EJEMPLO DE APLICACIÓN DE NORMAS A.P.A MULTICULTURALIDAD Y ESTADO

EJEMPLO DE APLICACIÓN DE NORMAS A.P.A

MULTICULTURALIDAD Y ESTADO^[a]

Hablar de educación es ponerse en frente de las realidades objetivas de una sociedad, condiciones políticas, económicas, familiares, etc. Circunstancias que, en efecto, montan el escenario por excelencia para conocer la extensión de los aciertos y desaciertos del estado, de la familia y las instituciones de todo un país que se debate entre las características favorables o que van en detrimento de la misma formación de los estudiantes que desde “ya” son el tiempo (presente o futuro) de la misma sociedad. Amén de estas características objetivas en la educación, es oportuno tener en cuenta las subjetivas: deseos, intereses, ansias de conocer, sentimientos de los discentes en cualquiera de las esferas humanas.^[b]

Esta dicotomía presente en la educación -objetiva y subjetiva- nos devela un contexto educativo con tantos mundos posibles como estudiantes puede albergar. Así, en el universo que se configura en los salones de clases, es factible encontrar divergencia de pensamientos, maneras de obrar, y diferentes culturas que se congregan en un espacio común para encontrarse y enriquecerse mutuamente o aislarse con la mayor ignorancia. Ahora bien, en este punto hace aparición la tarea del maestro como columna vertebral para encaminar y determinar el curso de las culturas en la educación MULTICULTURAL o en la simple educación con culturas.^[c]

Es el maestro, en medio de esta sinfonía, el encargado de darle forma a la existencia de las diferentes culturas, la forma en que pueden enriquecer un mismo tópico desde esas ópticas; según Judith J. Richards (1993) la educación multicultural es un proceso referido a la naturaleza multicultural de la sociedad en la cual se encuentran inmersos los actores de ésta. Teniendo como fin el otorgamiento de habilidades necesarias para que puedan desenvolverse, niños y niñas, de manera competente en las múltiples culturas.^[d]

Para Sandra Dickerson (1993) la educación multicultural es un sistema complejo ^[e]de “educación”en el que se inscribe inmanentemente la promoción del pluralismo cultural y la igualdad social. Los contenidos de las áreas del conocimiento deben reflejar, entonces, la diversidad, las formas y los comportamientos existentes en la sociedad, al igual que debe garantizarse el constante equilibrio en los recursos y en los programas para todos y todas las aprendices, así como en los resultados.

En consecuencia, la educación multicultural exalta el estudio del conocimiento y las culturas de los diferentes grupos, minoritarios o mayoritarios, que comparten un lugar de existencia, es decir, una sociedad plural y múltiple, con un propósito de comunicación entre ellas.

Ahora bien, retomando las características objetivas y subjetivas de la realidad y de maneras más concreta en las culturas, Cuche (1996) plantea que en la identidad cultural ^[f]de las personas de una sociedad, se distinguen concepciones “objetivas” y “subjetivas”. Las primeras son consideradas a partir de criterios precisos, reconocidos como objetivos: herencia, lengua, piscología colectiva, territorio, religión... En cuanto a la concepción subjetiva, la identidad etnocultural se refiere a sentimientos de pertenencia e identificación, en menor o mayor grado imaginaria, a una colectividad.

En el anterior planteamiento, también es posible entrever la relevancia y urgencia de conceptualizar la identidad, dado que ésta se encuentra en la esencia de cada integrante de una comunidad educativa, grupo, sociedad o etnia. De acuerdo con Rey y Canalís (2002):^[g] 

...la identidad es el resultado de un proceso en el cual entran a jugar un papel muy importante tanto los elementos propios de la estructura social del mundo en el que vivimos, como nuestros procesos psicológicos e interacciones de la vida cotidiana, en el que estos diferentes niveles están relacionados y se influyen mutuamente, y en el que la identidad es la manera  en que nosotros nos pensamos y definimos tras una reflexión, en función de lo que hemos vivido en nuestra vida. (p.85^[h])

Acorde con esto, la identidad es un componente cotidiano y determinante en la personalidad de los seres humanos y por consiguiente en la manera de encarar y concebir la realidad misma. Un claro ejemplo se ve materializado en la concepción que tienen los vascos de su lengua, para éstos se ha convertido en un símbolo de la colectividad, más allá de su empleo (Rey y Canalís, 2002).

De esta manera, la educación multicultural se nos presenta como la misma cotidianidad de los hogares, grupos minoritarios y mayoritarios, que se dan cita en los salones escolares donde todo un país se conglomera en pocos metros cuadrados con la dirección que deciden los maestros, los mismos que hacen de todas las voces, desde el norte del país hasta el oriente, un coro unísono en búsqueda de una sola comprensión... A partir de tantas culturas.

En la misma línea de la multiculturalidad, es oportuno considerar la globalización como amenaza u oportunidad. Sin duda alguna, el pensamiento se bifurca cuando la globalización toma parte en el plano de la cultura de un país: “algunos temen que la globalización, impulsada por la acumulación económica y técnica en unas pocas manos, a la que es preciso sumar el vertiginoso desarrollo de las comunicaciones.” (Cebrián, 2005)^[i]

Se torna así preocupante, el avasallamiento de los imperios económicos en la esfera cultural de cualquier país “chico”, pudiendo terminar en la pérdida absoluta de la misma identidad cultural. Según Ranka Bjeljac-Babic (2000) era sabido que las lenguas nacen, evolucionan ^[j]y mueren con las sociedades donde surgieron, pero al final del siglo XX, la desaparición de éstas se ve marcada por la “globalización financiera mediática” (Internet)^[1]  . En consecuencia y de acuerdo con el mismo autor, las 6000 lenguas que existen hoy en el mundo son “un patrimonio en peligro”.

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