DISCRIMINACIÓN EN EL EMPLEO
ArianaGo22 de Agosto de 2013
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LA DISCRIMINACIÓN EN EL EMPLEO
Hombres y mujeres tenemos los mismos derechos y obligaciones, entre ellos el acceso a oportunidades de trabajo y a su vez la responsabilidad de desempeñar bien el cargo que ocupemos. Por lo que es importante mencionar cuáles son en la mayoría de los casos aquellas otras aspiraciones que nosotras, las mujeres, debemos postergar para alcanzar el máximo crecimiento profesional. La discriminación por el género al buscar trabajo y conseguirlo no es la única.
A lo largo del tiempo para las mujeres no ha sido fácil incorporarse al ambiente laboral debido a los estereotipos que se han manejado durante siglos siendo su esfuerzo por sobresalir y demostrar que somos tan capaces como los del sexo opuesto una tarea complicada. Entre los pensamientos equívocos que se tienen respecto a la inclusión de las damas en el mercado laboral se puede mencionar el que somos el sexo débil, menos energéticas, menos ambiciosas, y entre las más trascendentes, que nosotras somos quienes debemos quedarnos en casa y preocuparnos por realizar las tareas del hogar, felizmente esto ya ha sido superado en un alto porcentaje.
Y es que la sociedad ha ido evolucionando y con ello ciertas creencias también han ido cambiando, por lo que hoy en día las mujeres sí ocupan puestos de trabajo importantes por ese extra que dejan a diario en su faceta de profesionales. Siendo actualmente mucho más común encontrar damas ocupando cargos de altas jerarquías, desempeñando papeles de suma importancia y participando en la toma de decisiones.
Y cómo no mencionar el que todas las mujeres en su momento nos desenvolvemos como esposas, madres, amas de casa, y profesionales a la vez y es el saber cómo equilibrar estos roles lo que nos conducirá al éxito sin estrés. Pero esta superación profesional no se logra sola sino con el apoyo de quienes participan de alguna de estas facetas, ayudándonos a cumplir con ellas y permitiéndonos triunfar.
Las mujeres para alcanzar la satisfacción profesional y equiparar su vida personal-laboral han tenido que tomar decisiones y han optado por emplear estrategias, entre ellas, la adopción de posturas masculinas, para lucir más fuertes y hacerse escuchar; vender logros, dar a notar que podemos obtener grandes resultados; dar más del 100% para sobresalir, sobreexigirse para destacar; crear una visión profesional, definir objetivos y trabajar por alcanzarlos; preparación y actualización permanente, para ser competitivas; contratar personal de apoyo en casa, para hacer menos pesada la carga; concentrar viajes al inicio de la carrera; y la más frecuente, retrasar la maternidad, y en muchos casos postergar el matrimonio o interrumpirlo, y es que según investigaciones el 30% de mujeres ejecutivas viven solas.
Entonces, podemos decir que la mujer poco a poco ha ido incursionando en actividades que se consideraban solo podían y debían realizar los hombres, y es así que a finales del siglo XX la mujer, considerado el sexo débil, ya se había incorporado de forma masiva en el mercado laboral demostrando que tenemos las mismas capacidades y habilidades para desempeñar todo aquello que nos propongamos y por lo cual trabajemos tenazmente equilibrando todas esas otras responsabilidades que conlleva el ser mujer.
La discriminación en el empleo no se dada solo por el género sino también por la universidad de procedencia, los rasgos físicos y el nivel socioeconómico.
Al referirnos a la universidad de procedencia podemos decir que se prefieren profesionales egresados de escuelas superiores privadas porque se las considera mejores y es ese el paradigma que se debe romper pensando en que no es la institución la que hace al estudiante sino el estudiante a la institución.
Los rasgos físicos no condicionan nuestro nivel de conocimientos y habilidades, la raza o etnia no indica un mayor o menor coeficiente intelectual,
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