De la Renaixença al catalanismo político
SERGIOBOOKSPráctica o problema26 de Mayo de 2016
4.934 Palabras (20 Páginas)340 Visitas
De la Renaixença al catalanismo político
Asignatura:
La construcción del liberalismo español
Alumnos:
Djamila Baba Abdelhay
Jaime Segarra Camacho
Sergio Landete
Índice
- Introducción
- Antecedentes de la identidad catalana contemporánea.
- Cataluña en el marco de la Restauración: el 98 y la forja de la Cataluña política.
- La Renaixença catalana y la cultura política
- Comentario.
- Conclusión
- Bibliografía
- Introducción
En el presente trabajo “De la Renaixença al catalanismo político”, intentaremos abordar la cuestión catalana dentro del marco histórico de la España contemporánea del siglo XIX, época del desarrollo del liberalismo político, social y económico.
A lo largo de este trabajo trataremos la génesis de la identidad contemporánea de la Cataluña del siglo XIX. Como se desarrolló dicha identidad, la evolución desde un movimiento cultura, la Renaixença, donde tenemos una reivindicación desde la identidad histórica, social, económica, etc., que en el último tercio del siglo se traslada al ámbito político. Estas cuestiones las expondremos más detenidamente poniendo de manifiesto la relevancia de unas cuestiones sobre otras, para resaltar la importancia de este hecho histórico.
La elite catalana a lo largo del siglo XIX tuvo una escasa participación en la vida política del Estado liberal español. Las aspiraciones de estas elites era conseguir que esa participación gubernamental, de este modo poder introducir sus ideas industriales en el resto de España.
La cuestión de la formación de la identidad catalana, es un tema de gran interés y propaganda hoy en día. Hemos considerado importante escoger este trabajo para poder explicar y exponer como fueron estos sucesos que marcaron la actual realidad de la situación del nacionalismo periférico catalán. Veremos y examinaremos detalladamente los aspectos y cuestiones que han determinado el camino de la política catalana.
- Antecedentes de la identidad catalana contemporánea.
Cataluña desde finales del S.XVIII era el área de toda España con mayor desarrollo socioeconómico, que a diferencia del caso vasco, se había adaptado mejor a los cambios industriales puesto que estos se habían producido de forma progresiva. Pese a ello existieron importantes resistencias al modelo económico industrial y comercial del capitalismo, rechazo debido a la proletarización del campesinado y los artesanos. También hubo un rechazo político del carlismo.[1]
En este intervalo de tiempo la política se caracterizó por el gran protagonismo militar y la oligarquización del liberalismo para la imposición autoritaria de una política minoritaria. Produciéndose la división del liberalismo, en moderados, progresistas y democráticos
Etapa isabelina (1833-1868)
La identidad española dentro del nacimiento del liberalismo, comienza con un gran debate sobre el carácter del Estado, donde unos apoyan un estado federal para reconocer la existencia de una realidad heterogenia con diversas comunidades históricas. Frente a estos estaban aquellos que apoyaban un Estado centralizado, ya que lo consideraban lo más seguro para la que la nación este unida y fuerte.[2]
Tras los descontentos generados por las regencias, Isabel II es nombrada con 13 años mayor de edad para ocupar la Corona española. En este momento cuando entran los conservadores con su sistema de centralización, hasta la finalización del Sexenio Democrático, se impone la necesidad de definir la soberanía.[3]
La vida social y política de Cataluña fue protagoniza por Barcelona, allí se desarrolla la identidad liberal catalana. Con la imposición centralista y la articulación de los poderes de los moderados desde los años 40 fue generando un gran descontento de los catalanes, puesto que su representación y participación en la vida política fue escaso.
Según la tesis de Fontana. J. (de Riquer i Permanyer, B. 2001) la sociedad liberal catalana había ideado varios proyectores de carácter liberal para todo el Estado español. Pero estas ideas no fueron aceptadas, ni siquiera por los liberales del resto de España, puesto que según este autor, los liberales catalanes difieren del resto de liberales de la península, puesto que en Cataluña se había desarrollado un liberalismo de carácter industrial, que se diferenciaba de la economía agraria de España.
Estos proyectos están caracterizados según Fradera J. M., (de Riquer i Permanyer, B. 2001) por el carácter claramente industrial de Cataluña, como la cuestión arancelaria entre otras. Además de estos proyectos reivindicativos, se irán creando entidades económicas, desarrollándose así una autorganización por parte de las elites burguesas catalanas. Donde sus aspiraciones industriales eran difícilmente compatibles con la realidad española del momento, que era agraria.
