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AUTODEFENSAS EN MICHOACAN


Enviado por   •  13 de Marzo de 2014  •  2.483 Palabras (10 Páginas)  •  532 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Debido a los múltiples problemas de seguridad Pública que han existido pero ahora, en la actualidad se han agudizado y surgen las autodefensas comunitarias para la protección de sus habitantes y comunidades.

Desde hace décadas surgieron los movimientos de autodefensa en México. Actualmente, 22 municipios étnicos de nueve estados cuentan con cuerpos de seguridad propios. Algunos datan del siglo XIX y otros tienen meses de nacimiento. Los pobladores igual se defienden de la delincuencia y de proyectos que atentan contra su patrimonio

Una revisión periodística revela que en el país actualmente hay 36 grupos de autodefensa en ocho estados; Guerrero, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Veracruz, Chihuahua, Estado de México y Jalisco.

En ésta investigación, hablaré solamente del estado de Michoacán.

Hoy en día Michoacán se considera como uno de los estados de contexto violento, esto se debe a que durante muchos años han sido víctimas de abuso, inseguridad, delincuencia, maltrato, falta de interés en la autoridades para poner un alto a aquellos que causan tal terror en la calles de Michoacán.

Las autodefensas luchan por la seguridad en sus poblaciones, luchan contra la mafia, narcotraficantes, asesinos y demás personas que alteran sus vidas atacándolos y también quitándoles la vida a miles de personas culpables, pero también a las inocentes, atentan contra la seguridad de los habitantes en todo Michoacán, ya que los autodefensas afirman que los encargados de la seguridad en sus poblaciones y en el país no están haciendo nada bien su trabajo, que los policías y políticos encubren a los líderes de las mafias que circulan y controlan el país, por eso las autodefensas quieren tomar el papel de los policías y hacer justicia por ellos mismos, ya que están cansados de pedir apoyo y ser ignorados, se han levantado en armas y tomado posesión de muchos lugares de Michoacán para buscar y encerrar a narcotraficantes y demás personas que atentan contra la seguridad de las personas.

INVESTIGACIÓN

Los grupos de autodefensa se crearon hace 17 años en Guerrero. Al inicio de la gestión presidencial de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), comenzó una lucha por combatir al Narcotráfico en el estado de Michoacán iniciando las acciones de batalla, con el Operativo Conjunto Michoacán, y aunque en entidades como Tamaulipas, o Veracruz los asesinatos por parte de criminales y su poderío bélico disminuyo considerablemente, la campaña contra el crimen organizado ha hecho que estos respondan violentamente, a lo que la población civil permanece con latente riesgo de sufrir a causa de las escaramuzas entre estas organizaciones, así como de sus abusos. Lo cual al provocar una interrupción en la vida y actividades cotidianas, concluyo con la auto-organización del pueblo en general, para defender su soberanía, hacer frente a las organizaciones criminales y protegerse de sus abusos, esto debido a la incompetencia de las Policías Municipales, y estatales, para proteger a la población, quienes a su vez, sufren extorsiones tanto de los criminales, como de las fuerzas del orden, a cambio de protección. Estos empezaron como grupos mal organizados, pero poco a poco fueron organizándose mejor incluso actualmente cooperan en actividades de la Policía Federal y El Ejercito Mexicano.

Grupos de autodefensa que desde hace un año enfrentan al cartel de los Caballeros Templarios en el oeste de México comenzaron a enfrentar divisiones internas, en medio de acusaciones mutuas de dos de los dirigentes que surgen justo cuando las acciones oficiales contra aquel grupo del narcotráfico han sido más exitosas. Las tensiones salieron a la luz apenas un día después de que fuera asesinado el hombre considerado como líder máximo de los Templarios, Nazario Moreno, alias el Chayo, dado por muerto por primera vez en 2010 a partir de indicios que resultaron falsos. La división se ha dado entre autodefensas de Buenavista Tomatlán, municipio del estado occidental de Michoacán donde esos grupos de civiles armados surgieron en febrero de 2013, cuando dos líderes de distintas facciones se lanzaron acusaciones e, incluso, uno de ellos movilizó a su gente armada para reclamar la salida del otro.

Las tensiones entre Hipólito Mora, uno de los líderes más visibles de las autodefensas, y otro comandante identificado como Luis Antonio Torres, más conocido por su alias el americano, han puesto en alerta a las autoridades federales que han movilizado policías a la zona y planean reuniones con ellos el martes para tratar de aligerar las tensiones.

El americano ha acusado a Mora de estar involucrado en el asesinato de un miembro de su grupo de autodefensa el fin de semana. Mora, por su parte, rechaza las acusaciones y sostiene que el americano ha sido infiltrado por ex miembros de los Caballeros Templarios.

Interrogado sobre las diferencias internas, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, dijo el lunes que lo que deberían hacer es evitar confrontaciones y seguir indicando a las autoridades federales sobre la ubicación de miembros de Los Caballeros Templarios, algo que han venido haciendo por semanas. "Sería el colmo", dijo Osorio sobre los reportes de las divisiones.

