El arte de la rentabilidad
bolloMonografía19 de Agosto de 2011
4.635 Palabras (19 Páginas)787 Visitas
El arte de la
rentabilidad
En 23 clases magistrales, David Zhao le enseña a Steve
Gardner cómo generar ganancias. Maestro y alumno
nacieron de la imaginación de Adrian Slywotzky, el
autor del libro cuyos dos primeros capítulos se
reproducen en esta nota. Para aprender y disfrutar.
Septiembre 21. Steve Gardner esperaba en una oficina del piso 46 de un edificio del centro
de Manhattan. A las 8:15 de esa mañana de sábado, las oficinas de Storm y Fellows estaban
casi desiertas. Sólo el tic-tac de un reloj de pared interrumpía el silencio. Cualquier
otro sábado, a esa hora, Steve habría estado durmiendo, o quizá tomando su primera taza
de café mientras hojeaba el Times en la cocina de su pequeño departamento del Soho.
Sin embargo, este sábado era diferente. Muy temprano, le habían avisado que tendría la
oportunidad de conocer a David Zhao, “el hombre que más sabía sobre cómo generar rentabilidad”.
La puerta se abrió, y entró un hombre pequeño y delgado, vestido con un saco marrón a cuadros
y pantalones de color caqui. Su apariencia era más cercana a la de un profesor de historia
que a la de un astuto hombre de negocios. “Buen día, Steve. Soy David Zhao —dijo—.
Gracias por venir a esta hora.”
Después del apretón de manos, Steve comentó: “Me sorprende que tenga su oficina en Storm
y Fellows. No sabía que era abogado”.
Zhao lanzó una carcajada. “Tengo un título en derecho —subrayó—, pero hace mucho que no
ejerzo la profesión. Soy consultor de Storm y Fellows en cuestiones de negocios vinculadas
con la ley antimonopolio. Francamente, el acuerdo es fantástico. Me permiten ocupar esta
enorme oficina, me pagan bien y, sobre todo, me dejan solo casi todo el tiempo. Pero, cuando
me llaman —una o dos veces por mes—, tengo que demostrar que soy muy bueno. Están
en juego cientos de millones de dólares.”
Steve estaba asombrado por la sinceridad de Zhao. Daba la impresión de sentirse muy a gusto
consigo mismo. Yo también me sentiría así si trabajara sólo algunos días al mes, pensó
irónicamente.
“Parece impresionado”, comentó Zhao. (¿Es tan fácil adivinar lo que pienso?, se preguntó
Steve). “No debe estarlo —añadió Zhao—. Tengo suerte de pasar la mayor parte del tiempo
concentrado en lo que más me interesa.”
“¿Qué es lo que más le interesa?”, preguntó Steve.
“Pocas cosas —respondió Zhao—. Por ejemplo, invertir. Cuando dejé la empresa de investigación
en la que trabajaba, me dediqué a estudiar, durante 10 años, la disciplina de las inversiones,
y sólo recientemente logré un razonable nivel de destreza.”
“¿En serio? —preguntó Steve—. ¿Por qué le llevó tanto tiempo?”
“Es una buena pregunta —dijo Zhao—. Considere el tema de esta manera: imagine a un gran
científico de laboratorio; un brillante cardiólogo dedicado a la investigación. Suponga que,
cierto día, usted descubre que necesita un triple bypass coronario. ¿Permitiría que lo opere
ese gran investigador?”
“Jamás —dijo Steve—. Querría un excelente cirujano, y con mucha experiencia.”
“Obvio —coincidió Zhao—. Ahora digamos que ese investigador decide convertirse en cirujano
porque ganará diez veces más. ¿Cuánto tiempo cree que le llevaría aprender esa especialidad?”
1 / 9
Por C.K. Prahalad y Stuart L. Hart
En síntesis
A manera de prólogo: para tener
éxito en los negocios hace falta un genuino
y honesto interés en la rentabilidad.
Y la mayoría de las personas,
aunque parezca increíble, no lo tiene.
Primera lección: invierta tiempo y
energía en aprender todo lo posible
sobre sus clientes. Después, aplique
ese conocimiento a la creación de soluciones
específicas para ellos. Acepte
perder dinero durante unos meses, y
luego empezará a ganarlo durante
mucho tiempo.
Segunda lección: construya un sistema
cuidadosamente diseñado, coordinado
e integrado, con una barrera de
protección en la base de la pirámide y
un poderoso generador de ganancias
en la cima.
