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Multiculturalismo En Colombia, Pluralidad Y Tolerancia

jhonatanjar2 de Octubre de 2014

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El presente escrito tiene como fin exponer de manera conflictiva el pluralismo colombiano. Para efecto de tal, hablaré del pluralismo y del multiculturalismo colombiano a través de reflexiones filosóficas derivadas de criterios propios y de autores como Sartori y algunas reflexiones de la Corte constitucional. En la primera parte abordaré el concepto de pluralismo y su relación con la tolerancia, en la segunda parte hablaré del liberalismo y el multiculturalismo como polos opuestos y de la Constitución de 1991 como un puente que intenta conciliar ambas posturas inclinándose al caso concreto aristotélico. Se muestra que la Constitución hace visibles a los que durante tanto tiempo se mantuvieron ignorados bajo el manto de la intolerancia.

I.

¿Qué se quiere decir cuando preguntamos por el grado de elasticidad de algún término? Decimos qué tan flexible puede ser una comunidad, hasta dónde llegan las fronteras del pluralismo, etc. En la profundidad de cada concepto yacen tierras fértiles en las que crece un denso bosque que no permite ver claramente el suelo. Sus ramas son tan densas de follaje que la luz del sol difícilmente puede a travesarlas. Sartori se toma como suya la tarea de cortar este follaje para ver el suelo firme, la frontera límite que mide el grado de flexibilidad de los términos en cuestión. Preguntar por su flexibilidad, por su elasticidad, es conocer los límites que definen cada esencia, el punto en el que, si se cruza, deja de ser lo que en un comienzo se empezó a indagar. Qué tan amplio puede ser el concepto de pluralismo y hasta dónde se volvería un absurdo el pretender aplicar su concepto a algo más amplio. Es necesario hacer tal análisis ya que el bosque donde han crecido estos conceptos es muy denso y no deja ver claramente sus fronteras, debido a que muchos toman de sus ramas y juegan con ellas a su voluntad, como si quisiéramos tomar la esencia de algo y traspasarla a un objeto que le es ajeno, como si quisiéramos que la forma de la sombra de un ladrillo fuese la misma que la de una jirafa al lado de un árbol. Esto sucede con los términos que entran en cuestión en el presente escrito, por tal motivo no está demás señalar el criterio de elasticidad de algunos de ellos, para salvar lo que valga la pena, lo que puede ser salvable de las voraces manos de los NOVEDISMOS que en vez de despejar el campo siembran nuevos árboles que impiden el paso de la luz del sol a esas tierras que queremos rescatar.

Para empezar, Sartori nos dice que la idea de pluralismo está ligada a la tolerancia. Sin este último concepto el pluralismo sería como una flor que nunca hizo fotosíntesis, una planta que no tiene raíces, un verdadero hongo que se hace pasar por lo que no es. Un pluralismo sin tolerancia es un falso pluralismo.

La tolerancia no es un respeto a cualquier cosa, veamos la elasticidad que ella tiene. Está demás el tolerar actos que violentan la dignidad humana y la integridad. La tolerancia no es "tolerar" los agravios ni las ofensas. No estamos obligados a tolerar daños o actos que nos hacen mal. El ser tolerante no es ser indiferente, no es tener puesto sobre los ojos una venda sino más bien el aceptar y respetar la diferencia y la diversidad, el presentar un interés por dichas cuestiones. Bajo la tolerancia podemos proporcionar razones de lo que creemos que es intolerante, pues al igual que esto no implica ceguera tampoco significa sordera ni mudez.

Durante mucho tiempo se pensó que afirmar la diversidad era aceptar la ruina del estado. Lo que se buscaba entonces era la unidad fundada en el estado-nación, la unidad consagrada no en la diferencia sino en la semejanza e igualdad entre los individuos. Una visión liberal que conlleva a una uniformidad racial. Como base a todo argumento estaba la igualdad y el consenso sirviendo de alfombra para que un centenar de ideas desfilaran sobre ella.

Ahora, bajo un nuevo enfoque filosófico-político proclamamos que la diversidad junto con el disenso son puntos clave, nutrientes que alimentan y contribuyen a la buena salud del cuerpo social y la ciudad política. Esto no quiere decir que en el disenso no pueda haber consenso, sino que se produce un énfasis en la diversidad de opiniones, pensamientos, y de creencias, se resalta su valor en la construcción del corpus social.

