Características que tomó en México el proceso de transición demográfica
Alejandro CeballosEnsayo20 de Diciembre de 2016
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En el presente trabajo se hablará de manera resumida de algunas de las características que tomó en México el proceso de transición demográfica en los últimos treinta años, también como de los efectos que tuvo sobre el crecimiento económico del país en ese periodo. En especial se examina la capacidad de nuestra economía para absorber productivamente el rápido crecimiento de la población en edades activas. Lo antes dicho sirve para el análisis prospectivo de México en las próximas tres décadas, tanto desde el punto de vista de la profundización de la transición demográfica, como del comportamiento previsible de nuestro crecimiento económico y su capacidad para generar empleo productivo. Como consecuencia, se examinan los efectos sobre la incidencia de la pobreza en nuestro país en un contexto de largo plazo que abarca el horizonte de prospectiva 2000-2030.
“…En consecuencia, el crecimiento de la población fue notoriamente acelerado, y se vio acompañado de una limitada capacidad para absorberlo —especialmente en una escasa creación de empleos dada la precaria acumulación de capital, la limitada adopción de nuevas tecnologías y las reducidas posibilidades de emigración, lo que se tradujo en considerables presiones sobre los recursos y dificultades para acrecentar los ingresos per capita. Aunque no existe consenso entre los especialistas, el acelerado crecimiento poblacional en esos países incidió en algunas ocasiones de manera desfavorable sobre el crecimiento económico, a consecuencia de los arreglos institucionales prevalecientes, y de la aplicación de políticas gubernamentales que distorsionan el funcionamiento eficiente de los mercados. En nuestro país el proceso de la transición demográfica inició una vez concluida la Revolución Mexicana (1910-1921) y continúa hasta nuestros días…”
Lo anteriormente expuso nos dice que al haber un crecimiento excesivo en la población, no hay los suficientes empleos para tantas personas debido a la crisis económica que presenta México. Lo que obliga a las personas a la migración lo que reduce las oportunidades de incrementar el ingreso per capita
“…A diferencia de los países del este de Europa, en las naciones subdesarrolladas la transición demográfica registra diferencias significativas, que tienen consecuencias de importancia desde el punto de vista del crecimiento económico y de la utilización de los recursos. En primer lugar, la reducción de la mortalidad en estos países ha sido más rápida y ha obedecido a causas exógenas, principalmente a la mejora de los sistemas de salud, a consecuencia de la importación del exterior de conocimientos y técnicas médicas. Además, en estos países no se han presentado los incentivos para reducir las tasas de fecundidad, dados los arreglos institucionales que prevalecen en esas naciones, por lo cual la natalidad no necesariamente disminuye conforme decrece la mortalidad…”
Lo antes expuesto se refiere que en los países del este de Europa la transición demográfica es totalmente diferente a la situación de nuestro país. Ya que en aquellos países se les da más importancia al crecimiento de la población y por ende a la distribución de los recursos de esos países. También nos dice que las tasas de mortalidad se han disminuido gracias a las mejoras de los sistemas de salud y técnicas médicas.
En consecuencia, el crecimiento de la población fue notoriamente acelerado, y se vio acompañado de una limitada capacidad para absorberlo especialmente en una escasa creación de empleos dada la precaria acumulación de capital, la limitada adopción de nuevas tecnologías y las reducidas posibilidades de emigración, lo que se tradujo en considerables presiones sobre los recursos y dificultades para acrecentar los ingresos per capita. Aunque no existe consenso entre los especialistas, el acelerado crecimiento poblacional en esos países incidió en algunas ocasiones de manera desfavorable sobre el crecimiento económico, a consecuencia de los arreglos institucionales prevalecientes, y de la aplicación de políticas gubernamentales que distorsionan el funcionamiento eficiente de los mercados. En nuestro país el proceso de la transición demográfica inició una vez concluida la Revolución Mexicana (1910-1921) y continúa hasta nuestros días.
EL CONTEXTO INTERNACIONAL
A partir del inicio de los cincuenta se revirtieron las tendencias aislacionistas y autárquicas que caracterizaron al desarrollo de los años siguientes a la Primera Guerra Mundial, que dio inicio a una etapa caracterizada por un acelerado crecimiento económico, mayores corrientes de comercio internacional y flujos más dinámicos de capitales entre los diversos países
La mayor movilidad de los flujos de capital, el desequilibrio y colapso del sistema monetario internacional y el acrecentamiento de las presiones inflacionarias registradas a finales de los sesenta en los países que estaban desarrollados agudizadas por el incremento de los precios del petróleo durante los setenta causaron un severo viraje hacia la adopción de políticas monetarias y fiscales más restrictivas en esos países, que desembocaron en lo que posteriormente se denominaría como el slowdown de la productividad. Todo ello se tradujo, a la postre, en una notable desaceleración del crecimiento económico mundial en los siguientes lustros.
