Educacion Para La Ciudadania
segudoluis8 de Julio de 2013
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Educación para la ciudadanía
La importancia de la asignatura
A partir del reconocimiento del contexto en que se encuentra el Ecuador hoy urge replantearse
la posibilidad de un urgente cambio de paradigma, un cambio que comprometa al ser humano,
a la familia, a la comunidad y a la sociedad en general. Este nuevo paradigma debe prestar
especial atención a la vida digna de todos los ecuatorianos, una vida que implique la satisfacción
de las necesidades básicas, educación de calidad, salud, seguridad. Hasta ahora este anhelo no
ha sido posible. Son necesarios nuevos paradigmas para los nuevos contextos. Es tiempo de
pasar de una concepción del ser humano como “lobo del hombre14” a una propuesta centrada
en el reconocimiento de su dignidad particular15.
La urgencia de este imperativo –ético y humano– vuelve los ojos al ser humano, a partir de sus
años escolares. Si se lo concibe como un depredador natural y se opta por asumir una posición
pesimista, la única posibilidad sería la de vigilarlo y controlarlo (Foucault, 2004). Esta es la
perspectiva de la violencia. Si lo entendemos desde una perspectiva integral, en medio de un
14 Recuérdese el “homo homini lupus”, el hombre es lobo del hombre de Hobbes.
15 Este primer párrafo es ya una invitación a reflexionar acerca de otras alternativas de desarrollo para América
Latina, las mismas que deberían estar centradas, en principio, como una vida digna y el bien común como aspiraciones
éticas de todo ser humano. De forma opuesta al ideal moderno de “la paz perpetua” y “una vida digna para todos”, los
síntomas que evidencia esta modernidad imperante han sido los de la inequidad y la barbarie… Los valores pretendidos
por la civilización occidental no se han logrado, no se han realizado bajo los sistemas sociales y políticos que han
guardado hegemonía.
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contexto promisorio para América Latina, la propuesta es esperanzadora, nos impele hacia la
construcción de una vida saludable, hacia la formación de un ser humano y una sociedad para el
Buen Vivir.
La preocupación por una vida saludable ha sido una constante desde los orígenes de la reflexión
filosófica. Encuentra un lugar especial a partir de la pregunta sobre el juicio acerca de las
acciones humanas. Se trata de la pregunta acerca de la ética que realizaran los filósofos griegos
a partir del siglo IV AC.
Con distintos enfoques, que pasan desde el cosmocentrismo16 de los antiguos y el
teocentrismo17 de los medievales, se busca un fundamento racional a esta pregunta en el
antropocentrismo18 moderno. Será Kant quien establezca el llamado “giro copernicano”19 y
regrese la pregunta acerca de la vida saludable para los seres humanos al fuero interno del
mismo individuo. Esta visión, junto con el reduccionismo racionalista cartesiano20 ha provocado
una ceguera en la civilización occidental, se trata de la formación de una inteligencia ciega
(Morin 2005), perspectiva bajo la cual la misión de la educación era formar seres humanos
funcionales al sistema. El ser humano sacrifica su realización personal en aras de las
instituciones.
Esta es la lógica subyacente en lo que se ha dado en llamar “la sociedad del consumo”. Las
libertades de tener y de hacer han sido sobrevaloradas, marginando a la libertad del ser. “Sin
embargo, estas posibilidades del ser humano contemporáneo no le otorgan el verdadero
ejercicio de la libertad óntica21 (libertad de ser), la cual se ha conducido a esclavizar al hombre al
bien‐tener y al bien‐hacer, que lo lleva al bien‐estar, olvidando el bien‐ser” (Alvarado
Hernández, 2010). Esto ha generado una sociedad en la que se vive la injusticia y se suscitan
espacios de corrupción, delincuencia, violencia, primando así un individualismo exacerbado.
