Derchos De Los Niños
fermoon13 de Septiembre de 2011
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Introducción.
El maltrato a los menores siempre ha existido desde los tiempos antiguos, pero no se había formulado derechos exclusivos para ellos por lo tanto los padres o personas mayores pensaban que tenían la autoridad sobre ellos.
Se debería concientizar más a la población adulta, que la salud de los menores debe ser cuidada de tal manera que no se exponga a un desequilibrio por causas de maltrato, que como se mencionara mas adelante, puede ser de diferentes maneras y afectan de diversas maneras a los menores pudiéndole causar en casos graves la muerte.
También se debe programar pláticas en las escuelas referentes a la violencia familiar y la manera de prevenirla para que en un futuro, al formar una familia no traten mal a sus hijos.
Todo niño maltratado tiene derecho a vivir una vida como cualquier otro niño y se le debe de dar la ayuda necesaria para poder superar este problema.
Se debe concientizar a los padres que, dar una educación de calidad a sus hijos no es pegarles ni hacerlos menos, si no que al contrario dar amor, cuidado y protección, es la mejor manera de brindar una buena educación a nuestros hijos.
Recomendaciones
• Si usted es padre, no pierda la paciencia.
• Disciplínelo no lo maltrate.
• Si un niño va en busca de su ayuda crea en su palabra.
• No culpabilizarle en ningún caso.
• Investigue la verdad.
• Consulte con otros profesionales.
• Recurra a las autoridades correspondientes.
Abuso sexual infantil
De manera genérica, se considera abuso sexual infantil o pederastia1 a toda conducta en la que un menor es utilizado como objeto sexual por parte de otra persona con la que mantiene una relación de desigualdad, ya sea en cuanto a la edad, la madurez o el poder. Se trata de un problema universal que está presente, de una u otra manera, en todas las culturas y sociedades y que constituye un complejo fenómeno resultante de una combinación de factores individuales, familiares y sociales. [...] Supone una interferencia en el desarrollo evolutivo del niño y puede dejar unas secuelas que no siempre remiten con el paso del tiempo.
El abuso sexual constituye una experiencia traumática y es vivido por la víctima como un atentado contra su integridad física y psicológica, y no tanto contra su sexo, por lo que constituye una forma más de victimización en la infancia, con secuelas parcialmente similares a las generadas en casos de maltrato físico, abandono emocional, etc. Si la víctima no recibe un tratamiento psicológico adecuado, el malestar puede continuar incluso en la edad adulta.
En su mayoría, los abusadores son varones (entre un 80 y un 95% de los casos) heterosexuales que utilizan la confianza y familiaridad, y el engaño y la sorpresa, como estrategias más frecuentes para someter a la víctima. La media de edad de la víctima ronda entre los 8 y 12 años (edades en las que se producen un tercio de todas las agresiones sexuales). El número de niñas que sufren abusos es entre 1,5 y 3 veces mayor que el de niños.
Los niños con mayor riesgo de ser objeto de abusos son:
1. aquellos que presentan una capacidad reducida para resistirse o para categorizar o identificar correctamente lo que están sufriendo, como es el caso de los niños que todavía no hablan y los que tienen retrasos del desarrollo y minusvalías físicas y psíquicas;
2. aquellos que forman parte de familias desorganizadas o reconstituidas, especialmente los que padecen falta de afecto que, inicialmente, pueden sentirse halagados con las atenciones del abusador;
3. aquellos en edad prépuber con claras muestras de desarrollo sexual;
4. aquellos que son, también, víctimas de malos tratos.
Según un cálculo de las llamadas «cifras ocultas», entre el 5 y el 10% de los varones han sido objeto en su infancia de abusos sexuales y, de ellos, aproximadamente la mitad ha sufrido un único abuso.
Los abusos a menores de edad se dan en todas las clases sociales, ambientes culturales o razas. También, en todos los ámbitos sociales, aunque la mayor parte ocurre en el interior de los hogares y se presentan habitualmente en forma de tocamientos por parte del padre, los hermanos o el abuelo (las víctimas suelen ser, en este ámbito, mayoritariamente niñas). Si a estos se añaden personas que proceden del círculo de amistades del menor y distintos tipos de conocidos, el total constituye entre el 65-85% de los agresores.
Los agresores completamente desconocidos constituyen la cuarta parte de los casos y, normalmente, ejercen actos de exhibicionismo; sus víctimas son chicos y chicas con la misma frecuencia.
