Conceptos de equidad e igualdad de género
ANDREA ISABEL REMOLINA REMOLINADocumentos de Investigación23 de Mayo de 2021
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CONSTRUCCIÓN DE LOS CONCEPTOS DE EQUIDAD E IGUALDAD DE GÉNERO
ANDREA ISABEL REMOLINA REMOLINA
UNIVERSIDAD LIBRE
FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES
PROGRAMA DE DERECHO
SOCORRO, SANTANDER
2021
CONSTRUCCIÓN DE LOS CONCEPTOS DE EQUIDAD E IGUALDAD DE GÉNERO
ANDREA ISABEL REMOLINA REMOLINA
Texto expositivo sobre equidad e igualdad de género para la asignatura Habilidades Comunicativas
Docente:
SORAYA SALAZAR AGUDELO
UNIVERSIDAD LIBRE
FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES
PROGRAMA DE DERECHO
SOCORRO, SANTANDER
2021
CONSTRUCCIÓN DE LOS CONCEPTOS DE EQUIDAD E IGUALDAD DE GÉNERO
La equidad y la igualdad de género son unos de los temas más controversiales actualmente. A lo largo de la historia, han sido objeto de debate entre hombres y mujeres de todas las edades y clases sociales. Así mismo, su significado ha cambiado y se ha construido como consecuencia de movimientos sociales, aportes teóricos y su integración en la esfera política. No obstante, hoy el escenario de desventaja para la mujer y de privilegio para el hombre persiste en función de su sexo. Las circunstancias han cambiado con el paso del tiempo y nuevas problemáticas aparecen, las cuales, a su vez, hacen posible la transformación de los conceptos y las soluciones que parten de los mismos.
Según la UNESCO, igualdad de género se define como:
La igualdad de derechos, responsabilidades y oportunidades de las mujeres y los hombres, y las niñas y los niños. La igualdad no significa que las mujeres y los hombres sean lo mismo, sino que los derechos, las responsabilidades y las oportunidades no dependen del sexo con el que nacieron. La igualdad de género supone que se tengan en cuenta los intereses, las necesidades y las prioridades tanto de las mujeres como de los hombres, reconociéndose la diversidad de los diferentes grupos de mujeres y de hombres.[1]
Adicionalmente, la organización define a la equidad de género como “la imparcialidad en el trato que reciben mujeres y hombres de acuerdo con sus necesidades respectivas, ya sea con un trato igualitario o con uno diferenciado pero que se considera equivalente en lo que se refiere a los derechos, los beneficios, las obligaciones y las posibilidades.”[2]
Como se mencionó inicialmente, estos son conceptos dinámicos, es decir, con el paso del tiempo se han transformado tras la influencia de distintos pensadores, movimientos sociales y su integración en los procesos de desarrollo de las naciones. A continuación, se mencionan algunos elementos, hechos y aportes relevantes:
Una de las líderes feministas más reconocidas mundialmente es la francesa Simonne de Beauvoir, quien en 1949 expresó que ''no se nace mujer, se llega serlo”[3]. Máriam Martínez-Bascuñán[4], periodista del periódico El País, sostiene que con esta expresión la autora concibe la idea del género como categoría analítica para explicar por qué la diferencia que se da entre hombres y mujeres no es natural sino accidental.
De esta forma, con la distinción entre sexo y género, Beauvoir señalaría que el sexo está más ligado a la esfera biológica (aquello que se trae al nacer), mientras la noción de género tiene un origen y carácter sociocultural. Por lo cual, el género se crea dentro de la sociedad donde se desenvuelve el individuo para intentar regular las relaciones de poder y el comportamiento de las personas.
Martínez-Bascuñán[5] también señala que en su obra El segundo sexo, Simone de Beauvoir entiende a la masculinidad como una representación o idea asociada con un sujeto libre, proactivo y audaz, que crea y narra su propia historia. Mientras denuncia que la mujer se relaciona con el concepto de “inmanencia”. Lo femenino se refiere a un individuo confinado en una naturaleza particular, que existe como objeto antes que como sujeto. La naturaleza biológica de la mujer la limita, le impone y la encierra en una esencia indescifrable que define la perspectiva desde la que es vista y evaluada.