De la intolerancia se pasó a la tolerancia, se dio un giro en la sociedad que permitió germinar el embrión del pluralismo. Si la tolerancia respeta valores ajenos, el pluralismo afirma ese valor, uno que le es propio, pero no lo afirma como un camino unidireccional, una vía de norte a sur, por el contrario, es de doble tránsito, exige una reciprocidad. El pluralismo es una tolerancia recíproca, un dar y un recibir, un respetar y un ser respetado. Quien tolera es una persona con un conjunto de creencias y principios propios que toma como verdaderos, todos participamos en esto en tanto tenemos interés y valores propios. La pregunta por la elasticidad que tiene la tolerancia nos lleva a buscar un límite que se pierde en el horizonte. Quien tolera, a pesar de poseer sus propias creencias acepta la diversidad y pluralidad de ideas y creencias, que la mayoría de ellas son contrarias a las que él tiene, aun así permite que los demás tengan el derecho de seguir con tales creencias a pesar de que considera que son equivocadas. La tolerancia es amplia, lo es también el concepto de pluralismo. Entender el pluralismo es entender el significado de tolerancia, pero no solo eso, también implica el comprender el de consenso, disenso y conflicto.

La definición de consenso es la de ser un acuerdo entre dos o más personas con respecto a un tema. Pero no es necesario que sea un acuerdo de forma activa, también puede ser una simple aceptación. En nuestro caso el consenso es un compartir que relaciona, es un formador de sociedades. Nuestra naturaleza como seres humanos es en mayor o menor medida una tendencia a la igualdad de conjuntos de creencias, aun cuando prevalece la distinción de argumentos y elementos teóricos que alimentan cada caso. El consenso puede ser una generalización pasiva, un simple asentir. Como tal puede relacionar, camino que nos lleva al concepto de comunidad como “un compartir que, de alguna forma, relaciona” (Sartori, 2001). Como algo que relaciona supera las diferencias, no mediante la homogenización, sino a través de la tolerancia. Los seres humanos, según Sartori, buscan organizaciones y organismos en los cuales se reconocen.

La búsqueda de la unidad nacional en el proyecto de estado nación ha llevado a un quiebre, a continuas discriminaciones y a fomentar un espíritu intolerante en la sociedad. Si bien como tal el ideal de estado-nación ayudó a formar el concepto moderno de estado, dicha unidad no puede forjarse más como su acepción original. Actualmente muchos estados albergan varias naciones, como es el caso de España: “una nación compuesta de naciones”. En cierto sentido comparte la clase de división lingüística como sucede en otros países, tal como en Canadá, sin embargo su plurinacionalismo nace desde una perspectiva diferente. El castellano, el catalán/valenciano, el vasco y el gallego son cuatro idiomas reconocidos en el territorio español, aun así, la división nacional no se realiza por las diferencias lingüísticas, sino por las tradiciones e historia propias que componen las naciones de los que se derivan dichos idiomas. En la constitución española de 1978 se reconoce la nacionalidad histórica para recalcar esta diferencia “para identificar una realidad nacional propia y diferenciada del resto del Estado o Nación-Estado”. Anteriormente la división nacional se hacía acorde al lenguaje, esta era la raíz que unía la nación. Ahora la semilla que se sembró está en riesgo de secarse y perder las raíces que prendieron en la tierra. Para Sartori es inversamente proporcional la relación entre “comunidad nacional” y comunidad, entre más débil esta la primera más necesario se vuelve el rescatar la segunda.

Para que haya comunidad se necesita de un identificador que nos identifique y del cual nos podamos sentir identificados. En tanto haya ese algo habrá la unidad que formará comunidad sea en sentido amplio o abstracto. Hablemos de la elasticidad de este concepto. El ser humano es un ser social que busca agrupaciones pero siempre manteniendo un límite con los demás, busca reconocerse en un grupo y diferenciarse de otros en calidad de comunidad. Existe un nosotros y un ellos que representa a ese límite de nuestra identidad. “somos quienes somos en función de quienes no somos” (2001, SARTORI), por tal motivo hablar de comunidad mundial solo sería un recurso retórico, he allí un límite claro del concepto.

A Sartori le interesa investigar la buena sociedad la cual es la comunidad abierta, es decir, la comunidad liberal. Ante su proyecto se cruza la noción de pluralismo y la forma en que esta amplía y diversifica la noción de comunidad. Pluralismo no significa simplemente pluralidad, es un hecho que no todas las personas o culturas comparten las mismas creencias y opiniones. Lo que pretende el pluralismo es tolerar y aceptar esa diversidad bajo el principio de disenso como un nutriente sano para la buena sociedad. Entrar en una comunidad pluralista es, a la vez, un adquirir y un conceder, un estar abierto y un respetar.

II.

En la sociedad colombiana, la pluralidad es más que un hecho. EL fenómeno del multiculturalismo se hace patente. Nuestra carta política de 1991 tiene en cuenta el "hecho" del multiculturalismo. En efecto, es una realidad que Colombia no está compuesta por una sociedad mono-cultural, aunque exista una supremacía cultural que la atraviesa como una costura profunda de un hilo de

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