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EL TLC Y LA CONFORMACIÓN DE SINDICATOS AGROPECUARIOS


Enviado por   •  18 de Diciembre de 2019  •  Documentos de Investigación  •  4.669 Palabras (19 Páginas)  •  96 Visitas

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EL TLC Y LA CONFORMACIÓN DE SINDICATOS AGROPECUARIOS

Integrantes:

Chacón de la Cruz Esaú

Lobaco Huitrón José Alfonso

Sierra Méndez Ricardo

Valdivia Vega Luis Mario

Abordaremos los factores que conllevaron a los países norteamericanos –México, Estados Unidos y Canadá- a la negociación y firma del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN o NAFTA por sus siglas en inglés) durante la década de los 90´s.

Al salir Estados Unidos de la segunda guerra mundial este se convirtió en la economía líder del mundo y una vez estando en el poder se dio cuenta que no debía de repetir los errores que se suscitaron en los periodos de guerra y crisis financiera mundial, por lo que optó la creación de un nuevo orden económico mundial, el cual México rechazo. A lo largo de cuarenta años la industria mexicana no tuvo necesidad de competir con el extranjero, puesto que, de 1940 a 1952 hubo una demanda significativa de productos para satisfacer las necesidades de los países en guerra. Así pues el gobierno de México creía que su campo industrial era la clave para la modernización teniendo en cuenta la base de su mercado interno para poder llegar a cumplir esa meta.

Entre 1958 y 1970 México contó con una demanda mayor de productos primarios y de manufacturas de consumo por lo que este buscó el apoyo de créditos monetarios de los organismos internacionales que contribuyeron a dar estabilidad y crecimiento a la industria en el país. Debido a lo anterior se estableció un proteccionismo escudado bajo la sustitución de importaciones, el cual tenía por objetivo sustituir las importaciones extranjeras con la producción nacional, la cual se volvió sumamente proteccionista.

En el año de 1971 un factor externo sacudió la economía mexicana a tal grado de devaluar el dólar en la mayor parte del mundo: una crisis económica. México en ese lapso contó con sus reservas petroleras para poder mantener aún más su política proteccionista y debido a ello tuvo una fuerte expansión basada en los recursos petroleros, pero la caída de los precios internacionales del crudo profundizó la crisis financiera. Por estas razones México necesitó de una fuente de divisas que sustituyera a las del petróleo, puesto que los ingresos que generaban los productos a base de este mineral se consumían en pagar la deuda externa. Aunque también necesitaba financiar el crecimiento de la economía y la modernización industrial debido a que la población seguía incrementando.

El gobierno de la Madrid (1982 - 1988) tuvo que evitar la brusca caída de los precios del petróleo, que había sucedo en los setenta. De la Madrid se encontró con tres urgentes tareas económicas en ese entonces: hallar una solución a la deuda externa, estabilizar la economía y poner en obra un cambio estructural que permitiera el crecimiento libre de la adicción a la deuda externa. El gobierno mexicano decidió ajustar la economía y continuar con el pago de la deuda, renegociando mejores términos. Hacia finales de 1982 se negoció un programa de ajuste con el Fondo Monetario Internacional, que aceptó otorgar nuevos préstamos bancarios tanto para 1983 como para 1984. En 1985 las elites políticas llegaron a la conclusión de que se requerían un ajuste financiero y la reestructuración a fondo de la economía mexicana y en julio de ese año un decreto presidencial introdujo profundas reformas comerciales, cuyo propósito fue racionalizar la política de importaciones en un intento por estimular el ajuste económico del sector industrial e incrementar las exportaciones no petroleras. El primer paso significativo fue la eliminación del requisito de permiso de importación para cerca de dos mil artículos del programa arancelario de México.

Así fue como en 1986 México se abrió al comercio exterior, operando la regla del comercio internacional con el concepto de balanza de pagos (“para vender hay que comprar”). Debido a la acelerada inflación que experimentó México por la crisis productiva y financiera, la apertura con el exterior se consideró uno de los mecanismos anti-inflacionarios. Para que México pudiera retornar a una economía estable y creciente, necesitó generar divisas por medio de la exportación manufacturera, por ausencia de las divisas petroleras, mineras, agropecuarias y turísticas.

Cuando México fue admitido en el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros (GATT por sus siglas en inglés), se estipuló que los aranceles máximos eran de 20% con un promedio de 9.5 %, los cuales eran más bajos que los de las mayorías de países con los que México comerciaba, esto dio un nuevo impulso a las reformas comerciales que ya se habían puesto en vigor, particularmente la eliminación de los permisos de importación, a la reducción de los aranceles y la eliminación gradual de los precios de referencia oficiales de importación. En 1989 México llegó a importar el 68.3 % de sus compras de los Estados Unidos, país al que le importo el 64.3% de sus ventas al exterior.

Así fue como México se vio obligado a dejar de ser importador de artículos industriales, para convertirse en exportador de manufacturas para responder a las presiones de los cambios mundiales y los comportamientos de las potencias, en especial de Estados Unidos quien era con quien más comercializaba. Para lograr este propósito tenía que negociar con otros países ya que necesitaba que una apertura comercial mayor y esto iba a arreglarse si disminuía sus aranceles.

Posteriormente tenía que levantar todas las barreras proteccionistas en favor de la compra y venta del mercado exterior. Sin embargo los productos mexicanos encontraron con obstáculos en el mercado externo, no solo por el precio, calidad y oportunidad de las exportaciones, sino que el mundo estaba

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