CARTAGENA Y ADMINISTRACIÓN LOCAL

CARTAGENA Y ADMINISTRACIÓN LOCAL

Colombia es el único país de América Latina que cuenta con una historia electoral ininterrumpida desde que se formó como nación independiente en 1830, ello a pesar de las continuas guerras civiles, pero solo hasta 1986 se establece la elección popular de Alcaldes y Gobernadores, elecciones que todavía se llevan a cabo y hacen parte del sistema electoral actual (Banco de la Republica, 2015). La elección popular de alcaldes se introdujo dentro de un proyecto político que buscaba la descentralización y la modernización de las instituciones del Estado. Según esta iniciativa, aprobada originalmente mediante el Acto Legislativo 01 de 1986, en el gobierno de Belisario Betancur, los alcaldes serían elegidos por periodos de dos años (luego fue ampliado a tres y cuatro años), sin posibilidad de reelección inmediata.

Se determinó además que serían los jefes de la administración pública en su circunscripción, ejecutores de los acuerdos del Concejo Municipal y jefes de la Policía. También, los municipios asumirían a partir de ese momento la prestación de servicios públicos como agua potable, saneamiento básico, mataderos públicos, aseo público y plazas de mercado (El Espectador, 2013). Por medio de la Ley 136 de 1994, se regula actualmente las funciones y otras disposiciones de los Alcaldes en Colombia.

El alcalde dirige la administración municipal y/o Distrital y representa al mismo. Sus funciones principales son la administración de los recursos de la municipalidad, velar por el bienestar y los intereses de sus conciudadanos y representarlos ante el Gobierno nacional, además de impulsar políticas locales para mejorar su calidad de vida, tales como programas de salud, vivienda, seguridad, educación, infraestructura vial y orden público (Alcaldia de Monteria, n.d.). En la actualidad las atribuciones que el Gobierno Nacional le da a las administraciones locales, se quedan cortas a la hora de responder ante la realidad de municipio o Distrito.

En el Distrito de Cartagena de Indias, podemos evidenciar como al pasar de los años las administraciones distritales han dejado un descontento en los ciudadanos cartageneros, quienes cada vez pierden la confianza en los dirigentes para la resolución de los graves problemas que afronta la ciudad, como lo son la pobreza extrema, la delincuencia común (en los últimos años incremento del crimen organizado), la distribución de la riqueza de la ciudad, el alza del turismo sexual, y el problema eterno de la Cartagena, la falta de movilidad vial. Si bien esta última es el resultado de un proyecto ambicioso e innovador impulsado por Ramón León, más conocido como Papa Mon, quien uso sus influencias para sacar adelante la visión que el tenia para Cartagena, se quedó corto en predecir el crecimiento de la ciudad. Los alcaldes y alcaldesa que han pasado por la Ciudad se puede decir que no han ni rayado la superficie de los profundos problemas que enfrenta la Heroica desde mediados del siglo XX.

Si bien no todo se puede resolver desde la administración distrital, está claro que no se ha tenido la voluntad política para plantear los problemas a nivel nacional. Que mientras otras ciudades de Colombia como barranquilla o Cali, han sido objeto de grandes inversiones a nivel nacional, en Cartagena lo más que se ha logrado es la construcción de un túnel y un puente innecesarios que pretende agregar belleza, cuando solo le resta naturalidad y estética a la entrada de la ciudad. Por lo demás, Cartagena se ha tenido que atener a las malas decisiones tomadas desde instancias nacionales, que poco responden a las realidades de la ciudad.  Esta situación responde en principio al modelo centralizado/descentralizado colombiano, que no ha podido con el desarrollo equitativo del país.

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