Por otra parte, José María Duarte Cruz y José Baltazar García-Horta[6] destacan el aporte que hizo en 1968 el profesor e investigador norteamericano Robert Stoller, cuando utilizó el concepto de género en su libro Sexo y Género para explicar las diferencias entre los dos términos. Definiendo el sexo como el conjunto de características anatómicas y biológicas particulares de hombres y mujeres, y asociando el género al carácter socialmente construido de los conceptos de masculinidad y feminidad.
Del mismo modo, los autores señalan que cuatro años más tarde, en 1972, Ann Oakley popularizó el término con su libro Sexo, Género y Sociedad, que tuvo una enorme divulgación. De hecho, algunas feministas americanas emplearon este concepto para hacer frente a las concepciones biológicas sobre las cuales el patriarcado justificaba la opresión a la mujer.
Adicionalmente, Duarte Cruz y García-Horta[7] expresan que, según la OEA, el concepto de género surge a mediados de los años setenta como reacción a las evidentes desigualdades existentes entre hombres y mujeres en función de su sexo. En consecuencia, en 1974 se firmó en Argelia la Declaración del Establecimiento de un Nuevo Orden Económico Internacional para corregir las desigualdades existentes. Este hecho dio paso a que un año después se celebrara la primera Conferencia Mundial de la Mujer en México para hablar sobre discriminación, salud y desarrollo económico.
Estos encuentros visibilizaron por primera vez las condiciones de discriminación, opresión, subordinación, segregación y maltrato al que eran sometidas las mujeres en todas las esferas de su vida. Además, hizo evidente la necesidad y urgencia de integrar a las mujeres a los procesos democráticos y de desarrollo en los Estados.
En este sentido, se puede observar cómo las ideas y simbolismos ligados a la equidad e igualdad de género se han ido transformando y han evolucionado a lo largo de la historia de la humanidad. Los aportes y hechos mencionados moldearon su definición y exhortaron espacios de reflexión sobre la problemática, dando pie al establecimiento de las convenciones, tratados y legislaciones actuales en esta materia.
Así mismo, movimientos sociales han contribuido a la construcción, difusión y fortalecimiento de los términos y su aplicación en los Estados. Entre estos se encuentra el feminismo, el cual se ha desarrollado en cuatro olas o etapas.
Acceso a la educación, derecho al sufragio y prácticas equitativas e igualitarias en la sociedad y sus instituciones son algunas de las luchas que la mujer lideró durante la historia. El feminismo es el movimiento social empleado para exigir el reconocimiento de estas facultades y derechos originalmente reservados para los hombres. Los últimos años la denuncia se ha hecho a través de protestas, paros nacionales y manifestaciones cargadas de mensajes simbólicos, ya sea en medios digitales o presencialmente.
En la sección Entremujeres del periódico El Clarín[8], se explican las tres primeras olas del feminismo como aquellas que marcaron los precedentes de lo que se conoce como feminismo en el 2021 y la manera en que la cuarta ola moldea progresivamente el concepto de equidad e igualdad de género y su enfoque hoy:
La primera ola feminista surgió a mediados del siglo XVIII, en torno a la naturaleza de la mujer y la jerarquía de sexos, bajo la consigna: “Sin derechos civiles para las mujeres no hay revolución”. Las líderes e integrantes de este periodo indagaron acerca de la educación, los derechos de la mujer y realizaron cuestionamientos sobre los privilegios masculinos. Entre estas se destacan: Poullain de Barre, Olympe de Gouges y Mary Wollstonecraft.
A mediados del siglo XIX llega la segunda ola feminista y se desarrolla hasta los años cincuenta del siglo XX. Uno de sus intereses principales es el derecho al voto femenino, la discusión acerca del sufragio femenino se convierte en un debate universal. Además, la lucha se enfoca en el acceso a la educación superior, la abolición de la concepción del matrimonio como obligatorio y permanente (“hasta que la muerte nos separe”) y la liberación de los estereotipos con respecto a la apariencia física.
En la década de los setenta inicia la tercera ola Feminista. Por una parte, se sostiene que sigue vigente; por otro lado, se asegura que finalizó en los años ochenta. En este periodo se abarca la problemática correspondiente a las políticas públicas que reivindican a la mujer. En lo que respecta al poder de decisión de la mujer sobre su cuerpo, los anticonceptivos fueron el símbolo que otorgaban el poder sobre la natalidad y el placer sexual con fines diferentes a la reproducción. Y en el ámbito político, las mujeres son candidatas con opción real de obtener representación, aunque su porcentaje es inferior al de los hombres.
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