Horas después de los comentarios de Osorio y en medio de esas tensiones, Mora fue trasladado la víspera a la ciudad de México para reunirse con autoridades federales, pero se preveía que el martes volviera a Michoacán. Esta es la primera vez que se hace evidente de manera pública una división entre los grupos de autodefensas, algo que para algunos expertos era previsible en un movimiento que conforme ha logrado el reconocimiento social y la interlocución con el gobierno federal da cada vez mayor relevancia a sus liderazgos. "La división entre las autodefensas es un fenómeno natural cuando aparecen liderazgos espontáneos... y sus líderes empiezan a acumular poder político súbito", Raúl Benítez, experto en seguridad de la Universidad Nacional Autónoma de México. Para el analista, las tensiones pueden entenderse como una lucha para ver quién representa a las autodefensas frente al gobierno federal, pero también deben leerse en un contexto en el que el 2015 habrá elecciones estatales en las que se elegirán alcaldías en Michoacán y es previsible que algunos de esos líderes intentarán lanzarse como candidatos. El gobierno federal, que tras el surgimiento de las autodefensas pasaron de una actitud de rechazo a una de tolerancia y por momentos de promoción, ha asumido ahora una especie de postura de árbitro. Alfredo Castillo, comisionado federal en materia de seguridad para Michoacán, dijo el martes que durante el transcurso del día tenía previsto reunirse con el Americano, en un intento de promover el diálogo y tratar de solucionar las tensiones.

Los recientes acontecimientos que se viven en el estado de Michoacán, protagonizados por el avance intermitente de las guardias comunitarias o grupos de autodefensa, en territorios donde el crimen organizado ha ejercido el poder sin consideración, vuelven a ocupar, otra vez, la atención de la sociedad mexicana y de la comunidad internacional. Las noticias e imágenes y videos que circulan en los medios electrónicos sobre el conflicto armado muestran fragmentos dramáticos sobre las luchas por la seguridad en una población que ha padecido infinidad de atrocidades e injusticias. Conversaciones con la población local que está en medio del conflicto narran historias todavía más desesperadamente dolorosas sobre la complejidad de la situación actual. La toma de Parácuaro, Antúnez y Nueva Italia por parte de las guardias comunitarias, y las respuestas del crimen organizado, desencadenaron una nueva alerta roja sobre el futuro de la seguridad en el estado. ¿Qué es lo que parece estar en juego tras estos nuevos acontecimientos?

Un primer elemento a considerar es que el surgimiento de las autodefensas, a inicios del año 2013, se dio en el marco de una serie de cambios institucionales, como el desplazamiento del PRD de la gubernatura en las elecciones de noviembre de 2011, tras dos periodos consecutivos, por parte del PRI, encabezado por Fausto Vallejo. El segundo elemento es que el surgimiento de las autodefensas se da en un momento en que el crimen organizado pareció adquirir mayor predominancia en la vida social. No sólo en el cultivo y tráfico de drogas, sino también en temas de secuestro y extorsión, además de prácticas cada vez más indignantes para los michoacanos de desposesión de propiedades, abusos, expulsiones, autoexilios, etc. El tercer elemento es un proceso de ruptura de pactos y alianzas entre quienes participaban directa o indirectamente, forzada o voluntariamente, en el mundo del narcotráfico o eran afectados por éste. Es decir, agentes importantes como empresarios agrícolas, comerciantes, intermediarios, campesinos, etc., fueron afectados de una manera u otra en sus vidas por las relaciones de poder centralizadas por el crimen organizado.

Estas tres cuestiones parecen haber generado una nueva configuración del orden político que dio origen a los grupos de autodefensa. Por tanto, su emergencia es un tipo de desdoblamiento de las relaciones dominantes, en las que grupos sociales específicos ya no estuvieron dispuestos a aceptar las reglas y prácticas emanadas del crimen organizado. En parte, la fortaleza de los grupos de autodefensa proviene de haber aglutinado y capitalizado los intereses y frustraciones de sectores de la población bajo un lenguaje de seguridad que el Estado, pese a sus campañas, no ha podido restablecer. Pero aún cuando el movimiento de las autodefensas ganó el apoyo popular, no debe echar las campanas al vuelo contra la erradicación del crimen organizado, pues dentro de las propias guardias comunitarias hay infinidad de intereses y proyectos que tarde o temprano pueden desatar otras tristes realidades, dado que su composición no es el de una “sociedad civil” desvinculada de la economía y política regional en la cual viven grandes sectores poblacionales.

