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El amor en 150 años

King NicoEnsayo5 de Julio de 2018

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Lo que compete a nuestro tema se relaciona principalmente a concepciones y construcciones culturales. Sin embargo, un contexto político y económico es importante para entender dicho tema en profundidad y para trabajar nuestra problemática. Por eso, comenzaremos haciendo un recorrido por la historia chilena, y a momentos, en el ámbito internacional, desde la mitad del siglo XIX, tocando los temas que nos den un respaldo para el desarrollo del estudio. Buscaremos contextualizar así los últimos 150 años con respecto a los vínculos en pareja, poniendo especial énfasis en los factores que alteraron la cultura y, con ella, la concepción del amor y de las relaciones amorosas.

Las relaciones amorosas han tenido innumerables factores a lo largo de la historia que han hecho cambiar su concepción, estos mismos han sido perpetuados por la sociedad, lo que ha causado que en cada momento de la historia encontremos ideas distintas a lo que llamamos una “relación amorosa”. Estas concepciones históricas han ido evolucionando y mutando para llegar a lo que entendemos hoy, pero esta transformación no fue al azar, pues podría decirse que el imaginario del amor se ve afectado por absolutamente todo lo que ocurre históricamente, tanto aspectos sociales, políticos, e incluso económicos fueron construyendo la percepción del mundo respecto a este tema, es por eso que a continuación haremos una revisión de histórica de los últimos 150 años con tal de contextualizar sobre lo que se pensaba en la sociedad chilena, qué se entendía por relación amorosa y sobretodo la influencia de distintos factores sobre esta concepción.

A mediados del siglo XIX Chile estaba pasando por un proceso de estabilización económica y política, la república estaba consolidando sus bases y comenzaba un fuerte proceso de industrialización que permitió a las familias chilenas encontrar amparo en el estado, que proporcionaba leyes y políticas públicas que les brindaban protección, además de tener la oportunidad de nuevos empleos que ofrecía el crecimiento económico del país. A partir de esto podemos ver uno de los factores influyentes en la concepción del amor: la familia, que es vista en aquel entonces como un refugio ante lo dura que es la vida y como un motivo para seguir sometiéndose al sistema económico y lograr salir adelante. La familia es un eje central en la sociedad de la época, y el estado también lo entiende así.

Durante este período también comenzó la separación entre la iglesia y el estado, que si bien en un principio no fue tan fuerte (debido a que la iglesia aún tenía representación dentro del poder), daría la pauta para lo que vendría posteriormente. Esta separación también tendría consecuencias en la visión de la sociedad sobre el amor, pues la religión impuso fuertemente su propia concepción sobre un gran porcentaje de la población, que en su mayoría era católica.

Producto de todo esto es que se creó en 1884 la ley de matrimonio civil, una de las llamadas leyes laicas, y que vendría a convertirse en la forma de validar el matrimonio ante el estado. Posterior a esto, en la constitución de 1925 se daría la separación “definitiva” entre la iglesia y el estado. La religión también trae consigo ideas como la monogamia o la heteronorma, que se vieron fuertemente arraigadas en la sociedad de la época.

Otros factores del cambio en la concepción del amor en la sociedad pueden verse reflejados en el contexto que se vivió en Chile a partir de la década de 1920, donde diferentes manifestaciones feministas exigían igualdad de derechos y por sobre todo el derecho a voto, sin embargo la oposición, que era de carácter más bien conservador, retardó la concesión de tal derecho, hasta que en 1934 se aprueba la participación femenina para las elecciones municipales y recién en 1949 se aprobaría para las elecciones presidenciales y parlamentarias. Fue en 1952 cuando se dio por primera vez la participación femenina en una elección presidencial, donde resulta electo Carlos Ibáñez del Campo. Desde entonces se fue ampliando progresivamente la participación de las mujeres en la democracia, hasta llegar a la paridad con los votantes masculinos en 1970. Todo este contexto de manifestaciones y revoluciones feministas influyeron a que se viera a la mujer de otra forma, por primera vez en mucho tiempo el rol de la mujer en la sociedad cambiaba, lo que significó a su vez en una transformación del rol de la mujer en las relaciones amorosas.

En definitiva, todos los cambios legislativos y estructurales de la sociedad llevarían a un desencantamiento de las formas convencionales de entender el amor. La idea del amor romántico y tradicional entraría en una crisis que continúa hasta el día de hoy; la familia se ve cada vez menos como una prioridad, las personas comienzan a huir del matrimonio, los roles de género tanto en la sociedad como en las relaciones ya no son los mismos de hace un siglo atrás. En definitiva, nuestra concepción general del amor ha cambiado, sin embargo es importante entender más a fondo aquellos factores determinantes, que significaron transformaciones aún más grandes, como la que nos convoca, y que aún hoy en día están en constante evolución

¿Cuál era la concepción general de amor hace 150 años, hace 100, hace 50 y hasta hoy?

