ANTROPOLOGIA DE GÉNERO

El principal de objetivo de la antropología del género es descubrir, analizar y explicar las diferencias y las similitudes entre culturas. En otras palabras lo que quiere hacer la antropología es desengrosar lo que es el ser humano, apartándolo del pensamiento de la cultura como algo concreto que diferencian a las sociedades.

Esta desde un principio tenía como voz principal la del varón, que era el único exponente de esta. Aunque nunca dejo a un lado completamente a la mujer siempre se noto su dominancia en este tema y no es sino hasta la segunda mitad del siglo XX, que la antropología comenzó a analizar a la mujer, pero no desde un punto de valor, sino que tan solo la miraba desde el punto de parentesco, donde la mujer era vista como una generadora de hijos tan solo, sin darle valor como sujetos en sí mismas.

Pero el problema no es sólo que la Antropología haya sido construida como cuerpo teórico por varones que han ido a buscar informantes de sexo masculino, olvidando la perspectiva de la mitad femenina de la especie, que no podía fabricar sus propias teorías y que, como posteriormente se ha visto, ha mostrado un interés mucho mayor en estudiar mujeres. (María Eugenia Carranza Aguilar 2007: 2)

La antropología al ser desarrollada por hombres, hacia que las mujeres no sean tomadas con mayor importancia. Pero al comenzar a surgir la idea de mujeres analizando la cultura, se nota que estas analizan solo mujeres y al igual que los hombres obvian a la otra mitad de la humanidad, es decir hombres analizando hombres y mujeres analizando mujeres. Notándose un gran desequilibrio porque lo único que podría acabar con el machismo seria la inclusión.

El androcentrismo que caracterizó tanto a la antropología sociocultural clásica como al conocimiento científico en general está probado de sobra. Fue el movimiento feminista de posguerra que suscitó nuevas inquietudes y una nueva sensibilidad, sobre todo entre antropólogas, por la tradicional negligencia en la disciplina de los quehaceres específicos y las vidas de las mujeres dando origen a la antropología de género. (Verena Stolcke 1996:2)

Al ver la represión en las mujeres, y la exigencia de ser tomadas en cuenta comienza surgir un nuevo medio de expresión donde hombres y mujeres analizan y son analizados como actores sociales importantes para la sociedad y la cultura. Al desarrollase la antropología de género, esta trata de que exista inclusión e igualdad de parte de toda la sociedad hacia los que la integran. Y comienza a tomarse en cuenta a la mujer como un individuo que tiene valor en sí mismo, ya no tan solo siendo analizada por su parentesco, sino viendo todos los roles que desarrolla en cada aspecto diario de la sociedad.

El mismo hecho de que las mujeres hayan luchado por lo que al parecer para muchas era importante, el ser tomadas en cuenta como actores sociales, que no solo sirven de moneda de cambio, ni procreación, supone que son pensantes e intelectuales, pudiendo así aportar muchas cosas para el desarrollo de la sociedad y la cultura.

La sexualidad y el género son construcciones culturales cargadas de simbolismos, lenguajes, comportamientos y significados; de pluralidades, incertidumbres, subjetividades e intersubjetividades, y una gama de determinantes muy diversos, que reclaman esa — otra— mirada antropológica de deconstrucción del logo centrismo, de desestabilización de las “certezas irrefutables”, de descentralización e interpelación de las leyes y códigos culturales que atraviesan cognitiva (discursiva) y afectivamente la vivencia de la sexualidad y las relaciones de género.

(Blanca Elisa Cabral 2000:56)

Al hablar de la construcción de la cultura, tenemos que tomar en cuenta todo lo que confiere a cultura, desde las personas que intervienen hasta cómo se desarrollan en esta formando las sociedades que se distinguen dependiendo de la cultura a la que pertenezcan. Analizando todo esto nos damos que tanto hombres como mujeres intervienen en una sociedad y por ende a una cultura. Cada una con sus características especificas, y apartándose con gran diferencia unas de otras. Pero al buscar el logo centrismo tenemos que ver la igualdad que hay entre cada cultura y sociedad, puesto que no hay una sociedad o cultura general y estándar para poder comprarlas unas con otras, entonces al buscar la igualdad, nos vamos a encontrar que las características siempre van a ser diferentes tanto por la localidad, como por las personas que intervienen. En cambio el principio va a ser siempre el mismo; observado notablemente en lo que cada persona quiere o piensa, y la herencia que cada una toma.