“…En los ochenta, el acentuado proceso de desconcentración territorial de la producción a escala mundial, aunado al de concentración comercial caracterizado por el aumento del comercio intraindustrial e intrafirmas; el descenso de los costos de transporte y las mayores facilidades electrónicas en las comunicaciones, aceleraron de manera dramática los procesos de globalización observados hasta nuestros días. En ese trayecto, la mayoría de los países desarrollados de Occidente y una buena parte de las naciones en vías de desarrollo— procedieron a abrir sus economías a las corrientes mundiales de comercio, capital y tecnología, en lo que constituye un proceso de gran envergadura que ha transformado en más de un sentido no sólo las relaciones económicas entre naciones, sino las estructuras económicas y sociales dentro de la mayoría de éstas...”
Por otra parte, lo que el texto expone es que en los años ochenta, gracias al aumento del comercio hubo un descenso en los precios de los transportes y hubo mayores facilidades en las comunicaciones, lo que permitió una aceleración dramática en los procesos de globalización que tenemos hasta hoy en día.
También que los países al abrir sus economías al comercio internacional tienen mayor oportunidad de creer lazos con otras naciones para poder así tener un puente de comunicación que puede servir para el comercio, para así en un futuro tener más facilidad al momento de exportar e importar mercancías o materia prima y poder tener una estructura socioeconómica estable.
Es en este entorno de la globalización en marcha donde la economía mexicana se desarrolló en las últimas tres décadas, y el contexto en el cual se registraron grandes cambios no sólo económicos, sino también fueron carácter social, en especial el que se refiere a la puesta en marcha y profundización en México de la segunda etapa de la transición demográfica, esto es, el franco descenso de la fecundidad.
De la misma manera dado el carácter profundo y duramente reversible de las tendencias globalizadoras mundiales, los análisis históricos y los de carácter prospectivo que se abordan a continuación deben ponerse en el contexto de la internacionalización de la economía mundial que ha tenido lugar en las tres últimas décadas y que, previsiblemente, continuará marcando la pauta en las próximos tres decenios de la presente centuria.
EL DESARROLLO DEMOGRÁFICO
A partir de la década de los cuarenta, la expansión progresiva de las campañas sanitarias y asistenciales en México elevó los índices medios de salud de los habitantes, lo que redució la morbilidad y la mortalidad, aumentando la esperanza de vida al nacimiento: Todos estos factores permiten ubicar en esa década el inicio de la primera etapa de la transición demográfica.
En efecto, las tasas de mortalidad se redujeron abruptamente de 22.8 por mil habitantes en 1940 a 17.9 en 1950, a 12.7 en 1960 y a 10.2 por mil habitantes en 1970, y tendencias similares siguieron las tasas de mortalidad infantil, para alcanzar sólo 79.4 por cada mil niños nacidos vivos en 1970. En contraste, las tasas de natalidad continuaron elevadas en las primeras décadas de este periodo (44.3 nacimientos por cada mil habitantes en 1940; 44.7 en 1950; 47.3 en 1960 y 43.7 en 1970), lo que propició crecientes tasas de aumento natural de la población en esos decenios (2.2% anual en 1940; 2.7% en 1950; 3.5% en 1960 y 3.4% en 1970).4
En suma, hacia principios de la década de los años setenta, México, con una población que se acercaba a los 51 millones de habitantes, se mostraba una demografía por demás dinámica, que se caracterizaba por los elevados índices de fecundidad, aunados a decrecientes estándares de mortalidad. Lo que hacía esperar un rápido crecimiento poblacional para los siguientes decenios, llegándose a prever que para el año 2000 la población llegaría hasta 148 millones de personas
Los planteamientos demográficos de los especialistas primero y el convencimiento de las autoridades del gobierno después pusieron en claro que el bienestar del país no podía fincarse sobre bases firmes si el rápido crecimiento de la población continuaba erosionando los beneficios del progreso económico. Esto dio origen a un conjunto articulado de acciones de política demográfica, por medio de la puesta en marcha del Consejo Nacional de Población (CONAPO) en 1974.
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