Ciencia Y Sexualidad
chepo226 de Enero de 2014
3.448 Palabras (14 Páginas)309 Visitas
La equidad entre los sexos es uno de los objetivos actuales del derecho universal. Las contribuciones realizadas para analizar, proponer y evaluar los significados, propuestas y acciones que favorecen las relaciones equitativas, incluyen a autoras y autores de diversas disciplinas y países; cada una de estas contribuciones ofrece elementos para estudiar y transformar las desigualdades que muestran mujeres y hombres, tanto en la esfera pública como en la privada.
La generación de conocimiento no está excluida de esta discusión1 en particular, las aportaciones que mencionan la necesidad de incluir la perspectiva de género en la construcción del conocimiento científico (véanse Pérez, 2000; Blázquez, 2008; Brandan, 2005; Graña, 2004; UNESCO, 2002) señalan la importancia que tienen los contenidos y las formas de transmisión del saber en la reproducción de los sesgos de género. La poca presencia de las mujeres en la construcción de las ciencias formales y las naturales más ligadas a éstas, así como en su puesta en práctica, restringe, por una parte, las posibilidades de desarrollo intelectual de las mujeres tanto como sus oportunidades de participación en los diferentes ámbitos de la sociedad y, por otra, la inclusión de miradas diferentes que enriquecen la discusión, la observación y la definición de nuevos problemas en la investigación.
El objetivo de este escrito es examinar el significado de la incorporación de la perspectiva de género en las ciencias caracterizadas por contar con un objeto de conocimiento abstracto. Hasta hace poco tiempo, se creía que las mujeres no tienen la capacidad de pensar de manera abstracta y que su pensamiento siempre está ligado a la experiencia corpórea (Schiebinger, 2004) lo que explicaba la menor presencia de las mujeres en estas áreas de conocimiento, mientras que la participación de las mujeres en las ciencias sociales y algunas naturales (como la biología) ha sido más amplia y la incorporación del género como categoría analítica dentro de los estudios de estas disciplinas, data de los años ochenta. La mayor participación de las mujeres y la incorporación de la perspectiva de género, han generado propuestas teóricas y conceptuales muy valiosas para el abordaje de los objetos de estudio y el avance de las ciencias sociales y la biología. Es importante mencionar que el análisis de las condiciones de las mujeres es anterior aún, pues el movimiento feminista se convirtió en un referente social que evidenciaba la situación de las mujeres y exigía de las ciencias sociales y de la salud, análisis históricos, descriptivos y explicativos.
En las disciplinas sociales y la biología, el objeto de estudio facilita incorporar la perspectiva de género que permite examinar las diferencias por sexo de los diferentes fenómenos que se analizan aunque, hasta el momento, no ha significado su plena integración en todas las dimensiones de análisis y de aplicación que implican a cada una de esas disciplinas. En las ciencias denominadas formales y algunas naturales (matemáticas, ingenierías, física y química) la perspectiva de género tiene como límite el objeto de estudio y son los sujetos quienes la instalan en su quehacer científico al aplicarlas a otras ciencias (medicina, economía) y actividades (salud, alimentación, comunicación).
Eulalia Pérez (2000) menciona que “la división sexual del trabajo en la ciencia […] produce una organización genérica de las comunidades científicas y de la propia ciencia” que, desde mi punto de vista, hacen invisibles la participación de las mujeres dentro de ellas y construyen y aplican conocimiento sin considerar los impactos diferenciados por sexo. Este artículo hace referencia a la incorporación de la perspectiva de género en las ciencias formales, la física y las ingenierías, con el fin de aclarar sus posibilidades de aplicación en sus aspectos puros y como ciencias aplicadas.
La perspectiva de género
Se concibe como un recurso metodológico que permite el análisis de los diferentes fenómenos económicos, sociales, políticos y culturales a partir del reconocimiento de las diferencias de comportamientos, oportunidades, creencias, responsabilidades, roles, asignadas a cada uno de los sexos (Lamas, 1996; Lagarde, 2005). El uso de la perspectiva de género ha favorecido la configuración de nuevos desarrollos teóricos y enriquecido el saber científico en sus áreas sociales y de la salud. Las aportaciones que se han realizado desde que el enfoque de género se incorporó a las tareas académicas indican que es una categoría que rinde frutos para la formulación de nuevos problemas y nuevas soluciones (véase el caso de la ciencia económica en Borderías et al., 1994).
