EVOLUCIÓN DE LOS TÍTULOS EJECUTIVOS

EVOLUCIÓN DE LOS TÍTULOS EJECUTIVOS.

Los títulos ejecutivos junto con la ejecución constituyen las notas esenciales del concepto de lo ejecutivo, la ejecución es cuando se produce la satisfacción real de la obligación, desde el punto de vista jurídico, el titulo ejecutivo ocupa el primer plano pues de su existencia se desprende:

La existencia de un crédito y de su deudor y la posibilidad de iniciar un juicio ejecutivo y la casi inmediata ejecución.

Con el paso del tiempo se necesitó que el derecho diera fuerza ejecutiva a ciertos documentos para que estos provocaron el juicio ejecutivo. El título y el juicio ejecutivo son indispensables el uno para el otro, porque de ambos depende su mutua existencia.

En sus orígenes fue la Ley Toledana de 1480, la que extendió el juicio ejecutivo, donde se menciona que tienen que presentarse  cartas y contratos públicos ante los alcaldes administradores de la justicia en los reinos, para así recaudar obligaciones contra cualquier persona.

Más tarde en el siglo XIV aparece en la Novísima recopilación que los títulos ejecutivos son los conocimientos reconocidos por las partes ante el juez (figura indispensable), que mandara a ejecutar; se menciona también que las confesiones claras y hechas ante el juez competente, traen aparejadas ejecución.

No será hasta el siglo XVIII cuando se de fuerza ejecutiva a la libranza o letra de cambio aceptad sin necesidad de reconocimiento judicial.

No es hasta la doctrina cuando se empieza a mencionar cuales son los títulos de cambio, así se comienza a clasificar en la doctrina cuales eran los títulos de cambio en especial en las indias, entonces autores como Corvalán y Castillo publican en sus obras listas como la siguiente:

Son títulos ejecutivos en indias.

1. Sentencia basada en autoridad de cosa juzgada o ejecutoria librada por los tribunales.
2. Sentencia arbitral.
3. Transacción hecha ante escribano.
4. Escritura Pública
5. Confesión de la deuda hecha en juicio.
6. Instrumento privado y reconocido.
7. Cédulas o provisiones del rey.

Y así siguieron múltiples libros en España y México pero todos cometían los mismos errores u omisiones que se prolongaron hasta mediados del S.XVIII, no fue hasta la publicación del Libro de Sala 1833- México, que se dio una explicación clara y precisa, además de correcta comparada a la clasificación desordenada e incongruente de Eugenio de Tapia.

La Obra Sala antes mencionada, al hablar de los títulos de ejecutivos lo hace con un criterio lógico, en forma clara y sucinta:

1. La sentencia ejecutoria o pasada en autoridad de cosa juzgada. Firmeza de una autoridad judicial.
2. La sentencia de árbitros aun antes de ser homologada.
3. La transacción, forma autocompositiva tradicional que tiene por objeto terminar definitivamente el pleito.
4. El juicio uniforme de contadores.
5. La escritura pública, sin necesidad de clausula alguna ya que la fuerza ejecutiva se la da la ley y no un convenio entre las partes.
6. El vale reconocido, el reconocimiento debe recaer solo sobre la firma.
7. La libranza o letra de cambio aceptada y tiene fuerza ejecutiva a partir de la pragmática de 2 de Junio de 1872.
8. La confesión y el juramento judicial decisorio del pleito.

En México surgen problemas a partir de la codificación para 1857 la Ley de Comonfort deponía que presentándose actor con escritura publica u otro instrumento de los que traen aparejada ejecución, el juez, examinándolo atentamente librara, si fuere conforme a las leyes su acto de exequendo. En  México siempre ha existido y existe jurisdicción especial de comercio, en la que se regula un juicio ejecutivo mercantil, en donde se contemplan varios documentos ejecutivos que son, en su mayoría, los títulos de crédito o títulos de valor.

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