Para empezar dicha interrogante, es necesario tomar en cuenta los factores tratados en este trabajo, ya que las parejas y la forma misma en la que estas desarrollan el amor han ido evolucionando en torno a tales instituciones e ideas,  sin embargo, es imposible hablar de tal evolución si no se trata el concepto clave del matrimonio. Está más que claro que la unión institucionalizada entre el hombre y la mujer no ha hecho más que cambiar desde que se vio por primera vez en la Mesopotamia del año 4.000 a.C. Ha sido complicado incluso para los antropólogos porque en tantas sociedades el matrimonio se ha dado como algo obligatorio, incluso en algunas que se aceptaban aspectos que a poblaciones más modernas les ha costado aprobar, como es el caso de Esparta, quienes permitían la homosexualidad, pero mantenían el matrimonio como algo obligatorio, tal ideología de mantener esa unión legal se mantenía fuerte si hacemos el ejercicio de retroceder 150 años en el pasado, puesto que la iglesia seguía imponiendo la monogamia, derrocando los ideales del pasado que se basaban en la poligamia, además de esto, es fácil ver que los roles de género estuvieron marcados de mayor forma en esta etapa, puesto que hasta en países de mayor desarrollo como Inglaterra, las mujeres quedaban desposeídas de sus propiedades al contraer matrimonio, pero, a pesar de lo recién mencionado, se veían los primeros movimientos de mujeres que cambiarían para siempre la forma de ver dicha unión legal, al mismo tiempo, ideas como el pensamiento positivista harían que el matrimonio volviese a girar en torno al amor y al romanticismo mismo de la época, y se desprendiese (en parte) de la conveniencia económica como propósito de dicho acto, lo cual era muy común en el siglo XIX.

Entrando en el siglo XX se comienzan a ver cambios reales y notorios a simple vista, las razones principales de esto son que el paradigma de la mujer casada deja de ser el de dedicarse únicamente al rol de ama de hogar, además de la aparición de un nuevo concepto para la sociedad: el divorcio, estos dos aspectos son los más importantes que podemos ver a la hora de hacer una retrospección en 100 años con respecto a la actualidad, hechos paralelos como las inmensas guerras ocurridas en la primera mitad del siglo XX y, debido a esto, ver a las mujeres tomando el rol principal de las familias y hogares ante la ausencia del hombre, reforzaron la idea de que la mujer podía hacer mucho más en un matrimonio que simplemente ser la ama de casa que vimos en los siglos anteriores al mismo.

En el período de 50 años atrás, podemos ver lo que ya se anunciaba: un alza considerable en los divorcios en cada año que pasaba, mientras, al mismo tiempo, se veía que las relaciones sexuales esporádicas dejaban de ser un tabú para una sociedad que anteriormente las juzgaba inmediatamente, dando unas notorias señales de que se comenzaban a aceptar tipos de amor más temporales, parciales y clandestinos que básicamente giraban en torno a las relaciones sexuales, alejándose del amor “eterno” que se conocía y se esperaba de las parejas anteriormente, sin embargo, se seguían haciendo cambios en el matrimonio, por ejemplo, en los años setenta la legislación de la mayor parte de países occidentales ya podía considerarse como neutral para hombres y mujeres, siendo este un gran paso, ya que se comienza a comprender a ambas partes de la relación como iguales, al menos legalmente.

Desde allí hasta el día de hoy las relaciones y sus condiciones no han hecho más que ir cambiando en aspectos legales, sociales y culturales, siendo estos últimos años testigos de cambios tan inéditos en la sociedad moderna como la aprobación del matrimonio homosexual en España y Francia en el 2005, y de ahí en adelante este ejemplo se vio reflejado en muchos otros países a lo largo y ancho del mundo. Hoy en día somos actores de una realidad en la que el amor no heterosexual cada día es más aceptado socialmente, además de ser reformulado a nivel legal, a esto se le suma el hecho de que las relaciones amorosas, por lo general, van durando mucho menos en comparación a 150 años atrás y las relaciones más esporádicas entre personas son algo ya común en la sociedad actual, a modo de resumen, la concepción de amor ha ido mutando de algo perenne a algo temporal, y de ser algo inmodificable en su forma a algo transformable en estos últimos 150 años.

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