Educacion
siuleany3 de Marzo de 2013
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La institución educativa como agente de cambio psíquico
Jose Cukier CUKIERJ@FIBERTEL.COM.AR
1. Resumen-Palabras clave
2. Prólogo
3. Objetivo del trabajo
4. Aspectos teóricos
5. Aspectos clínicos
6. Bibliografía
Una teoría del cambio psíquico
RESUMEN
El autor del trabajo desarrolla el tema de la educación escolar, como agente de cambio psíquico, y toma como modelo clínico la historia de Sigmund Freud. Marca el concepto de agente y de cambio. Ubica a la educación como agente social que opera sobre las disposiciones pulsionales preexistentes. Desarrolla el concepto de herencia arcaica, las diferencias entre pulsión de saber y pulsión de investigar, las disposiciones pulsionales individuales, las lógicas necesarias para acceder al conocimiento abstracto, y el pensamiento mítico. Conceptos de lecto escritura, el estímulo educativo y la eficacia individual en el educando. Luego ilustra con algunas viñetas clínicas el desarrollo intelectual de Freud.
Entre otras: El sueño de la "monografía botánica", para ilustrar la ambición y la pulsión sublimada. El "sueño del tío José", marca la importancia de la judeidad, la ambición y la transformación del investigar en saber para otros. En el sueño de "la inyección de Irma", se observa la pulsión de investigar, y en el del "salmón ahumado", su interés por la investigación.
Palabras clave-
Agente-cambio psiquico-procesos retóricos-tiposde pensamiento-
Prólogo. ¿Por qué enseñar es una tarea imposible?
En su artículo "Prefacio para un libro de August Aichhorn", (1925f), dice Freud: "[...] tempranamente había hecho mío el chiste sobre los tres oficios imposibles-que son: educar, curar, gobernar- [...]".
Intentaré dar cuenta porque, a mi entender, enseñar es una tarea imposible.
-La enseñanza, implica generar proyectos para la formación de ideales. Ello exige del educador la renuncia a la satisfacción pulsional, con lo cual la agresión queda libre. Esta puede volverse contra el propio yo, y la pulsión de muerte desarticular lo conquistado en su búsqueda de goces anhelados. De esta manera, hay un peligro constante de transgresión. Esta puede lograr su satisfacción de manera directa, en secreto; o busca fuera el placer prohibido en el ejercicio profesional.
-El educador se ve en la posición de regular los deseos de cada educando y los suyos propios.
Cada educando y cada educador tiene su propia lógica, y su trauma específico, derivado de la imposibilidad de recuperar el placer. Placer al que es necesario renunciar para acceder a nuevas conquistas psíquicas. Placer anhelado (no deseado) pero en verdad nunca habido como vivencia individual. Así entonces, el educador se ve sometido a una doble imposición. Una, que regula sus propias voluptuosidades y otra que le pone en posición de regular los excesos de sus educandos, como parte de la tarea. Debe realizar, constantemente, el esfuerzo de acceder y actuar en consonancia a su realidad, la tarea de educar a sus educandos. En esta realidad, coincide el proceso pulsional, y deber transformar éste en un pensar, y expresarlo en palabras.
-El educador necesita permanentemente realizar el esfuerzo de aislar entre el placer y la decisión intelectual. Entre los espacios tabú y cotidiano. Entre el placer y la racionalización. Este esfuerzo sustituye a la necesidad del psiquismo del educador de pensarse a sí mismo, como resultante de una satisfacción perdida. Como resultado no tiene espacio para sí.
-El grupo de educandos se configura gracias a la renuncia del erotismo exacerbado y al narcicismo de cada uno de los componentes. La configuración del grupo de educandos, siguiendo a Freud, (1920g), surge por la unión de los diferentes. Así se recompone y revitaliza, neutralizando la tendencia a la muerte por autointoxicación. Cada unidad, cada educando, cada grupo de educandos, genera sus desechos y revive en la unión con otros distintas. Estas nuevas articulaciones generan tensiones y requieren de un sistema complejo de procesamiento. La claudicación de este sistema produce la disolución, sea por estancamiento o por estallido, o por ambos.
-El liderazgo que ejerce el educador tiene por función unificar voluntades, cohesionar las unidades, subgrupos y grupos. Esta función es incompatible con el placer irrestricto directo. Por su parte los educandos ajudican al educador la condición de yo ideal, y como tal, la posibilidad de consumar sin límite sus deseos. Este debe ser proyectado en las aspiraciones de los educandos y ser procesardo simbólicamente por el educador.