En este marco histórico se presenta una opción ética diferente para el continente del Hemisferio
Sur. Numerosos hombres y mujeres comprometidos con el desarrollo de sus pueblos, estudiosos
de los procesos históricos y del pensamiento de América Latina, han trabajado en la búsqueda
de nuevos conceptos e ideas que ofrezcan un horizonte promisorio al continente de Bolívar y
Martí. Se trata de una reflexión en la cual confluyen tanto el planteamiento de una alternativa
ética para una mejor calidad de vida como el mandato constitucional, según estipula la
Constitución del Ecuador.
Como alternativa ética es necesario tomar en cuenta los planteamientos formulados por
filósofos y estudiosos de la Ética, de profunda y significativa influencia en el pensamiento
16 Cosmocentrismo: del “Cosmos” (entero, orden). Los griegos concebían al mundo conocido como una
totalidad ordenada, armónica, de la cual el ser humano formaba parte.
17 Teocentrismo: del griego “Teos” (Dios): El medieval concebía al mundo existente como una totalidad que
encontraba su sentido exclusivamente en la divinidad. No podía haber contradicción entre lo dictado por la Revelación
(Biblia) y el conocimiento científico.
18 Antropocentrismo: Del griego “antropos” (ser humano). El ser humano es el centro del mundo existente, en
él encuentra sentido lo existente, él es el principio ordenador del mundo.
19 Giro copernicano: Será Copérnico quien, gracias a sus investigaciones, revolucionará el orden del cosmos al
ubicar en el centro del Sistema Solar al Sol y ya no a La Tierra, como sostenía la visión medieval. Se denomina en
Filosofía “giro copernicano” a la nueva posición que el ser humano, desde la Filosofía de Kant, tendrá como centro de
lo existente, de la especulación filosófica y de la investigación científica.
20 Racionalismo cartesiano: Será Descartes (1596-1650) quien proponga la razón como único camino para el
conocimiento, y la duda el camino para encontrar la verdad.
21 Óntica: “Puede traducirse: que se refiere a los entes” (Ferrater Mora, p. 2620). “Ente”: participio presente del
griego “on” (Ferrater Mora, 2001a, p. 21). Hace relación al ser.
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contemporáneo, entre los cuales debemos resaltar a J. Habermas, A. Cortina y Amartya Sen,
aportes que se distinguen por el carácter dialógico22 y procedimental que debe tener una
formulación ética hoy, y por el respeto que evidencian a la dignidad humana, presupuestos
necesarios para la formación de una ciudadanía participativa, activa y crítica, constructora de
una nueva democracia.
Morín (1999), en su planteamiento sobre la antropoética propone como una exigencia para las
nuevas generaciones la formación en una ética auténticamente humana: “La antropoética debe
considerarse como una ética de la consciencia de la conceptualización compleja del género
humano que comprende la triada individuo – sociedad ‐ especie, donde las interacciones entre
cada uno de ellos los hace sostenerse, retroalimentarse y religarse23. Cada uno de estos
elementos, a la vez que es co‐productor de nosotros, es también medio y fin de los otros. Toda
concepción del género humano significa el desarrollo conjunto de las autonomías individuales,
de las participaciones comunitarias y del sentido de pertenencia a la especie humana” (p. 62).
Se trata de una ética que permita la autonomía individual y, a su vez, la participación
comunitaria. El cuidado de la comunidad lleva consigo el de la especie y, llama a una ética de la
austeridad, a una ética del cuidado ambiental; es ésta una ética que parte de formar al hombre,
en una dinámica de “bucle”24 para transformar la humanidad.
Desde esta perspectiva se puede pensar en alternativas posibles, positivas y proactivas, factibles
de ser construidas desde la educación. Es necesario volver los ojos a la escuela, es allí donde se
forjan los nuevos ciudadanos, donde se puede generar una nueva sociedad. Solo cuando la
escuela sea mejor que la sociedad será posible transformar a esta última.
El Estado ecuatoriano, mediante mandato constitucional, en diferentes artículos25 adopta el
Buen Vivir como hábitat para las presentes y futuras generaciones, como una categoría que
esboza el modelo de desarrollo a alcanzar. Se trata de conseguir una vida digna que permita
realizaciones individuales, comunitarias y sociales. Esta expresión
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