Diario de Viaje: Caravana Millonaria
andyfornerisApuntes29 de Junio de 2016
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Diario de Viaje: Caravana Millonaria
Día 1:
Un 10 de Diciembre de 2015, se me pone la piel de gallina al relatar mi experiencia, ¡no puedo más! Era un sueño hecho realidad, del cual no podíamos despertar. Papá y yo, Yo y papá. Lo que soñamos tan profundamente, algo que parecía imposible, se estaba cumpliendo. Nos hablaron de un tal “Shinkansen” para viajar a Japón. No teníamos ni la menor idea de que era. Un avión? Qué se yo. Era el famoso tren bala japonés (“famoso”, seguramente solo ellos lo conocen), el cual estaba incluido en el JR Pass que la mayoría sacamos para viajar. La verdad nunca había viajado en tren, y esa fue la primera y última vez. “Supera los 200km por hora” Estábamos re cagados. Estuvo bueno, sí. Pedimos el asiento con vista al Monte Fuji, que estaba media hora después de Kyoto, a la derecha. La mujer encargada de controlar los boletos saludaba cada vez que ingresaba al vagón (Yo solo quería llegar, me estaba cansando). Uno tenía el asiento 18, y estaba en el vagón 18. Teníamos que esperar a que se ubicase bien, porque si no no podíamos arrancar. Por suerte, la encargada le cambio el boleto y arrancamos enseguida. Si no, quien sabe que hubiera hecho. Ni un minuto más, ni un minuto menos. Yo salgo a la hora programada y punto. Llegamos a tierras asiáticas después de hacer escala en Monterrey, México. Ahí nos cruzamos miles de hinchas, fue una locura. Algunos al llegar viajaron al sudeste asiático para conocer (de pedo llegamos a Japón, de pasear ni hablar). Nosotros fuimos directamente a Osaka, dónde debutamos. Es único viajar a esa velocidad, una sensación de miedo, alegría y muchas náuseas. Mitad bueno, mitad malo. A la misma velocidad que avanzaba, lo limpiaban, re loco. El espacio para las valijas era malísimo, tenías que llevar si o si mochilas o bolsos, si no las valijas no salían enteras de ahí. Una vez abajo del Shinkansen, la amabilidad de todos y su cultura era para sorprenderse. Nada que ver a nosotros. Buenas tardes se dice “Kyo wa”, creo que es lo único que aprendí en todo el viaje. Nos sentimos perdidos en medio de la nada, en un lugar desconocido, lleno de personas iguales. Nosotros éramos los distintos. Cuando empezaron a llegar los hinchas, nos sentimos más calmados. Se calculó 15 mil hinchas de River en Japón. 15 mil personas que cruzamos el mundo por una sola razón. Por la pasión. [pic 1]
Día 2:
12 de Diciembre de 2015. Nos hospedamos en el hotel Hilton en Osaka (no creo que haya hotel más grande que ese). Nos quisieron ofrecer un “Hotel Cápsula” y me agarró alto miedo. Con lo claustrofóbica que soy, no duraba ni dos minutos. Era un hotel muy tradicional. Fue complicado adaptarnos tan rápido a sus costumbres y la diferencia horaria era de 14 horas, claramente no dormimos siesta ni parpadeamos, si no íbamos a sufrir. No podíamos creer lo que era el hotel. Las puertas japonesas eran corredizas hechas de papel o “shoji”. Para dormir se extendía un colchón que se plegaba al levantarse. Habían pequeños baños termales y tenían cena de degustación (las cuales se las llamaban “kaiseki”) de platos típicos de la zona. Había que quitarse los zapatos a la hora de entrar a la habitación y ponerse unos que estaban ahí (me daban asco, no uso zapatos ajenos ni de casualidad). Lo bueno es que tenían calefacción central (espero que no se termine nunca esto). Ese día nos dieron café, con arroz y bacon. Huevos revueltos, que asco. Desayunar eso me dio ganas de volver. Papá le entró a todo, como siempre. Nos tomamos el día para conocer el hotel y hablar con otros hinchas a ver qué onda el tema entradas. Se acercaba el día de la semifinal, aunque claramente, teníamos en mente la final con el Barça. Esperamos a la noche para comer sushi, vinimos a este hotel por esa razón. Además de que tenía la mejor vista de todas y estaba en el centro, era el hotel con el mejor sushi. Por la noche, quisimos probar algunas bebidas alcohólicas. Probamos el “awamori” (que tiene base de arroz), “shochu” (que es destilada de camote, cebada o arroz) y obviamente, la cerveza japonesa, de marca Sapporo, decían que era la más rica, además de la más antigua. Fue un día tranquilo, recorrimos todo el hotel y probamos todo tipo de comidas típicas de Japón. Me gustó mucho conocer la cultura de ellos y ver como se relacionan entre ellos y con nosotros. Después de todo lo que comí caigo redonda a la cama, no dábamos más. [pic 2]
Día 3:
13 de Diciembre de 2015, cada vez faltaba menos. Cada día que pasaba era más emocionante para nosotros. Ese día recorrimos Osaka y sus atracciones turísticas. ¡Qué bella ciudad! Me volví loca. Recorrimos, literal, todo Osaka. Primero fuimos a Sumiyoshi Taisha (que nombres complicados, la próxima me ahorro en escribirlos). Es uno de los santuarios más importantes e históricos de todo Japón, principalmente en Osaka, claro está. Estaban los tipitos esos que se ponen abajo del dragón y empiezan a hacer figuras. Pensé que era una gilada pero me copó. Luego fuimos al Castillo de Osaka, era lo más fino que cualquiera puede ver. Y una re calidad. Lo bueno es que estaba abierto siempre y no lo cerraban ni en feriados ni días festivos. Buen dato. Fuimos al Museo de historia de Osaka. Claramente yo no quería ir, pero mi papá me jodió todo el viaje con ese lugar tan aburrido. Principalmente, porque me contaron la historia de Japón y del origen de muchas cosas que no me interesaban. Yo vine al Mundial de Clubes, a ver a River, no vine a fumarme un recorrido en un museo tan pero tan aburrido (Lo hice por papá, pobrecito). Peor que las clases de historia mismas. El lado positivo era que tenía vista a un lago re lindo y estaba piola. En vez de escuchar al chabón que contaba todo eso que no me importaba, me fui a ver el paisaje. Por suerte en seguida nos fuimos al Templo budista de Shitennoji, el cual fue reconstruido mil veces, no sé qué onda. Me contaron que todos los 21 se reúnen todos los comerciantes en “un mercado de pulgas” (Y eso?). Lo mejor del día fue el Rascacielos de Umeda, son dos torres gemelas, parecía que tenía un ovni en el medio, re flashero. No sabía que Osaka era tan relevante, fue la primera ciudad en construir un museo de ciencia, además en todo Japón. Era re tecnológico. Tenía gráficos tridimensionales, se re pasaron. Por último, paseamos por la gran calle Dotonbori. Ahí nos comimos todo y compramos un montón de cosas. Es la calle más larga y con más lugares gastronómicos en todo Japón, yo ya gané. La verdad que Japón es uno de los lugares más turísticos del mundo, y en esa calle, te das cuenta. Gran día, y se acerca el mejor día de todos. [pic 3]
Día 4:
14 de Diciembre de 2015. El peor día del viaje fue éste. Me agarró un terrible resfrío y no podía salir del hotel. Mi papá hizo lo que tenía que hacer, obvio. Cuidar a su hermosa hija que estaba enferma en Japón? No. Fue a averiguar el tema entradas. No lo juzgo, yo hubiera hecho lo mismo. Ja. Ya teníamos entrada para la semifinal, nos faltaba averiguar cuanto estaban para la gran final. Papá se fue todo el día y me dejó sola. Volvió a la noche y me llevó a comer a un lugar enorme. Y horrible al mismo tiempo. El nombre: Matsuzakagyu Yakiniku. Terrible nombre se mandaron eh. Y qué era ese lugar? Una churrasquería japonesa… Colgaban carnes en las paredes como esos típicos lugares argentinos. Hoy no duermo de las pesadillas que voy a tener. Y de las náuseas. Sin palabras. Desde que estaba en la panza no me gustaba la carne y justamente me lleva a un lugar donde solo se dedican a hacer carne. No había nada más que eso, me faltaba tomar jugo de carne y estábamos todos locos. Y no cualquier carne, japonesa. El mozo era argentino, lloré. Ese día volví al hotel con un hambre que no tuve en estos 15 años de vida. Llamé servicio al cuarto y me trajeron un desayuno, quería algo dulce. Si me traían huevos revueltos, se los tiraba por la ventana. Tostadas y café, otra vez. Pero juegan, me hacían acordar a Argentina. Lo único que extrañaba era la comida de mamá y mucho más esa noche. La hubiera traído a ella… Aunque ni siquiera le interesa el fútbol. Capaz le pintaba cocinar en Japón, que se yo. Reitero, el peor día de todos. Esperemos que mejore para el gran día. Muerta, semimuerta, o como sea, a la gran final se llega. [pic 4]
Día 5:
15 de Diciembre de 2015. Mañana era la semifinal. Todos los días soñaba con lo mismo. Ganar el Mundial de Clubes y tenerlo a Funes Mori levantando la Copa. Una parte de mi sueño se podría hacer realidad, ser el mejor equipo del mundo… Pero no de la mano de Funes Mori. Lo extraño, lo sueño todos los días. Miro mi fondo de pantalla y estaba ahí, pero no estaba acá. Me hubiera metido en su valija para ir con él a Inglaterra, ya fue, vamo’ a ver al Everton. Iba a ser difícil seguir, pero ya estábamos. Bue, volviendo, jugábamos contra el Sanfrecce Hiroshima en el Estadio Nagai. Injunables. Recorrimos la zona y vimos el Estadio por fuera. Era normal, no de mi agrado. Mañana iba a ser rojo y blanco. Tenía una capacidad de 50.000 personas, iba a ser más River que otra cosa. Los mismos japoneses nos alentaban a nosotros, en vez de a un equipo que era de origen japonés. Hay que guiarse por la historia, ya fue. Ya iba a ser un hecho la final, ni me preocupaba lo que iba a suceder contra estos tipos. Ya veo que nos quedábamos afuera de mala leche, por hablar anticipado. Mejor me callo. Esa noche comimos en el hotel y nos acostamos tempranito, no pegué un ojo. Faltaban 5 días, 5 días para hacer historia. Todos rezábamos para que Messi no jugara la final, ya que la semifinal no la iba a jugar. Un poco de esperanza teníamos, un poco. Pero con pasión y dedicación todo se puede. Tenía un trastorno renal, tenía que recuperarse en 24 horas después del alta. Seguíamos rezando. No hay que depender de ello. A las 19.30 en Japón, a las 7.30 en Argentina. Obviamente iba a levantar a toda la familia para que lo viera. 5 días. [pic 5]
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