La perspectiva de género es una categoría de análisis que permite describir las características de las experiencias vitales que comparten y diferencian a las mujeres y los hombres. El punto de partida es el reconocimiento de la diferencia entre sexo y género que claramente define Lamas: “El sexo es una característica biológica, resultado de determinantes genéticos universales que definen dos categorías en nuestra especie: hombre y mujer. El género es una característica social, resultado de la asignación de roles diferentes a los hombres y a las mujeres. Las normas y valores de cada sociedad definen para hombres y mujeres los comportamientos adecuados, las esferas de actividad, el acceso a infraestructuras y servicios, incluidos los relacionados con la educación y la salud, al poder personal, social y político” (Lamas, 1996).
El género como categoría de análisis significa poner atención en los papeles asignados a las mujeres y a los hombres para desarrollar estudios con mayor precisión. El análisis de la ciencia con esta perspectiva indica que las mujeres no tuvieron acceso a ella durante cientos de años por prohibición expresa de entrar en espacios considerados masculinos, y en los últimos años, por la reproducción de la división del trabajo tradicional según la cual las mujeres continúan como responsables casi exclusivas de las labores domésticas y el cuidado familiar, así como por la falta de participación en los espacios de decisión dentro de las instancias del conocimiento científico.
Los estudios científicos con enfoque de género
El conocimiento que se adquiere y desarrolla en los espacios de educación superior comenzó a adquirir nuevas características a partir de la incorporación de la perspectiva de género en su estudio, aplicación y evolución. Este enfoque ha sacudido las bases teóricas y conceptuales de la mayor parte de las ciencias sociales, de las biológicas, así como de las humanidades y las artes. En el conjunto de esas ciencias hay comunidades de mujeres que discuten, cuestionan y proponen nuevas teorías que revolucionan el saber.
Producto del movimiento feminista y de la discusión de académicas comprometidas con la democracia de género, las universidades y diversos organismos internacionales han promovido que el enfoque de género sea considerado en los programas y planes de estudio. Desde los años ochenta en las universidades se empieza a observar la inquietud de contar con argumentos que expliquen las características de los lugares sociales, políticos, históricos, económicos, familiares, individuales de las mujeres y los hombres, sin embargo, esto no se ha llevado a cabo dentro de las ciencias formales y naturales, que se consideran ajenas a tales objetos de estudio.
La importancia de introducir el género en toda currícula universitaria tiene tres aristas: una es que hace visible la participación de las mujeres en las carreras que se estudian, otra es que hace visibles las aportaciones de las mujeres en las mismas y, la última, que construye conocimiento nuevo. Los tres aspectos continúan sin desarrollo en varias disciplinas.
Análisis históricos sitúan la participación de las mujeres en la tecnología incluso desde la prehistoria, no obstante, Tremosa (2007) menciona que como el conocimiento ha evolucionado, la técnica empieza a incorporar cálculos y estudios teóricos, que producen lenguajes especializados y la convierten en actividad académica e inaccesible para las mujeres. A pesar del analfabetismo y la formación elemental con que contaban en el pasado y aún en la actualidad, las mujeres resolvieron la necesidad de crear formas de producción y transformación de materias primas (tecnologías). Este hecho muestra que su acercamiento era totalmente práctico y no requerían de las teorías para aplicarlas.
Siguiendo este razonamiento bien podría decirse que el aparente divorcio de las mujeres y la tecnología tiene sus raíces en una doble división del trabajo, por una parte la división sexual que hizo que las mujeres, a medida que la organización social avanzaba hacia el modelo actual, quedaran como especialistas de la reproducción (parir hijos y la multiplicidad de los trabajos domésticos) y, por otras, la división entre trabajo manual e intelectual que alejó a las pocas mujeres que tuvieron acceso a la cultura de un tipo de desarrollo como es el técnico, resultado de la articulación de los conocimientos prácticos con los científicos (Tremosa, 2007).
Hoy, las mujeres tienen acceso a la educación superior de manera semejante a los hombres. En la UNAM la mitad de la matrícula son mujeres, sin embargo, existe una segregación disciplinaria que concentra a las mujeres en las ciencias sociales, las humanidades y las ciencias biológicas y de la salud (véase Buquet et al., 2006); en las matemáticas, ingenierías y física tienen una participación relativa menor, por lo que el acceso a la educación superior no es suficiente para incluir a las mujeres en las tareas del progreso tecnológico2.
En
...