-A su vez, los educandos, deben renunciar a su erotismo, y al quedar sofocado, es adjudicado al educador, a quien atribuyen la posibilidad de satisfacción de placer, sin límite, pero el educador está limitado por las normas superyoicas.
-Así el educador queda en una posición paradojal, la propia renuncia al erotismo y la proyección del erotismo ajeno.
Resumiendo, constante esfuerzo sublimatorio, aislamiento de espacios cotidianos y tabú, aislamiento entre placer y decisión intelectual, mandato paradojal, acosan al psiquismo del educador y conspiran contra la posiblidad de pensarse a sí mismo, son algunas de las razones por las que educar es una tarea imposible.
Objetivo del trabajo.
El objeto de esta presentación es plantear una de las tantas alternativas posibles que ofrece la institución escolar. Como agente de cambio psíquico , Freud, (1913f).
Mi interés estará centrado en el estudio de la metapsicología del cambio psíquico producido por la educación escolar. En su "Introducción a Oskar Pfister", 1913b, Freud nos dice "[...] La educación quiere cuidar que de ciertas disposiciones {constitucionales} e inclinaciones del niño no salga nada dañino para el individuo o la sociedad [...] el educador podrá [...] notar los primeros indicios de un desarrollo hacia la neurosis o la perversión [...]". Ferenczi, (1908), sostenía que la mala educación es un verdadero caldo de cultivo para la neurosis. La actividad patógena de la mala enseñanza ya fué desarrollada en otros trabajos, con el nombre de Didactogenia o didactopatogenia, para semantizar a la patología generada por la mala enseñanza, (Academia Argentina de Letras). (Cukier José, 1987.89.90.91.92)
Primera parte. La institución educativa como agente de cambio psíquico.
Introducción. En ésta presentación estudiaremos la influencia que tiene la educación escolar como agente de cambio psíquico. Vamos a desarrollar el tema según el siguiente ordenamiento:
A) Aspectos teóricos y B) Aspectos clínicos, en éstos veremos un historial, el de Sigmund Freud, tomando del mismo algunos pasajes de su vida vinculados con la educación escolar, para mostrar como ésta operó en el desarrollo y complejización de sus ideales.
A) Aspectos teóricos.
-Concepto de agente. Entendemos como agente al promotor, facilitador o introductor del cambio. La palabra agente subraya al carácter activo. Para pensar que tipos de agentes som promotores, tomaremos como paradigma las razones que toma Freud en "El malestar en la Cultura", (1930a), donde dice que el sufrimiento nos amenaza por tres lados; desde el propio cuerpo, del mundo exterior y de las relaciones con los otros seres humanos. Desde ésta perspectiva podríamos pensar en agentes biológicos, sociales y psíquicos. Para que el agente opere necesita del encuentro con la disposición individual. Como agente biológico de cambio podemos nombrar la pubertad y la menopausia, (1937c); como agente psíquico, a la pulsión, (1920g), que tal como lo recordaba Freud, "[...] 'tiende indomado siempre hacia adelante' (Fausto), [...]" ; por fin como agente social, las imposiciones culturales, (1928b).
La institución escolar es un agente social de cambio psíquico. Se vuelve eficaz, si están dadas las condiciones psíquicas y biológicas que estan pidiendo el estímulo educativo, (1932d).
-Concepto de cambio. Entendemos por cambio a la modificación de un estado psíquico.
El cambio que ofrece la educación escolar puede operar sobre el yo y el super yo, (1923b). Los cambios en el yo, pueden darse por modificación de las defensas o por complejización psíquica, ambos pueden combinarse, tomemos como ejemplo el destino de la desmentida, (1927e). Se trata de una defensa normal hasta alrededor de los ocho años de edad y que luego con la maduración evolutiva que ocurre durante la escolaridad, desaparece, pero puede ser sostenida por la acción patógena de ésta. La acción educativa sobre las defensas puede hacerse de manera concordante con éstas, y en consecuencia inadecuada; por ejemplo reforzar defensas excesivas, mantener las normales prolongadamente como es el caso de la desmentida y con ello la escisión del Yo, o suprimirlas cuando se hace necesario reforzarlas como es en el caso de las patologías trasgresoras. Puede operar de manera complementaria al yo, aportándole a éste aquellas defensas que le faltan, o bien suprimir las que están en exceso. El educador tiene la posibilidad de que se graduen los momentos sucesivos de aporte o de frustración inevitable que produce la realidad, porque "[...] no es la simple interacción la que produce aprendizajes, internalizaciones, modificaciones. Son las predicciones que se suscitan en el encuentro con los otros que al entrar en conflicto con las limitaciones de la realidad, facilitan el desarrollo de una 'lógica de acción', desde donde
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