El 20-30% de los abusos sexuales a niños son cometidos por otros menores.
Es un acto considerado un delito por la legislación internacional y la mayoría de los países modernos, aunque no siempre haya una correspondencia entre el concepto psicológico y el jurídico del problema y no exista consenso sobre los procesamientos jurídicos de los abusadores.
Los testimonios de las personas que han sido objeto de abusos sexuales suelen ser ciertos. Respecto de los adultos, el síndrome de la «memoria falsa» suele ser poco frecuente debido a que se trata de sucesos que dejan una impronta muy relevante en la memoria. En cuanto a los niños, solo un 7% de las denuncias resultan ser falsas; el porcentaje aumenta considerablemente cuando el niño está viviendo un proceso de divorcio conflictivo entre sus padres.
¿Qué es el abuso y la negligencia de menores?
¿Cómo define la ley federal el abuso y la negligencia de menores?
Las leyes federales identifican actos y comportamientos que, cómo mínimo, constituyen una forma de abuso o negligencia de menores. La Ley Federal para la Prevención y el Tratamiento del Abuso de Menores (CAPTA, por sus siglas en inglés), enmendada por la Ley para la Seguridad de los Niños y las Familias de 2003, define el abuso y la negligencia de esta manera:
• Un acto u omisión de acto reciente por parte de uno de los padres o el cuidador que resulta en la muerte, un daño físico o emocional de gravedad, el abuso sexual o la explotación (de un menor), o
• Un acto u omisión de acto que pone en riesgo inminente de un daño grave (al menor).
Casi todas las leyes federales y estatales para la protección de menores se refieren a casos donde los padres o los cuidadores han causado daño a un niño. Por lo general, estas leyes no dicen nada sobre el daño causado por las personas no relacionadas al niño abusado.
¿Cuáles son los diferentes tipos de maltrato infantil?
Cada estado define el abuso y la negligencia de menores de acuerdo a los estándares mínimos que establece CAPTA, la ley mencionada arriba. En la mayoría de los estados se reconocen cuatro tipos de maltrato infantil o de menores: el abuso físico, la negligencia (abandono o descuido), el abuso sexual y el abuso emocional. Aunque estos tipos de maltrato pueden ocurrir por separado, por lo común ocurren en combinación y no aisladamente. En muchos estados, el abandono y el abuso de substancias por parte de los padres también son considerados como un tipo de abuso.
Los ejemplos que aparecen a continuación son solo para ilustrar el maltrato de menores, y no constituyen una definición definitiva. No todos los estados definen el maltrato de esta manera, y es posible que en las definiciones de los estados se contemplen situaciones que no se mencionan aquí.
El abuso físico es una lesión no accidental (moretones, fracturas severas, daños que conducen a la muerte) causada por puñetazos, patadas, mordidas, sacudidas del cuerpo, desplazamientos, cuchilladas, sofocamientos, quemaduras, golpes (con la mano, con una varilla, cinturón u otro objeto) o alguna otra manera de causar daño provocada por el padre, cuidador u otra persona a cargo del niño.1 A estos daños se les considera una forma de abuso sin importar si la persona a cargo del niño tenía o no la intención de causar un daño. No se considera una forma de abuso cuando alguien recurre a la fuerza física para disciplinar a un niño (con nalgadas o el uso de la palmeta) siempre y cuando sea un castigo racional y el niño no sufra un daño corporal.
Se considera negligencia o abandono cuando un padre, guardián o la persona a cargo del niño no se preocupa por atender las necesidades básicas para asegurar su bienestar. La negligencia puede ser:
• Física (cuando no se proveen las necesidades básicas como una vivienda o alimentos, o cuando no hay supervisión adecuada)
• Médica (cuando no se provee el tratamiento médico o de salud mental necesario)
• Educacional (cuando se le niega al niño el derecho a la educación o cuando se ignoran necesidades escolares especiales)
• Emocional (la inatención de las necesidades emocionales del niño; cuando se le permite usar el alcohol y las drogas; cuando no se le da un cuidado psicológico adecuado)
Estas situaciones no son automáticamente un indicio de abandonado. A veces los valores culturales, los estándares de atención médica en una comunidad o los embates de la pobreza pueden conducir a estas inatenciones, y por esto es importante que las familias reciban información y asistencia cuando se encuentran en estas situaciones. Una familia que no se beneficia de la información y los recursos disponibles pone en peligro la salud y la seguridad del
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