Bullying y ciberbullying en Colombia

Ciberbullying: El Enemigo Invisible

Actualmente, el bullying y cyberbullying son considerados fenómenos cuya extensión principal se encuentra en los diferentes establecimientos educativos del país, especialmente en las instituciones distritales significando un serio problema en la salud pública, pues, su afección a pesar de encontrarse centralizada en los jóvenes de 14 y 16 años no deja de afectar al resto de población. Dicha ocurrencia es explicada por Maite Garaigordobil en su estudio como el resultado de la influencia de variables socio-ambientales, lo cual no se encuentra muy alejado de la realidad, pues, la ocurrencia de dicho fenómeno se relaciona con bajo rendimiento académico y autoestima, depresión, suicidio, ansiedad, consumo de drogas, alcoholismo y un desajuste psicológico en general, como lo menciona Turner, Exum y Brame.

Este fenómeno no solo implica patrones agresivos intencionales y repetitivos de forma física y personal, sino que ha evolucionado a los medios electrónicos (redes sociales) dada la accesibilidad y cobertura que tienen, pues, el agresor puede ocultar fácilmente su identidad y publicar de forma indiscriminada contenido que atente en contra de la integridad del individuo como lo es el famoso caso de la actriz Eilen Moreno el cual aún no se encuentra esclarecido, pero, las imágenes y videos filtrados por redes sociales han desencadenado otra controversia totalmente a parte del caso, pues, su objetivo principal se ha centralizado en degradar la imagen de las dos partes implicadas.

Ahora bien, si analizamos los patrones que permiten identificar a un potencial agresor, nos encontramos con otro factor de vital importancia que son las conductas antisociales por parte de la víctima las cuales además de incluir comportamientos que afectan su salud desencadena patologías mentales que van desde ciclotomía, trastorno de doble personalidad, esquizofrenia hasta esquizofrenia y depresión severa, culminando en el suicidio.

Garaigordobil en su artículo no solo muestra la influencia social que representa este fenómeno, sino el trasfondo del agresor, pues, tras el cotejo de las cifras con los internos de una correccional se logró establecer que dichos individuos cuya edad media era de 13 años demostraron una actitud totalmente empática, evidenciando la impulsividad, neurotismo y conducta antisocial las cuales correlacionadas con la extraversión tiene una correlación negativa con un patrón psicótico, dando a entender que sus acciones son netamente impulsivas en su mayoría.

En este sentido, si bien se reconocen algunos avances de diferentes investigadores, se evidencia la necesidad de contar con un instrumento valido y adoptado en los grandes estudios que permita no solo realizar comparaciones rigurosas, sino obtener una medida fiable y ajustada a las características del fenómeno, pues, los factores psicosociales de Garaigordobil tan solo se centralizan en la conducta del individuo hasta los 14 años lo cual limita el estudio a la población mayor quien a pesar de representar un porcentaje menor, también se encuentra afectada por este fenómeno. Sin embargo, el estudio realizado por Herrera-López y Ortega-Ruiz a pesar de tener una cobertura aún mas general, puesto que, el hincapié se extiende a la población de América Latina, significa una problemática aún mayor, pues, los sistemas educativos y legislativos son totalmente diferentes en cada país, por ende, el manejo del fenómeno tiene múltiples abordajes los cuales resultan bastante complejos de estudiar y unificar en un solo significado para el lector, creando mayor dispersión y demandando un análisis mucho mas juicioso de la lectura para llegar a su comprensión, no obstante, el objetivo de erradicar este gran leviatán no debe ser dejado, pues, a pesar de las múltiples complicaciones de los estudios, se han logrado avances significativos que a largo plazo significarían una gran reducción de este fenómeno.

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