El Patito Feo
richard199418 de Mayo de 2014
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El cuento del Patito Feo.
Como en cada verano , a la Señora Pata le dio
por empollar y todas sus amigas del corral
estaban deseosas de ver a sus patitos, que
siempre eran los mas guapos de todos.
Llego el dia en que los patitos comenzaron a
abrir los huevos poco a poco y todos se
juntaron ante el nido para verles por
primera vez.
Uno a uno fueron saliendo hasta seis
preciosos patitos , cada uno acompañado por
los gritos de alegria de la Señora Pata y de
sus amigas. Tan contentas estaban que
tardaron un poco en darse cuenta de que un
huevo , el mas grande de los siete , aun no se
habia abierto.
Todos concentraron su atencion en el huevo
que permanecia intacto , tambien los patitos
recien nacidos, esperando ver algun signo de
movimiento.
Al poco, el huevo comenzo a romperse y de el
salio un sonriente patito , mas grande que sus
hermanos , pero ¡oh , sorpresa! , muchisimo
mas feo y desgarbado que los otros seis...
La Señora Pata se moria de verguenza por haber
tenido un patito tan feo y le aparto de ella con el
ala mientras prestaba atencion a los otros seis.
El patito se quedo tristisimo porque se empezo a
dar cuenta de que alli no le querian...
Pasaron los dias y su aspecto no mejoraba , al
contrario , empeoraba , pues crecia muy rapido y
era flaco y desgarbado, ademas de bastante
torpe el pobre..
Sus hermanos le jugaban pesadas bromas y se
reian constantemente de el llamandole feo y torpe.
El patito decidio que debia buscar un lugar donde
pudiese encontrar amigos que de verdad le
quisieran a pesar de su desastroso aspecto y una
mañana muy temprano , antes de que se
levantase el granjero , huyo por un agujero del
cercado.
Asi llego a otra granja , donde una anciana le
recogio y el patito feo creyo que habia encontrado
un sitio donde por fin le querrian y cuidarian , pero
se equivoco tambien , porque la vieja era mala y
solo queria que el pobre patito le sirviera de primer
plato. Y tambien se fue de aqui corriendo.
Llego el invierno y el patito feo casi se muere de
hambre pues tuvo que buscar comida entre el hielo
y la nieve y tuvo que huir de cazadores que
querian dispararle.
Al fin llego la primavera y el patito paso por un
estanque donde encontro las aves mas bellas que
jamas habia visto hasta entonces. Eran elegantes ,
graciles y se movian con tanta distincion que se
sintio totalmente acomplejado porque el era muy
torpe. De todas formas, como no tenia nada que
perder se acerco a ellas y les pregunto si podia
bañarse tambien.
Los cisnes, pues eran cisnes las aves que el patito
vio en el estanque, le respondieron:
- ¡Claro que si , eres uno de los nuestros!
A lo que el patito respondio:
-¡No os burleis de mi!. Ya se que soy feo y flaco ,
pero no deberiais reir por eso...
- Mira tu reflejo en el estanque -le dijeron ellos- y
veras como no te mentimos.
El patito se introdujo incredulo en el agua
transparente y lo que vio le dejo maravillado.
¡Durante el largo invierno se habia transformado en
un precioso cisne!. Aquel patito feo y desgarbado
era ahora el cisne mas blanco y elegante de todos
cuantos habia en el estanque.
Asi fue como el patito feo se unio a los suyos y
vivio feliz para siempre
Pulgarcito
Érase una vez una familia de leñadores, el padre, la madre y sus siete hijos.De estos niños el más pequeño era más o menos del tamaño de un dedo pulgar, y por eso le llamaban Pulgarcito. Pero aunque era tan pequeñín de tamaño, era enormemente listo y valiente. Los leñadores vivían cerca de un bosque, pero a fuerza de ir cortando árboles y árboles, cada vez había menos leña, por lo que un día le dijo el leñador a su mujer…..
-Mira mujercita mía, apenas queda ya leña, y hay tan poco trabajo que no gano suficiente dinero para alimentar a nuestros hijos. He pensado que como todos son buenos y trabajadores podría decirles mañana que les llevo al bosque para que me ayuden, y luego irme sin que me vean. Y de esta forma, al no saber ellos volver a casa, aprenderán a ganarse la vida por su cuenta. Porque aunque me da una pena terrible separarme de ellos, no quiero que por seguir viviendo conmigo se me mueran de hambre.
-A mí también me apena mucho separarme de ellos, pero tampoco quiero que pasen hambre, haz como dices.
