“Debate en torno al multiculturalismo. Ciudadanía y pluralidad cultural” de la autoría de Esteban Anchustegui Igartua y “Viejas y nuevas formas de la ciudadanía” de Martín Hopenhayn

“Debate en torno al multiculturalismo. Ciudadanía y pluralidad cultural” de la autoría de Esteban Anchustegui Igartua

y “Viejas y nuevas formas de la ciudadanía” de Martín Hopenhayn

Heidy Luz Mery Donado Quintana

Cód. 49716074

Grupo. 40002_326

Tutor. Luisa Fernanda Gómez

Universidad Nacional Abierta y a Distancia – UNAD

Escuela: Ciencias Sociales Artes y Humanidades

Curso: Ética y Ciudadanía (Pregrado)

Junio 2016

Reflexión sobre las conclusiones del debate

Empiezo por entender que ciudadanía es la condición de  personas consideradas miembro activo de un Estado y por lo tanto titular de derechos políticos y sometidos a las leyes del mismo. Creo que la deuda que hay y que no ha podido ser saldada por toda la “sociedad planetaria” y que aún hoy está extraviada en un enorme laberinto lleno de piedras con el nombre de interés y es la llamada ciudadanía social.  Lo que hay es una ciudadanía jerarquizada o estratificada que le ha cerrado las puertas a una ciudadanía plural, aperturista. Ahora el estado de convivencia del ideal democrático dentro de un status de igualdad social es impensable en el estrecho habitáculo del capitalismo salvaje.  Lo que se ha hecho, hasta ahora y para eso no hay que ser sociólogo es un maquillaje de ciudadanía con muchos deberes y pocos derechos.  Pasada la segunda guerra Europea, que los historiadores de pergamino llaman Guerra Mundial, se intentó la creación de los Estados de Bienestar, pero fue un acto de caridad, sin suficientes dientes para moler el amasijo de piedra pómez que era el estado feudal de la sociedad con la enorme carga de las monarquías y una clase social aristocrática y de sangre azul, pues en algunas sociedades europeas, aún se conservan las estructuras sociales que sustentan las monarquías y que tienen rasgos feudales, sutiles pero evidentes, en las que ciertos individuos, pisan alfombras imperiales por cuenta de un supuesta predestinación divina aceptadas por todos. Los derechos civiles de toda ciudadanía, de cualquier parte del mundo van paralela a la lucha de clases, a las reivindicaciones obreras y de la población rural, las movilizaciones  para la defensa de los derechos civiles, no ha sido una concesión gratuita por parte de los Estados y los detentadores del poder político, social y económico. Es cierto que la ciudadanía es expresión de justicia social, pero el capitalismo de nuevo cuño, no lo es. Todo lo contrario. Es claro que la búsqueda reivindicativa de los derechos civiles  propicia el avance de los derechos sociales, es también cierto que el lijoso filtro por el que tiene que pasar lleva tiempo, paciencia y hasta muertos.  Uno de los logros, por ejemplo, de como un ítem del derecho civil empuja la locomotora de los derechos sociales, es la negociación colectiva. Y hoy por cuenta del neo liberalismo, la nueva versión del capitalismo feroz, esa herramienta que genera ciudadanía está siendo borrada con las nuevas reformas laborales que se han extendido por todos lados. Eso y otras cosas más han ido degradando el concepto de ciudadanía que a veces traducimos o confundimos con patrioterismo y el puntual pago de impuesto.

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