Educacion

EDUCACIÓN - Subempleo - PROGRESO

Por: Alejandro Peña

Si se habla de la educación como la base para construir una sociedad más justa y sostenible, tendría que pensarse en la clase de educación que ha recibido gran parte de los políticos del país. Por ejemplo, ¿en dónde está el dinero del carrusel de las contrataciones?, si se supone que el señor Samuel Moreno viene de una familia prestigiosa, que es nieto del General Gustavo Rojas Pinilla, quien en su mandato construyó la calle 26 y que, irónicamente lo que el abuelo construye el nieto destruye. Se supone que Samuel Moreno debió recibir una educación ejemplar, no sólo en las instalaciones educativas sino también en su familia. Desde luego no es una generalidad pero también traigo a colación el caso de Agro Ingreso Seguro, dinero hurtado del pago de impuestos por los habitantes de este país.

Casos como los anteriores tenemos a diario en Colombia. Entonces se debería de pensar que la educación brindada hasta el momento carece de ética y principios que deberían ser arraigados en casa; pues, se supone que nuestros gobernantes son también ejemplo a seguir, entonces, ¿qué nos pasa?. Cada vez más el pobre está cerca a la miseria y el mísero a no existir. No obstante algunos ricos, con fechorías, tienden a ser más ricos gracias a que el Estado los cobija.

Se debería pensar en una educación honesta y reconocida, que en verdad esté al servicio de nuestra Nación; una educación comprometida en el surgimiento propio, pues si el ser humano tiene una buena educación y es reconocido como profesional que, además pone su conocimiento a favor de los demás, éste vivirá feliz.

Realidad que supera la ficción

Nos han vendido la idea de que si uno estudia saldrá adelante, tendrá mejores oportunidades y logrará una buena estabilidad económica; sin embargo se les olvidó decirnos que estamos en Colombia en donde se valora poco al ser humano y, menos aún al estudiante. Prueba de ello es el subempleo: por desespero económico una persona con título profesional, que no logre desenvolverse en su carrera, tiene que recurrir a manejar un taxi o realizar cualquier trabajo que le genere ingresos para subsistir. Entonces, ¿si es beneficioso estudiar como lo mencionan?

Las oportunidades están dadas para algunos pocos y quizá, para quienes hacen parte de las roscas, como se les llama popularmente; y si nos detenemos en el sector periodístico, vemos que hay exfutbolistas que están desempeñando el rol profesional de periodistas en canales de televisión internacionales aun cuando ni siquiera terminaron el colegio; lo mismo ocurre con las modelos o actores que se levantan un día siendo periodistas, y esto qué genera: desempleo para el sector, pocas oportunidades y un desgaste mental que quizás lo lleve a preguntar, ¿para qué estudió?.

Es claro que a algunos dueños del negocio educativo no les interese la formación intelectual para su sociedad. Al Estado lo que le interesa es crear mentes que se puedan manipular con un tamal, una casa, un programa de televisión o con cualquier cosa que genere lo que tanto daño le ha hecho al país: el entretenimiento mal visto.

En Colombia hay más pobres que ricos, por ende, más ignorancia que ir en busca de la verdad; y aunque la ignorancia no es un pecado sí lo es el hecho que no se haga nada por conocer lo que ocurre en el país, y es casi imposible que el sector popular vaya en busca de la verdad o más allá de lo que le comentan los medios porque estamos saturados de telenovelas y "realities" al servicio de la multitud. Como ejemplo tenemos la serie de Pablo Escobar. Si se piensa en contar nuestra historia se debe hacer con el sentido de enseñar lo que está bien o mal, más allá de lo literal; el fin es mostrar a los niños y jóvenes que no deben tomar el camino fácil, que hay más opciones, y sin embargo, acá se muestra al asesino y narcotraficante como un ídolo que puso de rodillas al país generando apología a la maldad y no a un buen saber y entender. Caso contrario y guardando las proporciones, se ve en la película brasilera, Ciudad de Dios, en la que se muestran dos caminos: el de la maldad quien termina mal, y el que toma la opción de estudiar por cuenta propia.

Sin generalizar, a gran parte de los ricos le interesa educarse para mantener entretenido al montón de personas que se desviven por el electrodoméstico que más entretenimiento les de, y mientras tanto ellos se apoderan de las riquezas que son de toda una Nación, y que están para contribuir al desarrollo de la sociedad.

PROGRESO SOCIAL

Según el artículo de Susana Hernández Niño, "las sociedades sostenibles están basadas en la creencia que cada persona tiene derecho a aprender, está en capacidad de contribuir y tiene el compromiso de asegurar que todos los demás compartan el beneficio de la prosperidad social".

Esto suena muy bonito y para un país desarrollado es beneficioso. No obstante nuestra realidad es tan diferente como cruda y facilista; es claro que no hay atención digna para las personas desfavorecidas y que, por el contrario, el bienestar humano está sujeto a las reglas y conveniencias de los imperios. Claro ejemplo son las largas y madrugadoras filas que deben hacer las personas de bajos recursos para poder obtener una casa que, "con mucho esfuerzo regala el gobierno". Ese es nuestro progreso social, tener un lugar para vivir y qué mejor que regalada por el Estado. Sin embargo la educación que supuestamente genera progreso, no es de interés social porque en este país ir a la universidad es un lujo y no una necesidad como también la puede ser una casa.

Muchas de las personas de bajos recursos que pueden ir a la universidad lo hacen con gran esfuerzo pero también están muy sujetas a las oportunidades que ofrece el mercado laboral. Estoy de acuerdo en que todos tenemos derecho a aprender, pero con un aprendizaje sin brechas ni desigualdades, que haya oportunidades para ricos como para las personas de bajos recursos que se esfuerzan por tener algo en la cabeza y por contribuir al desarrollo de la sociedad; porque una educación de calidad trae beneficios propios como colectivos y acerca cada vez más a la prosperidad social.

IDIOSINCRACIA COLOMBIANA

Gran parte de la idiosincrasia colombiana es facilista, conformista y materialista lo cual se le atribuye, con una amplia responsabilidad, a los medios de comunicación. Las novelas que están hechas para el sector femenino,

...