A su vez, es cierto que la Antropología del Género ha tenido y continúa teniendo una cara femenina. Aunque algunos hombres, ocasionalmente, han estudiado y estudian aspectos del género, las investigadoras más relevantes y su audiencia suelen ser mujeres, justamente en razón de su pertenencia a un grupo social subordinado en virtud de la jerarquía de género. (Cáceres 2008:25)

La igualdad nunca se va a llegar a ver algo en concreto, pues aunque cualquiera de las dos partes este incluida siempre va a haber una predominante, puesto que los intereses son diferentes. Pero el realce del feminismo en la antropología de género es directamente proporcional a cuan sometidas y calladas estas fueron, dado que al ver que ya tienen voz y voto van a aprovecharlo, aunque la sobre exageración de esta gana de ser escuchadas a llegado a una jerarquía de género, donde más que nada en la antropología de género mandan las mujeres, aunque los hombres también estén incluidos en esta, hay muy poca relevancia pues el enfoque de la antropología de género son las mujeres ya que ellas fueron las subordinadas que ahora comienzan a tener inclusión.

La antropología se ha interesado desde siempre en cómo la cultura expresa las diferencias entre hombres y mujeres. (Marta Lamas 1986:174)

Este feminismo también denota que desde un principio las diferencias entre hombres y mujeres no son solo físicas, sino también culturales y sociales. El cambio del punto de vista en la antropología de género es que deja a un lado el androcentrismo para tratar de llegar a un logo centrismo, basado en la idea de la inclusión e igualdad dentro de la sociedad para cada persona que la compone.

Otra cosa que influye en el desarrollo de la antropología de género son los movimientos sociales, pues estos mueven masas conformadas por personas que creen en cierto ideal y lo apoyan. Entonces basándose en este exigen derechos y toman ciertas obligaciones, aunque algunos no buscan la inclusión ni la igualdad sino la superioridad.

La conciencia del sesgo androcéntrico nos señala que no sólo el Otro sino también la Otra son nuestros interlocutores. Nos advierte sobre todo de la necesidad de replantear la noción de diferencia que constituye el núcleo central de la antropología para que abarque no sólo las diferencias culturales sino también las diferencias de género (así como raza, etnia o clase). (Yolanda Aixela 2003: 82)

En la antropología de género se debe tomar en cuenta que cada aporte debe ser bien tomado y escuchado puesto que las diferencias que existen entre cada cultura, podrían explicar comportamientos de la misma y quizás incluso generar una inclusión social de todo tipo; logrando así que hombres y mujeres de diferente etnia o clase sean escuchados libremente y sean tomados en cuenta puesto que ellos son los que forman la cultura y la sociedad como tal.

Otra forma de incluir la antropología de género es la evolución del pensamiento ya que al mantener la idea de que se debe ser escuchado tanto por su cultura y estatus social, distinguiendo a la clase alta de la baja, discriminando a esta ultima sin tomar en cuenta sus ideas pensamientos y deseos de construir una cultura donde todos puedan ser escuchados. Lo mismo pasa con las mujeres al ya que al ser vistas como un sexo “débil” por así decirlo sus ideas y pensamientos no han sido de gran repercusión en el mundo antropológico varonil.

“En la investigación, análisis e interpretación de la sexualidad no hay absolutismos. No existe la verdad absoluta. Es inalcanzable. La expresión sociocultural de la sexualidad es la cara polivalente de la diversidad, donde la antropología tiene que desenredar series de fenómenos opuestos: heterogeneidad versus homogeneidad, centralidad versus marginalidad, fobia versus filia, coherencia versus singularidad, regulación versus transgresión, consistencia versus debilidad, determinismo versus posibilidad, certidumbre versus inseguridad, sociedad versus sujeto... uniformidad versus diversidad. Estos son los paradigmas de la teoría cultural de la sexualidad. La antropología, descansando sobre estos pilares, parece estar <confortablemente> asentada, aunque el escenario se caracterice por la inestabilidad. Pero, hoy día, no hay lugar para paraísos”. (Nieto 1993:40)

En cambio hay otros autores que piensan que la verdad absoluta nunca será alcanzada gracias a los paradigmas existentes en cada dase de la construcción socio cultural. Donde cada género, cultura, etnia, sexo, etc., trata de llegar a ser absoluta. Perdiendo así el ideal de inclusión.

Por ende al existir la antropología de genero no se a logrado aun un equilibrio, sino que mas bien el mayor logro de la antropología es la inclusión de diferentes tipos de opiniones de diferentes culturas y sexos. Que aportan a una mejor construcción de una sociedad.

Nunca podrá existir una inclusión total e igualdad pero al intentarlo los discrusos de cada actor social van a ir aportando a la construcción de sociedad.

CARRANZA, María Eugenia; 2007

Antropología y Género. Breve revisión de algunas ideas antropológicas sobre las mujeres. SEMINARIO MULLERES E UNIVERSIDADE (SMU)

AIXELA, Yolanda; 2003

La perspectiva de género en la antropología social clásica.

CABRAL, Elisa; 2000

Sexualidad y género en subversión antropológica. CENTRO DE INVESTIGACIONES ETNOLÓGICAS

CACERES, Aurelia; 2008

Antropología del genero, culturas, mitos y estereotipos sexuales.

LAMAS, Marta; 1986

La antropología feminista y la categoría “género”.

...