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Didactica Magna


Enviado por   •  8 de Mayo de 2013  •  1.581 Palabras (7 Páginas)  •  427 Visitas

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CAPÍTULO I “ES PRECISO FORMAR A LA JUVENTUD CONJUNTAMENTE EN ESCUELAS”

Los padres, autores de la vida natural, deben también serlo de la vida racional, honesta y santa.

Estos formadores de la juventud se llamaron preceptores maestros, profesores y los lugares destinados escuelas estudios literarios auditorios y colegios.

Josefo afirma que después del diluvio el patriarca se abrió la primer escuela llamada” hebrea”. Daniel y sus compañeros fueron adiestrados en esta ciencia de los calderos, como igualmente en Egipto donde Moises fue educado, en el pueblo de Israel por mandato divino se crearon escuelas llamadas “sinagogas” donde los levitas enseñaban la ley estas duraron hasta cristo conocidas por las predicaciones de él y de los apóstoles. De los egipcios los griegos y de estos los romanos tomaron la costumbre de fundar escuelas y principalmente de los romanos partió la admirable costumbre de abrir escuelas para todo su imperio.

La republica cristiana no solo conservaría esta santa costumbre, sino aumentarla de tal manera que en toda reunión bien ordenada de hombres se abra una escuela, como adulatorio común de la juventud. Y esto lo rige:

• Pues si el padre de familia no se dedica a él todo aquello que hace relación a la casa, sino que utiliza diversos artesanos. Para instruir a los adultos en la religión tenemos templos y para resolver las causas de los litigantes o convocar la pueblo para informarle de algo poseemos el “pretorio” y la “curia”

• La necesidad: los mismos padres tiene condiciones o tiempo para educar a los hijos, por consiguiente quienes hagan esto exclusivamente y por lo mismo sirvan a toda la comunidad.

CAPITULO II “SE DEBE REUNIR EN LAS ESCUELAS A TODA LA JUVENTUD DE UNO Y OTRO SEXO”

Lo que debe admitirse a todos por igual, nobles y plebeyos, rico y pobres, niños y niñas.

Todos abran de ser preparados de tal modo que instruidos sabiamente en las letras la virtud y la religión, puedan atravesar útilmente esta vida presente y estar dignamente dispuestos para la futura.

No es obstáculo que allá algunos que parezcan por naturaleza idiotas y estúpidos. Porque esto mismo es lo que hace más recomendable y urgente esta cultura general de los espíritus. Por lo mismo que hay quienes son de su naturaleza más tarda o perversa hay que ayudarle más para que en lo posible se vea libre de su brutal estupidez. Nadie debe de ser excluido si no aquellos a quienes Dios negó en absoluto el sentido o el conocimiento.

No existe ninguna razón por la que al sexo femenino deba ser excluido en lo absoluto de los estudios científicos.

Pretendemos educar a la mujer no para la curiosidad, sino para la honestidad y santidad.

CAPITULO III “LA ENSEÑANZA EN LAS ESCUELAS DEBE SER UNIVERSAL”

En las escuelas hay que enseñar todo a todos. No ha de entenderse con esto que juzgamos necesario que todos tengan conocimiento de todas las ciencias y artes. Esto ni es útil por su misma naturaleza ni posible dada la brevedad de la humana existencia .

Sin excepción hay que entender que en las escuelas, y después toda la vida gracias a ella

• Se instruían los entendimientos en las artes y las ciencias

• Se cultivan los idiomas

• Se forman las costumbres con suma honestidad

• Se adora sinceramente a Dios

Las escuelas eran talleres de la humanidad, laborando para que los hombres se hagan verdaderamente hombres.

• Creaturas racionales

• Creaturas señora de las demás creaturas

• Creatura delicia de su creador

Estas tres cosas deben de ser imbuidas a toda la juventud en todas las escuelas. Lo demostrare tomando fundamento:

• De las cosas que nos rodean

• De nosotros mismos

• De Cristo, ejemplo perfectísimo de nuestra perfección

CAPITULO IV “HASTA AHORA HEMOS CRECIDO DE LAS ESCUELAS RESPONDEN PERFECTAMENTE A SU FIN”

¿Hay alguna escuela que se halla propuesto llegar a este grado de perfección, cuanto menos que lo haya conseguido? Para que no se no diga que perseguimos ideas platónicas o que soñamos una perfección que no existe y que tal vez no podamos esperar en esta vida, vamos a demostrar con otros argumentos que las escuelas deberían de ser como dejamos dicho y no como son hasta ahora.

Lutero, en su estación las ciudades del imperio para que eligiesen escuelas, exige respecto a ellas, entre otros, estos dos requisitos:

• Que en todas las ciudades, plazas y aldeas se creen escuelas para educar a toda la juventud de uno y otro sexo de tal manera que aun aquellos que estuviesen dedicado a la agricultura o a los oficios, acudiendo diariamente a la escuela durante dos horas, si se instruyen n letras, costumbres y religión.

• Que se establezcan las escuelas con algún

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