Estas cuestiones nos llevan a un punto crucial del momento actual del conflicto armado en Michoacán. Dado que las autodefensas lograron colocarse como un actor central en el desplazamiento del crimen organizado, su expansión obligó a tomar posiciones que no estaban claramente definidas, o bien en algunos casos a evidenciar negociaciones ocultas. La descalificación sistemática que el gobierno estatal ha hecho de las guardias comunitarias, contrasta con la posición federal que hasta hace unos días tomó el gobierno de apoyar implícitamente a las guardias en sus tareas de limpieza social del crimen. Por su parte, los Caballeros Templarios imaginaron que detrás de los grupos de autodefensa se hallan otros cárteles, además de una estrategia tipo paramilitarismo a la colombiana para erradicarlos. Es aquí donde parece haber un punto demasiado delicado o peligroso. Si el gobierno estatal niega sistemáticamente la legalidad de las guardias, mediante la condena de no permitir mayor expansión, el gobierno federal parece actuar discretamente al contrario, mientras los Caballeros se atrincheran en la Sierra esperando mejores momentos.

Por tanto, la configuración de las guardias comunitarias (grupos con intereses de diverso tipo y alcance, personas que han cambiado de bando, personas que sólo pretenden ajustes de cuentas con aquellos grupos del crimen, por nombrar algunos), las contradicciones entre el gobierno federal y estatal, la resistencia del crimen organizado, la probable incursión de otros cárteles, etc., son los principales elementos que están delineando el escenario del conflicto armado actual. Sin embargo, a raíz de los últimos acontecimientos suscitados en la Tierra Caliente, tras la toma de Nueva Italia por parte de las guardias comunitarias y los enfrentamientos armados con el crimen organizado, se ha generado una nueva situación de emergencia sobre la seguridad y el futuro de las autodefensas. La reunión extraordinaria del gobierno federal y estatal para anunciar una nueva estrategia de seguridad, puso en cuestión otra vez la llamada legalidad de los grupos de autodefensa. Se anunció que ya no se tolerarán más tomas de territorios, que son grupos que deben retornar a sus localidades y dejar las armas, mientras el gobernador promete despachar desde el municipio de Apatzingán con el fin de generar mayor acercamiento con la población. Por su parte, los grupos de autodefensa resisten tales peticiones imaginando los peligros que pueden pasar si dejan la armas y retornan a sus comunidades como ciudadanos comunes.

En este escenario una cosa parece clara: las nuevas modalidades del conflicto armado michoacano exigen tratarlo de una manera menos simple que sólo restablecer el “orden” o la “ley”, debido al costo de vidas humanas que puede acarrear cualquier desenlace. Si las autodefensas retornaran a la vida civil, dejando las armas, se enfrentarían ante una ofensiva real y despiadada de parte del crimen organizado, puesto que entre las propias comunidades y familias, se sabe perfectamente quién es quién, lo que indudablemente ahondaría la de por sí aguda violencia. Esto traería otras implicaciones; la violencia armada de ahora se tornaría una violencia cotidiana más aguda de la que existe en las localidades actualmente; si el crimen organizado lanza una ofensiva contra los “volteados” o los que supuestamente los traicionaron, se va desarrollar un problema mayor. No se debe restar la capacidad que tiene el crimen organizado para restablecer sus dominios en contextos de un mundo lleno de complicidades ocultas. De igual forma, si las fuerzas armadas como el Ejército y la Policía Federal pretenden tomar el control total de la seguridad, desplazando a las autodefensas, es claro que ni el trabajo de inteligencia más fino les va a permitir desmantelar las estructuras del crimen organizado, ya que el narcotráfico es la cristalización de una red espesa de la misma organización económica, política y social de las poblaciones y sus mercados, tanto locales como nacionales o internacionales. Además de que su presencia en la región, la cual data de la década de los años sesenta para combatir el narcotráfico, no ha generado resultados impactantes, en parte no porque el Ejército sea ineficaz, sino por la complejidad misma de la economía y sus actores involucrados. No debemos olvidar que la violencia que se ha vivido en estos pueblos es histórica y de muy distintas dimensiones, en donde la capacidad de resiliencia que han desarrollado, las lleva a buscar distintos medios para enfrentar adversidades, ya sean legales e ilegales, formales e informales. Por tanto, no debemos ver este tipo de poblaciones como entes que pueden ser sólo objeto de intervención, como si su capacidad de organización no existiera.

Hipólito Mora, vocero de las autodefensas de Buenavista Tomatlán, reveló que ya hay miembros de esas organizaciones de civiles, instalados en Morelia y pronto empezarán “a reventar integrantes de los Caballeros Templarios a quienes tiene bien ubicados”.

Luego de que sostuvo una reunión de trabajo con Silvano Aureoles, residentes de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el activista social, sostuvo que las autodefensas que están en la capital michoacana se encuentran desarmadas.

Dijo que se trata de grupos de autodefensa de profesionistas, comerciantes y empresarios, que son oriundos de Morelia, y que ellos mismos se organizaron ante el cobro de piso, secuestro y extorsión.

En su oportunidad, José Manuel Mireles, líder de las autodefensas en Tepalcaltepec, dijo que no podía revelar la estrategia con la que atraparán a los Caballeros Templarios que ya tienen ubicados en la capital michoacana.

Sin especificar los lugares donde se localizan los líderes de la delincuencia organizada, aseveró que no habrá necesidad de llegar armados, pues en Morelia se encuentran todas las corporaciones policiacas.

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