Lo que ellos no sabían, era que Pulgarcito estaba escuchando esta conversación, y que como era tan listo ideó enseguida un plan para el día siguiente. Cuando por la mañana salieron al bosque, él fue tirando piedrecitas blancas, porque pensó que luego las podría seguir, y sabrían por dónde regresar a casa. Cuando se le terminaron las piedras empezó a tirar miguitas de pan. Pasaron el día trabajando en el bosque, y de repente, uno de los niños se dio cuenta de que su padre no estaba, y empezó a llorar. Pulgarcito dijo:
-No lloréis ni os preocupéis, yo he tirado piedrecitas blancas y miguitas de pan por el sendero que hemos seguido, y así sabremos volver a casa.
Pero cuando se pusieron a buscar las miguitas de pan para seguirlas, vieron que no había ni una……¿Sabéis lo que había ocurrido? Pues que los pajaritos se las habían comido todas.
-¡Pues si que me he lucido! Yo que creía que era un plan tan bueno………Bueno es igual, caminaremos hasta encontrar un sitio para dormir.
-Pulgarcito, tengo frío….
-Y yo estoy cansado….
-¡Uy, qué lloricas! Pues yo soy más pequeño que vosotros y aguanto como un jabato. ¡Vamos, vamos, haced un esfuerzo!
Anduvieron los siete niños durante un buen rato, y cuando se hizo de noche, uno de ellos gritó de repente:
-¡Mirad! ¿No veis una luz allá entre los árboles?
-Sí, sí, hay una lucecita, seguro que es una casa….¡vamos!
Llegaron enseguida frente a una casa enorme, llamaron a la puerta y salió a abrirles una viejecita que les dijo:
-Pasad, pasad, ya veo que os habéis perdido…..No habéis elegido un buen sitio para dormir. Aquí vive el ogro de las botas mágicas que se traga crudos a los niños. Entrad y escondeos, que si no os oye, no ocurrirá nada y podréis iros cuando amanezca.
A los niños, lo del ogro no les gustó nada, pero como no tenían otro remedio, entraron en la casa sin hacer un solo ruido y rápidamente se acostaron en un rincón de la cocina, pero uno de ellos estornudó de repente, y el ogro que era enorme y muy malo se despertó gritando:
-¡Jajaja! Vieja ¿A quién has dejado entrar que huele a carne fresca de niño?…..¡Hombre, si hay nada menos que siete aquí escondidos, jajaja, menudo desayuno me espera mañana……! Vamos renacuajos, acostaros en esta otra habitación donde duermen mis siete niñas, que así os vigilarán para que no os escapéis, ¡Jajaja, ala, a la cama! Este chiquitín tiene que estar riquísimo…..Aquí tenéis siete gorros y siete camisones de mis hijas, no quiero desayunar mañana niños constipados….¡Jajaja, ala….!
Y dando un portazo se fue a dormir. Vio entonces Pulgarcito a las siete niñas, que eran feísimas y con cara de malas, y vio que dormían plácidamente. También noto que tenían siete coronas en sus siete cabezas, y entonces, sin pensarlo dos veces cambió los gorros de sus hermanos y el suyo propio por las siete coronas de las niñas, y a ellas les fue poniendo un gorro a cada una. Y a las doce de la noche…..
-Ahhhhh….ya me ha vuelto a despertar ese maldito reloj, ¡ahhhhh qué hambre tengo! En lugar de comerme a los hermanitos para el desayuno me los comeré ahora mismo. ¡Ahhhh ahora mismo!
Subió el ogro a la habitación de sus hijas y empezó a tocar todas las cabezas. Cuando tocaba una cabeza con gorro levantaba a quien lo llevaba y se lo tragaba. De esta manera se comió a sus siete hijas, que como estaban dormidas ni siquiera se enteraron. Cuando terminó el banquete volvió a su habitación y enseguida se oyeron uno ronquidos que temblaba toda la casa.
-¡Arriba hermanitos, aprisa, nos vamos!
Pulgarcito y sus hermanos salieron y corrieron durante un rato hasta que encontraron un buen sitio para esconderse. A la mañana siguiente, cuando el ogro se dio cuenta de que se había comido a sus siete hijas se enfadó muchísimo y calzándose unas botas mágicas, que se llamaban las botas de “siete leguas” se marchó a toda velocidad a buscar a los hermanitos. Las botas eran enormes y cada paso que el ogro daba con ellas, recorría siete leguas, por eso se llamaban así.
Los niños le vieron desde su escondite pasar una y otra vez, y por fin, como no los encontraba, vieron como se echaba a dormir un rato para descansar.
-Ahora que duerme iré y me pondré sus botas que corren tanto, me llevarán rápidamente ante el rey, y le diré donde está el ogro a quien tanto busca.
Pulgarcito dijo a sus hermanos que se quedaran allí sin moverse, y él, muy despacito y sin hacer ruido, se acercó al ogro, que dormía a pierna suelta, y le quitó las botas. Al ponérselas, vio
...