010). Se autodefinía como una feminista conservadora, pero sus planteamientos eran demasiado liberales o “atrevidos”, tomando en cuenta la época que le tocó vivir. En 1938 planteaba: "Una de las características del feminismo es considerar a la mujer idónea para encontrar en 'sí misma su medio y su fin'. Poder vivir con independencia del hombre si así lo quiere, y ganarse la vida" (Toledo, 1938, citada por González, 1996b).
Para demandar sus derechos políticos y civiles, las nicaragüenses se organizaron desde inicios del siglo XX. En las dos primeras décadas, grupos de mujeres de clase media y de la élite formaron el Club de Señoras de la Capital (1916) y la Junta Femenina de Beneficencia (1918), quienes combinaban labores de caridad con sus demandas por el sufragio
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