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Ética Profesional.


Enviado por   •  8 de Septiembre de 2013  •  Exámen  •  1.198 Palabras (5 Páginas)  •  286 Visitas

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EL DEBER

Asignatura

Ética Profesional

Fecha

18/08/2013

INTRODUCCION

En el lenguaje de los Hindús el deber se llama Dharma, que significa religión. Mientras uno más estudia la naturaleza y el carácter de lo que llamamos deber, más empieza a saber que en el espíritu del deber es dónde se encontrará el alma de la religión. Si el deber no fuera tan sagrado como para jugar una parte importante de nuestra vida, una forma de religión no significaría nada para un alma considerada. Por lo tanto fue sabio de parte de los ancianos llamar religión al deber o deber a la religión. Por cuanto la religión no consiste en realizar una ceremonia o un ritual; la verdadera religión es el sentimiento o el sentido del deber. El deber no es necesariamente el propósito de la vida, pero sí es un faro en el puerto, que le muestra a uno, “Aquí está el lugar de aterrizaje, aquí haz llegado, aquí es tu destino.” Podría no ser el destino final, pero hasta en el deber uno encuentra un camino que lo lleva al propósito de la vida.

El concepto de deber ocupa uno de los lugares centrales de nuestro lenguaje moral. Nos referimos con él a los mandatos y obligaciones mediante los cuales modificamos nuestra conducta y, en general, al conjunto de exigencias que conforman nuestra praxis cotidiana. Añadir el predicado moral implica introducir un factor diferenciador esencial: se trata ahora de una auto obligación, de una autolimitación, que, a diferencia de otro tipo de coacciones, se enfrenta sólo a las sanciones internas derivadas de nuestra propia conciencia de la responsabilidad de la acción.

Parece que, aun cuando el conocimiento del deber se adquiere después que un niño ha venido al mundo, también el niño ha traído con él a este mundo un sentido del deber. Y de acuerdo con el sentido del deber que muestra el niño, hace una promesa de un buen futuro. Una persona podría ser muy formada, capaz, calificada, ponderosa, influyente y aún así si no tiene sentido del deber, no puedes confiar en ella. Tan pronto como averiguas que existe un sentido viviente del deber en una persona, de una vez te sientes confiado; sientes que puedes confiar en esa persona. Y este sentimiento que tienes es mayor que cualquier otra impresión que otra persona pudiera darte; en esto está toda la virtud y fuerza y poder y bendición. Valoras un amigo en quien puedes confiar; valoras una relación en la cual confías. Por lo tanto, todas las calificaciones que tenga un hombre parecen estar en la superficie, pero debajo de ellas hay un espíritu que las mantiene vivas y las hace realmente valiosas, y ese espíritu es el sentido del deber. Aquéllos que han ganado la confianza de toda una nación, y ha habido unos pocos en la historia del mundo que han ganado la confianza de una multitud, esos han probado ser realmente grandes; y lo lograron desarrollando el sentido del deber.

EL DEBER

El concepto de deber ocupa uno de los lugares centrales de nuestro lenguaje moral. Nos referimos con él a los mandatos y obligaciones mediante los cuales modificamos nuestra conducta y, en general, al conjunto de exigencias que conforman nuestra praxis cotidiana.

Opiniones

Padre de Familia

El sentido del deber se puede ir inculcando en los jóvenes ya que pasan por alto los deberes que tienen que desempeñar en sus hogares. Ellos no han aprendido a encargarse de los deberes y a llevar las responsabilidades que les corresponden en el hogar. Muchas veces por culpa de una madre fiel y práctica que lleva muchas cargas que sus hijos no le debían haber permitido llevar, entonces los jóvenes pierden el sentido de responsabilidad y dejan de honrar a su madre.

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