La burguesía catalana mayoristamente conservadora, tras los sucesos revolucionarios del movimiento obrero de 1848 que se desarrollan en Europa tuvo sus consecuencias en la sociedad civil catalana. Esta burguesía tuvo que tomar una serie de medidas de control ideológico, que le llevaran a un distanciamiento con los partidos españoles tanto liberal como moderado. Además hay que considerar que las ideológicas catalanas se caracterizaban por no identificarse con sus respectivos homólogos españoles, es decir los moderados como anti-Narváez, o progresistas como Anti-Espartero.
Con la implantación del gobierno largo de O’Donnell, desaparece la pluralidad política liberal que había definido la fase anterior, se produce a su vez la nueva articulación de los poderes que acaba con la heterogeneidad representativa local y regional. Todo esto tuvo sus consecuencias, en el inmovilismo de los burgueses catalanes en la revolución del año 1868, debido al descontento con el régimen isabelino.
Dentro de la etapa moderada la burguesía catalana buscaba, a diferencia de la vasca, una mayor representación y participación en la política gubernamental, pues con el Estado centralista moderado su participación en la política era escasa. La relación que se estableció entre esta burguesía y el Estado liberal español de entonces, venía agravada por las consecuencias económica, social y política que trajo la industrialización catalana. Pues ahora las elites burguesas tenían que centrar su atención en el control y manejo de la situación interna. Los conflictos internos en Cataluña fueron de mayor alcance en los momento de mayor apertura política, donde la emergente sociedad obrera y sindicalista se aproximó a las ideas del republicanismo. [4]
Otro elemento a destacar en la política isabelina, son los instrumentos del poder liberal en Cataluña. Hay que resaltar la importancia política del poder militar, como resultado de la militarización del orden público y la persistencia de estados de guerra, a causa de las agitaciones políticas y sociales, resultado de los sectores radicales. Debido al poder otorgado a los capitanes generales, estos quedaban fuera del control judicial, de este modo los capitanes generales actuaron con arbitrariedad. El número de militares que componía a la Guardia Civil, Carabineros, Mossos de Esquadra entre otros, era bastante elevado, quedando la proporción de soldados por habitante en uno por cada 56 habitantes.[5]
El Sexenio Democrático (1868-1874)
La implantación de este nuevo sistema marca en la sociedad catalana el descontento generado por la centralización y articulación de poderes del sistema moderado. Además con este sistema democrático la sociedad catalana ansia aún más una reforma del Estado liberal español. El Sexenio fue el único momento donde los catalanes tuvieron una clara representación gubernamental, desde jefes de gobierno como Joan Prim, Estanislau Figueres o Francesc Pi y Margall, hasta ministros como Laurea Figueroa, Víctor Berenguer o Joan Tutau.[6]
Esta etapa en Cataluña también fue marcada por la variedad de grupos ideológicos, con varios marcos de acción, tales como las publicaciones en el diario madrileño de El Estado Catalán, donde Valentí Almirall difunde las reivindicaciones catalanistas. Estas y otras manifestaciones fueron enfocadas para la integración de Cataluña dentro del nuevo Estado democrático de España. También en el Diari de Barcelona conocido como El Brusi junto a otros diarios hicieron eco de las diversas formas de política que surgen en este marco democrático, como el federalismo defendido por Francesc Romaní i Puigdengolas. [7]
El fracaso del Sexenio Democrático tuvo como consecuencia el hundimiento de democracia dentro de una España unitaria. De este modo pues se inicia en Cataluña el camino hacia una política exclusivamente catalana, liderada por los federales, con el propósito de desvincularse del federalismo español. [8]
- Cataluña en el marco de la Restauración: el 98 y la forja de la Cataluña política.
Los precedentes del Republicanismo Federalista de Pi y Margall:
En los inicios de la Restauración el catalanismo era tan plural como el republicanismo, con tendencias vinculadas a la cultura republicana, como los federalcatalanistas, que provenían de la evolución del republicanismo federal intransigente barcelonés tras el fracaso de la Primera República. Los federalcatalanistas impulsaron un proyecto que pretendía la transformación de España de un Estado políticamente centralista a una federación asimétrica que aceptase el autogobierno y la identidad catalana.[9]
...