Comparación Dañina

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Universidad Autónoma Del Valle del Ocotito

T.S.U. Procesos Alimentarios

Cuatrimestre Septiembre-Diciembre 2023

Trabajo Final – Ensayo

Comparación Dañina

Docente: Dulce Lisette Hernández Ocampo

Alumna: Keila Pureco López

La imagen mental que tenemos de nosotros mismos se define como” autoimagen”. Está influida por las relaciones con otras personas, las opiniones de conocidos y las experiencias vitales propias. Esta imagen mental juega un papel muy importante en nuestra autoestima, así como nuestra percepción de cuanto valemos como personas basados en criterios estrictos, no siempre de pensamientos propios.

El peso de la comparación, nací en una pequeña familia, conformada por tres hijos, mi hermano mayor, yo y mi hermano pequeño, ellos con una capacidad bastante distinta a la mía, siendo los inteligentes y capaces, no importa cuanto lo intenté siempre estaba debajo de ellos, y para los que crecieron siempre bajo la sombra de la palabras “deberías de ser más como tus hermanos” la presión aplastante de no ser suficiente, acaba contigo, te hace sentir mal por ser diferente, creyendo que el problema eres tú, por no esforzarte lo suficiente, es tu culpa no poder alcanzarlos, si tan siquiera fueras solo un poco más como ellos, tal vez las cosas serían diferentes, ¿no?

Comparación injusta

El acto de compararnos que nosotros ponemos en marcha es automático, por inercia lo hacemos sin querer, siendo algo que nos encontramos haciendo sin querer, a diario en nuestro entorno, mente y sociedad. ¿Tus padres no te preguntaban por qué la nota que habían sacado tus hermanos era tan diferente a la tuya?

Recuerdo que en mi infancia, cuando mi hermano mayor estaba aprendiendo alguna cosa complicada de cálculo o álgebra, yo era feliz dibujado sobre las hojas llenas de los ejercicios que le salían mal, eso me apasionaba, no me divertía contar cuantas manzanas tenía en mis tareas, no me apasionaba tampoco saber cuántas me quedaban si le daba unas a un amigo, sin embargo mi hermano menor disfruta de aprender lo que el mayor hacía, aun cuando esos temas tardaría en verlos, al menos hasta dentro de 5 años, ellos recibían elogios, una palmada de papá y aplausos de mamá.

 Volvían entonces las voces de reclamos, nunca fui bueno en el pensamiento matemático, yo lo sabía, pero sus frías miradas al decirme que necesitaba esforzarme más dolía más que algún golpe, ellos nunca estuvieron felices con mis calificaciones, incluso tal vez también ya estaban hartos de escuchar que luego sacaría buenas calificaciones, qué sólo necesitaba acostumbrarme al ritmo de la escuela.

Mis padres tenían unos hijos perfectos, supongo que estaban aterrados de que yo no llegará a la vara alta que ellos habían puesto, en ese entonces desearía haber pensado que no era culpable de que alguien haya puesto expectativas tan altas sin ver mi persona.

Me tomó algunos años darme cuenta lo dañina qué se estaba volviendo mi mente, crecí acomplejado en todos aspectos, no me gustaba nada de mí, porque no se parecía en nada a lo que eran mis hermanos, mientras ellos crecían yo me mantenía igual, odiaba mi estatura, a ellos les gustaba salir, correr incluso practicar deportes de pelota, ellos se veían felices, mis padres incluso un poco más.

 Yo por otra parte disfrutaba de pasar horas con una libreta en el regazo, leyendo o dibujando, nunca recibí elogios, en su lugar recibí algunos comentarios de que no podía quedarme solo ahí, qué no era normal a mi edad preferir un libro que jugar, odie mi cuerpo, capaz y ese era el problema, que yo no tenía el cuerpo de mis hermanos, ni la mente normal que debería de tener, lloraba deseando ser como ellos, porque pensaba que si tal vez me pareciera no me costaría recibir un poco de aprobación.

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