El Nacimiento del Tiempo, por Ilya Prigogine

El Nacimiento del Tiempo, por Ilya Prigogine

¿Cómo apareció el tiempo? ¿Tiene el tiempo un inicio? ¿Qué es el tiempo? ¿Cuál es el futuro de nuestro universo? ¿Cómo se creó?

Esta y otras preguntas transcendentales siempre han rodado la mente de los científicos y de los seres humanos en general, mentes curiosas que buscan darle respuesta a cada uno de los misterios de nuestra historia desde los tiempos de la creación. Uno de estos científicos y mentes curiosas fue el Premio Nobel de Química 1977, el ruso Ilya Prigogine, quien en el año 1993 publicó su libro “El Nacimiento del Tiempo”, el cual inicia así:

“La ciencia debe unir el hombre al universo. El papel de la ciencia es precisamente el de encontrar estos vínculos, y el tiempo es uno de ellos. El hombre proviene del tiempo, si el hombre fuese quien crea el tiempo, este último seria evidentemente una pantalla entre el hombre y la naturaleza”.

Ahora bien, ¿qué es el tiempo? Etimológicamente, la palabra tiempo viene del latín tempus, que se refiere a la duración de las cosas que se encuentran sujetas al cambio. Sin embargo, su conceptualización varía de acuerdo a la disciplina. Por ejemplo, para la física; el tiempo es la separación de los acontecimientos que son sometidos al cambio o el flujo de sucesos. Por otra parte, en la mecánica relativista, el tiempo puede variar según el observador, el sistema de referencia utilizado y el punto en el que se encuentre el observador.

En todas las definiciones anteriormente mencionadas, podemos encontrar un punto común: cambio. Nos indica que el tiempo se refiere a cambios de los sujetos, a cambios en situaciones y a cambios en las percepciones, es aquí donde Prigogine (1993) parte para establecer su teoría sobre el nacimiento del tiempo, donde plasma que el mundo, el conocimiento y la ciencia se encuentran en constante evolución y cambio.

Partiendo del concepto del cambio, Prigogine (citado por Vega, 1996) se basa en la Termodinámica como la teoría que permite la concepción de un universo dinámico y en evolución ya que la misma estudia los cambios que ocurren en un sistema físico en razón de presión, temperatura y volumen, dirigiendo su enfoque a la segunda ley formulada por Rudolf Clausius (1865), donde introduce el concepto de la entropía, según la cual los sistemas presentan una tendencia al desorden, lo que nos lleva a entender y a profundizar en la irreversibilidad de los eventos que formaron el universo y que componen todo lo que hoy en día conocemos. Prigogine (ob. cit.) afirma que los sistemas pueden estar o no en equilibrio, y son aquellos que no se mantienen en equilibrio lo más propensos a ser afectados por las fluctuaciones externas, ya que son más sensibles a ellas y de cierta forma están abiertos a recibir estímulos externos que a medida que van ocurriendo van generando situaciones que eventualmente resultan en un punto crítico, donde surge una nueva estructura que es irreversible, esto ha permitido a lo largo de millones y millones de años que el Universo haya ido evolucionando a estructuras cada vez más complejas.

No obstante nos preguntamos, ¿cómo una fluctuación externa puede afectar un sistema? Esto sucede a través de la comunicación a distancia, donde Progogine (ob.cit.) establece que todos los sistemas del Universo están interconectados y pueden afectarse entre sí. Esto a su vez, indica que las variables que intervienen en el proceso de transformación pueden ser de distintos orígenes, además de que al alcanzar el punto crítico no puede volverse al estado posterior, esto resulta en un proceso mucho más complejo volver hacia atrás para determinar el origen de un evento.

Partiendo

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