Adrian Slywotzky es vicepresidente y
miembro del directorio de Mercer Management
Consulting. Ha sido coautor de How
Digital Is Your Business? (2000); Profit Patterns:
30 Ways to Anticipate and Profit
from Strategic Forces Reshaping Your Business
(1999), y The Profit Zone: How Strategic
Business Design Will Lead You to Tomorrow's
Profits (1998). En 1995 publicó Value
Migration: How to Think Several Moves
Ahead of the Competition. Acaba de escribir
The Art of Profitability, que se publicará
en septiembre de este año con el sello editorial
de Warner Books. Mientras tanto, la
versión digital está disponible en el sitio
web de la consultora: (http://www.mercermc.
com).
ESTRATEGIA
Steve reflexionó. “No lo sé, ¿cinco o seis años?”, aventuró.
“Para mi gusto, más cerca de 10 —dijo Zhao—. Le tengo mucha aversión al riesgo, ¿sabe?”
“Entiendo”, dijo Steve. En realidad, no entendía. Se preguntaba adónde quería llegar Zhao. “¿Cuál
es la clave para dominar una nueva habilidad? ¿La de invertir, por ejemplo?”, preguntó.
“Una enorme perseverancia”, contestó Zhao. Hizo una pausa, como si marcara una transición,
miró a Steve a los ojos, y dijo: “Cuénteme, ¿qué lo trajo hasta aquí?”
“No sé por dónde comenzar —dudó Steve—. Escuché hablar de usted en un cóctel. Alguien
me presentó a un hombre llamado Otto Kerner. Le comenté que quería aprender sobre rentabilidad.
Y Kerner me dijo que, en ese caso, tenía que conocerlo.”
Zhao sonrió. Kerner era su mejor amigo. Un socio de Storm y Fellows, la persona que lo había
conectado con la empresa. A los 85 años, todavía asistía a su oficina diariamente, aunque
más no fuera para pasar la tarde conversando con Zhao.
“Ese comentario de Otto vale oro para mí —subrayó Zhao—. Pero, dígame, ¿por qué tiene que
aprender sobre rentabilidad?”
Steve vaciló. Le pareció trivial decir “porque la ganancia es la sangre de cualquier organización...
porque el fin máximo de toda empresa es producir ganancias para los accionistas”. Tuvo
la sensación de que los clichés que repetía en su trabajo no conformarían a David Zhao.
“Tiene que ver con mi trabajo —respondió finalmente—. Trabajo en el departamento de planificación
estratégica de Delmore Inc.” Steve miró a Zhao, esperando el gesto de respeto que
todos hacían cuando mencionaba el nombre de la compañía. Pero Zhao permaneció inmutable.
Steve continuó: “Es una gran empresa, con una gran trayectoria. Y estar en el departamento
de planificación es una buena oportunidad para mí. Pero, como probablemente sabrá,
a Delmore no le ha ido muy bien últimamente. Las ganancias bajaron, y el precio de la acción
está estancado desde hace unos 18 meses”.
“En realidad, dos años”, precisó Zhao. Y añadió: “Cuénteme, ¿qué tipo de estrategias planifica?”.
¿Había una chispa de burla en los ojos de Zhao? “Lo que más hago es investigación. Estudio
potenciales fusiones y adquisiciones”, dijo Steve, y de inmediato sintió que su respuesta sonaba
hueca. “Pero quiero hacer más contribuciones —agregó rápidamente—. Quiero aprender
cómo ayudar a la empresa a salir del estancamiento. ¿Le parece que eso tiene sentido?”
“¿Por qué no? —dijo Zhao—. Pero Delmore está en el mercado desde 1904. Tiene ingresos de
US$ 18.000 millones al año, que provienen de 40 negocios diferentes. Quienes están al frente
de la empresa deben saber cómo generar ganancias. ¿O usted supone que necesitan a Steve
Gardner para que les enseñe?”
Steve se sonrojó, y por un momento permaneció en silencio. Pensaba en varias cosas inquietantes
que había escuchado y visto en las oficinas de Delmore durante los últimos seis meses.
En la reunión sobre la estrategia general de la compañía, originalmente programada para
abril, reprogramada dos veces, y luego pospuesta indefinidamente sin explicación, lo que
ocasionó innumerables rumores. En las recientes renuncias de tres miembros del comité ejecutivo,
con una diferencia de cuatro semanas entre sí. Y la gente comentaba que los despidos
en tres divisiones serían más numerosos que lo anticipado. “No estoy convencido de que
los directivos de Delmore sepan todo lo necesario sobre rentabilidad”, admitió, y miró a Zhao,
esperando alguna reacción.
Pero Zhao observaba por la ventana, aparentemente concentrado en un helicóptero que volaba
sobre la bahía, casi en el nivel del piso 46. Finalmente, anunció: “Si usted quiere aprender
sobre rentabilidad, estoy dispuesto a enseñarle. Pero pondré varias condiciones. En primer
lugar, nos reuniremos casi todos los sábados a la mañana, hasta mayo. Segundo, cada
lección durará exactamente una hora, y le pediré que entre una y otra lección
...