Critica al sistema rentistico Colombiano

Popayán 12 de mayo de 2015[pic 1]

David Steven Solarte Medina 

Actividad o proyecto de investigación Grupo A

Problemática

La problemática que une la discusión en torno al presente trabajo es ¿Si se ha surtido un verdadero desarrollo social y una correcta aplicación de los principios constitucionales en la legislación tributaria de la Hacienda Pública Colombiana?

Para acentuar una crítica al derecho en materia tributaria, debemos remitirnos al mandato principal^[1] del que deviene su fundamento perceptivo, axiológico y orgánico, el cual llena a esta rama autónoma del derecho de completa validez, es decir, la constitución política de Colombia y su extenso catálogo de derechos, que hacen posible una interpretación más acorde con los fines del constituyente primario, la problemática se genera cuando organismos externos a la política Colombiana como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, imponen su ideología, que carece de relación con la verdadera situación social del país.

El problema de la tributación en Colombia obedece a que tanto las fuentes de creación de riqueza, como su distribución, están concentradas en muy pocas manos, que además acaparan el poder político en Colombia, es decir,  que si una persona que devenga un salario de $ 1 500 000 mensuales debe destinar el 6,5 % de su sueldo para pagar el incremento del IVA de 16 % a 19 %, mientras el ministro Mauricio Cárdenas, autor de la reforma, solo tendrá que aportar el 0,4 % adicional. El gobierno nacional, ya sea desde la reforma tributaria del año ’92 o la reciente reforma tributaria 2017, ha utilizado la política fiscal, que es instrumento de la economía para contribuir a la equitativa distribución del ingreso^[2], bajo presupuestos neoliberales que imponen una excesiva carga a la población de menores recursos, beneficiándose por lo tanto los ostentadores de gran capital.

El debido control jurisdiccional es una garantía constitucional inmanente al derecho de defensa, como única herramienta para la garantía de los derechos constitucionales, así mismo debe surtirse un amplio debate frente a los intereses políticos que han motivado las reformas tributarias, para ser revisada y aplicada a una época actual, además que el uso de la herramienta de la norma comparada (o más bien copiada textualmente) sea superada, para dar lugar a una verdadera construcción de una política fiscal acorde a los intereses de la población Colombiana, los derechos humanos se han afirmado frente a un exagerado interés político.

El problema de la validez en las reformas Tributarias

La vigencia de un impuesto es un tema paradójico, porque nos remite a la pregunta ¿existe el impuesto?, dicho de esta forma puede que resulte ilógico, pues la ley ciertamente nos grava con impuestos constantemente, pero visto desde la perspectiva del contribuyente el gravamen parece a veces vivo y otras muerto, con esto me refiero a que, existe una hueca utilitarida en los principios del impuesto, que hacen sentir al impuesto como una carga o sacrificio, una mordida a manos llenas que se lleva el estado cada año.

Pero así mismo, una vez el legislador ha imaginado un sistema que grave a los contribuyentes con un valor determinado, el mismo paso inexorable del tiempo hace que la carga se vea atenuada y la costumbre la hace parecer menor. De esta manera, propongamos el ejemplo del impuesto sobre la renta de un bien inmueble de 1000 pesos por cada 5000 de renta, el día que se hace la venta del mismo bien, por 80.000 pesos valor en el mercado al 5% de él bien que rinde 4000 netas, se ha sufrido una amputación de 20.000 pesos sobre las 100.000 que la casa hubiese podido valer si no existiera el impuesto, así mismo quien compra el bien recibe el 5%, 4000 pesos anuales de renta del capital que invirtió comprándolo, el impuesto está ahí, pero la manera en que se ve el impuesto para el contribuyente es diferente, vivo para quien lo padece (paga) y muerto para quien ya fue amortizado.

“A regañadientes damos el nombre de impuestos a los ingresos públicos: palabra tomada siempre en un mal sentido, anunciadora de un gravamen a soportar, mientras que los ingresos públicos nada tienen de aflictivo, y al remontarse a su origen se comprueba que son la recompensa por su utilidad”^[3] Debemos desprendernos, de los fines utilitaristas que se le han cargado a los impuestos, que le restan vigencia, pues los dejan como una carga que queremos olvidar, y adecuarlas a una mentalidad donde el impuesto sea un medio, para conseguir el fin del bienestar y avance social.

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