BIBLIOTECA POPULAR INFANTIL CHAU TOTO
PaulaCovaInforme3 de Junio de 2019
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PREMIO VIVA LECTURA 2015
BIBLIOTECA POPULAR INFANTIL CHAU TOTO
(Villa 20 / Villa Lugano / CABA)
Responsable: María Belén Vázquez (DNI 30.742.619)
Categoría 2. Sociedad: Institutos de formación docente de gestión estatal y de gestión privada, universidades/facultades, profesionales vinculados a ONG u organizaciones civiles con o sin fines de lucro, y bibliotecas.
“... Toto sueña con un changuito lleno llenísimo de libros, y que él, los niños con cabeza de chuño y las niñas con cabeza de pochoclito van por los pasillos invitando a la gente de muchos lados a leer y escuchar sus historias favoritas.
Toto sueña con una biblioteca de muchos colores donde él, los niños de cabeza de chuño y las niñas cabeza de pochoclito leen, juegan, escriben, cantan, saltan, inventan historias, aprenden, se toman de las manos, comparten...”
“Toto el soñador” de Lucía López
“La biblioteca es un lugar donde uno puede consultar el mundo”[1]
Todo comenzó allá, por el año 2002. Teníamos una inquietud: queríamos participar de un proyecto en el que el derecho a la educación tuviera lugar. Es así que nos acercamos al barrio de la villa 20, en Lugano, y de a poco fuimos construyendo la Biblioteca Popular “Chau Toto”[2]. Si bien arrancamos con actividades de apoyo escolar, con el paso del tiempo empezamos a trabajar con el objetivo de sembrar el deseo de leer y nos convertimos en una biblioteca infantil.
Hoy conformamos un espacio en el que se trabaja con diferentes edades, culturas y tradiciones, buscando instaurar un diálogo basado en el reconocimiento del “otro”, sus códigos, sus costumbres, sus saberes, y apostando a la transformación social.
Brindamos préstamos de libros y talleres semanales de animación a la lectura y escritura en los que participan niños y niñas de entre 5 y 13 años –a los que cariñosamente llamamos, totos y totas- quienes transitan situaciones extremadamente complejas: dificultad en el acceso a la escuela y a los bienes culturales, inestabilidad económica, crisis habitacional, violencia (material y simbólica), estigmatización, xenofobia y discriminación.
En este contexto, y porque creemos –siguiendo a Michèle Petit (2001)– que la lectura es una herramienta fundamental para que cada persona pueda construirse como autor de su propio destino, decidimos que una biblioteca era de vital importancia para un barrio en el que el acceso a la literatura infantil es –como mínimo– dificultoso.
Armados con libros construimos sentidos, nuestra mirada sobre el mundo (y sobre nosotros mismos). Con ellos podemos, incluso, ver más allá de los que experimentamos en el día a día y descubrir otras maneras de vivir y de pensar. Además, leer facilita el encuentro con los otros, la interacción, el tejido de relaciones a partir de las cuales nos construimos como sujetos. En definitiva,
“de la mano de cuentos y poemas se puede llegar quizás, no demasiado lejos, pero sí hondo, e instalar una forma diferente de estar en el mundo. En la ficción, en la poesía, hay ideas, nociones, sensaciones, obsesiones, que pueden llevarnos a leer y sentir la realidad de otra manera. A veces, a ver lo que no vemos y sin embargo está ahí, a captar una puerta posible de abrir, a activar el deseo y la fe por lo desconocido” (Devetach, 2003: 127).
En el día a día de nuestra actividad debemos luchar no sólo contra obstáculos de tipo material sino también por transformar algunos prejuicios que conciben a la lectura de las clases sociales menos favorecidas como una actividad orientada a cierta “utilidad”; es decir, una lectura que conlleve una aplicación práctica en la vida cotidiana. De acuerdo con esta visión, los textos capaces de satisfacer una exigencia poética resultan un privilegio para algunos grupos sociales. Desde la Biblioteca Popular Chau Toto afirmamos el derecho de todos los niños y niñas a desarrollar el placer de la lectura y a disfrutar de una literatura de calidad y diversa.
Por lo anterior, el criterio de selección de los libros que pasan a formar parte de nuestro catálogo es tema de debate permanente. Queremos que los totos y las totas tengan ganas de leer, que se acerquen a un universo impreso variado y de calidad, que no lean lo que otros no quieren leer, el descarte, aquellos libros que lamentablemente suelen llegar en las donaciones.
