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Ética Y Deontología Forense


Enviado por   •  2 de Marzo de 2014  •  3.045 Palabras (13 Páginas)  •  402 Visitas

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INTRODUCCION

La deontología jurídica trata sobre la moral del abogado y la forma de actuar con su cliente, el profesional del derecho tiene que defender los intereses de su patrocinado siempre actuando con la verdad y siempre teniendo en cuenta su ética profesional.

El abogado que es honesto tiene como deber ético el guardar reserva de los asuntos vinculados con la vida privada de sus clientes. Ello, porque se debe proteger el bien jurídico correspondiente a la intimidad de la vida privada de las personas, protegidas por la normatividad jurídica.

La ética constituye el ámbito que inspira y cobija los más nobles sentimientos del ser humano. Sin ética el hombre estaría sin "hogar", a la intemperie, desamparado en un mundo en el que sólo imperaría la ley de la selva y la de los más bajos instintos.

Es un importante deber de las Facultades de Derecho y de los colegios de abogados preocuparse seriamente y con sentido de responsabilidad de recordarle a los que ejercen o han de ejercer la abogacía cuales son sus deberes.

1. Investigue sobre la crisis de la ética de la abogacía

La historia de los abogados tiene 5 milenios con bastantes episodios vergonzosos. Ya las leyes griegas de Dracon y Solon ordenaban aspersiones con agua para purificar el areópago después de cada sesión. Augusto tuvo que sancionar las desviaciones de la pura tradición honoraria romana, para vencer las codicias abogaciles. En la media Española se suceden los acuerdos de Cortes contra los malos abogados que que culminaron con las ordenanzas de los Reyes Católicos (1495) “para evitar la maldición y tiranía de los abogados que usan mal de sus oficios”. Pero la situación actual es preocupante pues hay una concepción y practica predominante que considera el ejercicio de la abogacía como una técnica desvinculada de todo ejercicio de virtudes. Como dice Serrano Suñer, “ a los antiguos despachos, cuyo prestigio se cimento en virtudes y valores de alta cotización intelectual y moral, van sucediéndose oficinas gestoras de los grandes negocios, con ramificaciones internacionales, provechos financieros e incentivos políticos, del mas innoble y descarado trafico de influencia política”.

El desprestigio actual se siente cuando la gente tiene miedo acudir a un abogado creyendo que saldrá perdiendo de todas formas. Se considera al abogado experto para “ instrumentar trampas, para inventar litigios, para llevar a la cárcel a cualquier persona, dando aspecto penal a lo que es esencialmente civil. Los juicios se eternizan y para lograr que se activen se tiene que recurrir, en muchos casos, a la influencia del dinero”. Los “mejores” abogados son aquellos que consiguen alargar décadas asuntos espinosos en los tribunales basándose en excepciones, recursos, replicas sin ningún límite moral.

Hoy el problema de la abogacía se agrava pues las oficinas gestores de los grandes negocios tienen ramificaciones internacionales, provechos financieros e incentivos políticos, del mas innoble y descarado tráfico de influencia política . la nueva abogacía no es ya un mundo aparte sino que está mezclado con un conjunto de asuntos muy diferentes de los jurídicos. La existencia de los abogados de empresa, de los despachos colectivos, de los despachos transnacionales, los equipos interprofesionales, la informatización de la sociedad hacen que el modelo antiguo de abogado sea hoy insostenible en muchos lugares. El urbanismo, las finanzas y las grandes empresas requieren la colaboración entre profesionales y hacen que el abogado entre en un mundo que hasta hace pocos años era impensable. Esto ha originado que la abogacía esta muy estrechamente unida a lo económico y político en las altas esferas.

Los abogados han cambiado radicalmente en los últimos cuarenta años: antes actuaban fundamentalmente con los tribunales, hoy en distintas áreas ; antes trabajaban sobre todo aislados, hoy sobre todo asociados ; antes era técnico en todas las materias, hoy en un solo tema ; antes formaban parte de una cierta elite (puesto altos en la pirámide social) y provenían de familias bien situadas, hoy con la generalización de los estudios universitarios ni son elites ni provienen de élites; antes se llamaban “ señor abogado”, hoy el “señor” ha desaparecido. No es de extrañar que muchos inconscientemente pretendan poner difícil la entrada a un coto privado qu hasta hace unos años era privilegio de una minoría.

Aparte de este cambio radical y acelerado, los motivos de la oposición a los abogados hay que enmarcarlas en la crisis del funcionamiento de la administración de justicia, que fundamentalmente tiene tres causas – consecuencias:

1)el retraso y burocratización de la justicia: la falta de rapidez y la multiplicación absurda en esas operaciones mecánicas; 2) la diferencia entre derecho y opinión pública ( que lleva la inadaptación de la ley a las necesidades de la sociedad; 3) la creencia que la administración de justicia es una terea fácil para cualquier persona competente, lo cual en gran parte es verdad, y la innata reacción humana a las restricciones frente a unos profesionales en exceso corporativizado y privilegiados.

La situación de crisis actual hace mella en muchas conciencias abiertas a plantearse los problemas a fondo. Pero nuestro cuestionamiento es mucho mas fundamental. Como pusimos de manifiesto en el capítulo que tratamos sobre las relaciones derecho - moral ya no podemos mantener el paradigma moderno sino que tenemos que reconstruirlo desde la crisis de la modernidad que estamos padeciendo. Por supuesto, siempre puede uno permanecer al margen de la historia y de los cambios en mundos angélicos, en conservadurismo recalcitrantes en voluntarismo inhumanos progresistas. Pero la situación actual implica plantearse al menos estas tres cuestiones:

a) Tenemos que aceptar que en muchas ocasiones ambas partes tienen algo de razón y no podemos suponer que la razón esta totakmente de un lado. Se trata de romper el dualismo de nuestro sistema procesal de vencederos o vencidos. No siempre necesitamos un ganador.

b) No debemos separar clara y tajantemente las peticiones de las partes contendientes. no tienen por que ser partes enfrentadas y opuestas. La razón no tiene por que nacer de la confrontación de puntos de vista rivales. Lo que en el fondo se debate en muchos casos no es algo rígido como una norma sino algo flexible y pactable como pueden ser intereses comunes. Se trata de romper

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