DOCUMENTOS INTERNACIONALES SOBRE LA VIOLENCIA EN CONTRA DE LAS MUJERES.

PERSPECTIVA DE LOS DERECHOS HUMANOS: Dimensiones ética, política, social y jurídica.

Los derechos humanos son aquellas normas o beneficios, indivisibles, irrenunciables e irrevocables, que tienen las personas solo por el hecho de ser humanos, es decir, sin importar su religión, raza, grupo étnico, nacionalidad, sexo, posición socioeconómica, nivel de ingresos, cultura, nivel educacional, edad, etc., el nacer humano te hace ser sujeto de tener derechos. Derechos que son originados en la dignidad humana, es decir,  el derecho que tiene cada ser humano, de ser respetado y valorado como ser individual y social, con sus características y condiciones particulares, solo  por el hecho de ser persona y ser diferente a los demás, reconociendo y aceptando esas diferencias comienza el cambio social y la igualdad de género.

Estos derechos contractuales solo son reconocidos y obligatorios cuando el estado es parte de aquellos tratados internacionales que los otorgan, asimismo, su exigibilidad solo es aplicable cuando hay un reconocimiento por parte de ese estado, como es el caso de México, que el reconocimiento a estos derechos humanos, se encuentran en el artículo primero de la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos, derechos que son exigidos por medio de la resolución coercitiva del juicio de Garantías o amparo y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, así como de otros medios internacionales como es la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

“IMPARTICIÓN DE JUSTICIA CON PERSPECTIVA DE GÉNERO. OBLIGACIONES QUE DEBE CUMPLIR EL ESTADO MEXICANO EN LA MATERIA.

El reconocimiento de los derechos de la mujer a una vida libre de violencia y discriminación y de acceso a la justicia en condiciones de igualdad, exige que todos los órganos jurisdiccionales del país impartan justicia con perspectiva de género, que constituye un método que pretende detectar y eliminar todas las barreras y obstáculos que discriminan a las personas por condición de sexo o género, es decir, implica juzgar considerando las situaciones de desventaja que, por cuestiones de género, discriminan e impiden la igualdad. De ahí que los juzgadores deben cuestionar los estereotipos preconcebidos en la legislación respecto de las funciones de uno u otro género, así como actuar con neutralidad en la aplicación de la norma jurídica en cada situación, toda vez que el Estado debe velar por que en toda controversia jurisdiccional, donde se advierta una situación de violencia, discriminación o vulnerabilidad por razones de género, ésta se tome en cuenta, a fin de visualizar claramente la problemática y garantizar el acceso a la justicia de forma efectiva e igualitaria. Así, la obligación de impartir justicia con perspectiva de género debe operar como regla general, y enfatizarse en aquellos casos donde se esté ante grupos de especial vulnerabilidad, como mujeres y niñas indígenas, por lo que el juzgador debe determinar la operabilidad del derecho conforme a los preceptos fundamentales consagrados tanto en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, como en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, procurando en todo momento que los paradigmas imperantes de discriminación por razón de género no tengan una injerencia negativa en la impartición de justicia; por el contrario, atendiendo precisamente a tales prejuicios o estereotipos, el juzgador debe considerar las situaciones de desventaja que tienen las mujeres, sobre todo cuando es factible que existan factores que potencialicen su discriminación, como lo pueden ser las condiciones de pobreza y barreras culturales y lingüísticas”.^[1]

Con respecto a la política, llamó mi atención la política de emancipación del texto de Alain Badiou, ya que menciona que dicha política, se encuentra con dos obstáculos. En primer lugar, tiene que inventar y construir su propia fuerza, porque la fuerza no está ahí, disponible, como la propiedad, el capital o el ejército; y en segundo lugar tiene que hacerse además con el trabajo cotidiano, el problema de la política comienza cuando vemos como algo débil puede durar, puede continuar y reforzarse, y en cómo no desalentarse porque la situación es mala. La política es el resultado de un trabajo en una situación muy mala, es saber que lo que hacemos y pensamos se puede convertir en algo, fabricar igualdad eso es la política. La política es frágil, hay que aceptar esa fragilidad y hay que tratar de construir política de todas maneras para que nosotros fabriquemos valores y derechos igualitarios para todos, es decir, fabricar la condición de que solo se puede soportar un mundo en que un hombre es igual a otro.

La capacidad de producir igualdad, esa capacidad de inventar igualdad es la gran capacidad política y eso es una creación, el mundo de hoy habla de derechos humanos pero como sigue aceptando  que siempre gana el más fuerte,  como se rehúsa a producir igualdad y como considera normal, la lucha, la competencia, el aplastarse los unos a los otros.

La humanidad es producir igualdad, es la única digna del hombre, es la única que crea verdaderos derechos humanos y entonces diremos que los derechos humanos son una especie de derecho infinito.

Ahí está es la verdadera fuente de los derechos humanos, que son finalmente los derechos infinitos de los desheredados, para quienes debemos, tantas veces como podamos, producir la mayor cantidad de igualdad posible.

“DIGNIDAD HUMANA. DEFINICIÓN.

La dignidad humana es el origen, la esencia y el fin de todos los derechos humanos.”^[2]

Entendiendo como hombre a cualquier humano sin discriminación alguna, entendiendo esto se puede crear humanidad y esa humanidad tenga la capacidad de producir igualdad, es la gran capacidad política,  siendo humanos que tienen derechos, tienen derechos profundos y esenciales. Es el derecho que tiene la humanidad de crearse así misma y no estar sometida a poderes exteriores, nuestra herencia humanista es la de creación, la de esta invención, esta capacidad en el tiempo y en el espacio de crear posibilidades y de decir que lo imposible es posible.

Lo que necesitamos hoy es una nueva concepción de la política, tenemos que tener vínculos fraternales con todo aquello que se hace, tenemos que tener memoria y conocimiento  de todo aquello que se hizo, pero donde estemos tenemos que inventar la política. Quizás encontrar puntos precisos y limitados como se puede producir igualdad y como ampliar la convicción de que ese es el porvenir de la humanidad. No podemos resignarnos en convertirnos en hormigas.

Los derechos humanos son el derecho a una política que se inventa, el derecho a la libertad y el derecho a un pensamiento rebelde, el derecho infinito de las posibilidades, el derecho de hacer aquello que nadie hizo jamás, el derecho a declarar que es posible aquello que ha sido declarado imposible, el derecho a usar libremente en política las palabras que se pretende hacer desaparecer; obrero, campesino, desempleado, asimismo encontrarle sentido a las palabras: igualdad, revolución y comunismo. Toda la palabra que perteneció al pueblo debemos defenderla y al menos en este punto, podemos unirnos.

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