Tal como propone Petit la lectura es un arte que más que enseñarse se transmite cara a cara. Ver a los adultos y a otros niños y niñas leyendo con pasión, hacer de los libros y las lecturas tema de conversación, cotidianeidad y entorno, incide con fuerza en la aprehensión de esta actividad. Cuando en los hogares no hay libros o cuando en los ámbitos por los que circulan los niños no se tiene a la lectura como una práctica frecuente, debe actuar el mediador cultural para promover eventualmente el interés, placer y hábito por la lectura: leer para divertirse, emocionarse, explorar, imaginar y jugar, antes que como obligación o tarea.
Trabajar por la promoción de la lectura no significa que todos seamos igualmente lectores sino que todos tengamos la oportunidad de elegir leer, “una de las cosas que pasan una vez y para siempre en la infancia son los primeros encuentros con los libros. De ahí la importancia de la calidad de esos primeros encuentros, de esas primeras escenas de lectura (...) que suelen ser vividas como verdaderos deslumbramientos gozosos” (Cabal, 2001: 38).
Nuestros objetivos:
- Estimular el contacto con diversos materiales de la cultura escrita, generando espacios de exploración de textos literarios, promoviendo la escucha, la lectura y la escritura, tanto grupal como individual.
- Propiciar el cuidado y preservación de los libros.
- Fomentar vínculos entre padres e hijos a través de la actividad de lectura.
- Impulsar el intercambio creando espacios de diálogo y reflexión a partir de las propuestas literarias y artísticas.
- Despertar el interés, placer y hábito por la lectura.
- Contribuir al fortalecimiento de la autonomía como lectores capaces de apropiarse libre y críticamente de los libros.
- Brindar herramientas y técnicas artísticas que promuevan el proceso creativo para la producción individual y colectiva.
El viaje a través de lecturas inagotables
Podemos decir que nuestro año en la biblioteca se divide en dos grandes partes. En la primera nos reencontramos luego de las vacaciones de verano, conocemos a los nuevos integrantes y trabajamos para la consolidación del grupo. En este comienzo, exploramos distintos modos de leer y de expresar nuestras interpretaciones a través de múltiples lenguajes. Así nos propusimos convertir a los protagonistas de “Había una vez un tirano” en marionetas, modelamos en arcilla una “Selva loca”, nos susurramos versos y grabamos las maniáticas explicaciones de una niña que pretende entender el mundo.
En la segunda mitad del año llevamos a cabo el “proyecto de la biblioteca”. El mismo parte de la base de que aprender es un proceso constante y una construcción colectiva. Atendiendo a los intereses y gustos de los integrantes de “Chau Toto”, elegimos un tópico que sábado a sábado guía nuestras lecturas, investigaciones, reflexiones y creaciones. A fin de año recopilamos los diferentes trabajamos para ensamblar un libro artesanal que cada niño y niña lleva a su casa, con la intención de iniciar o nutrir su biblioteca personal. Esta producción condensa el esfuerzo por conocer y las ganas de expresar todo aquello que las diferentes lecturas despertaron. Cada historia, cada anécdota y relato de los pequeños es sustrato para que se lleve adelante este proyecto anual. Un año nos motivaron tanto los mitos y leyendas que circulaban por los hogares del barrio que plasmamos en nuestra obra las andanzas del Yasy Yateré y las peripecias del Pomberito. También, gracias al encanto que ha despertado el “Topito Birolo”, creamos un mapa gigante para acompañarlo en su travesía por Luganópolis, mientras escribimos el diario de este maravilloso viaje.
A lo largo de todo el ciclo de encuentros en la biblioteca, hay algunos momentos que se mantienen:
Ronda Inicial: al llegar a la Biblioteca Chau Toto lo primero que descubren los niños y las niñas es un lugar en donde numerosas sillitas se encuentran puestas en círculo. Allí nos sentamos todos lo que formamos parte de este espacio y comenzamos a charlar. Generalmente, los totos y las totas cuentan cómo les fue en la escuela, las novedades del barrio y, si tenemos la oportunidad de contar con un nuevo integrante, le damos la bienvenida. El objetivo de esta dinámica es generar un espacio de diálogo, en el cual se puedan manifestar todo tipo de inquietudes y reforzar nuestra idea de grupo. Posteriormente, se realiza la devolución de los libros que se llevaron en forma de préstamo. En este momento cada uno comparte algo que le haya llamado la atención durante la lectura, una opinión o reflexión, una palabra graciosa, un extracto, una frase o una imagen. También se invita a recomendar lecturas.
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