Ensayo Educación Chile

Educación gratuita y de calidad

Hace ya varios años los jóvenes chilenos comenzaron a protestar por una educación gratuita y de calidad, a medida que pasaba el tiempo la voz de los estudiantes comenzó a tomar cada vez más fuerza hasta llegar a un punto que ningún chileno podía ser indiferente al tema y más aún, llego a ser la preocupación principal de cada gobierno que estaría por venir, es por esto que a nadie le extrañó que los programas de gobierno, de los 9 candidatos para asumir la presidencia de Chile el año 2014, estuvieran todos enfocados principalmente al problema de la educación. Pero esto claramente no tranquilizo a los jóvenes, quienes siguieron protestando y, sin duda, lo seguirán haciendo mientras no obtengan una respuesta que a ellos les parezca satisfactoria.

La educación es un derecho humano reconocido y, en Chile, se entiende como el derecho a una educación primaria y secundaria gratuita y obligatoria para todos los niños y jóvenes, como también un acceso equitativo a la educación superior. Es este último punto el que no deja conforme a los jóvenes chilenos, quienes consideran que la educación superior, al igual que la educación primaria y secundaria, debiese ser gratuita. Además, ellos consideran que la calidad de la educación debe mejorar en sus tres etapas. En otras palabras, los estudiantes buscan que el Estado brinde una educación pública gratuita, pluralista y de calidad para un desarrollo integral e igualitario.

¿Es esto posible? Nosotros vivimos en un país que esta en vías de desarrollo - subdesarrollado para otros -, por lo que no tenemos los recursos suficientes para educar gratuitamente a todos los jóvenes, pero si para darle una educación gratuita y de calidad a todo aquel que se lo merece y que no tiene los recursos suficientes para costear una carrera.

Las dos preguntas que hay que hacerse son evidentes, ¿cómo obtener los recursos para implementar el sistema de educación gratuita? Y ¿cómo mejorar la calidad de la educación?.

Según la Cepal, el 2011 los jóvenes que no estudiaban ni trabajaban en Chile alcanzaban el 16,9% de la población entre 15 y 29 años (http://www.pulso.cl/noticia/economia/economia/2013/02/7-18501-9-generacion-nini-jovenes-que-no-estudian-ni-trabajan-en-chile-superan-los-600-mil.shtml). Cifra que no deja de ser menor y que se hace aún más preocupante cuando observamos los resultados de la encuesta Casen realizada en el año 2009, los cuales reflejan que una de las principales causas por las que los jóvenes no estudian es por dificultades económicas.

Sin duda implementar educación gratuita solucionaría este problema, pero ¿Por qué para Chile es tan difícil implementar educación gratuita? Nuestro país, si bien es cierto, ha crecido económicamente este último tiempo, no ha logrado sostener ese desarrollo económico en el tiempo y menos aún alcanzar niveles de crecimiento económico de países desarrollados. Una de las principales causas por las que esto ocurre es porque nuestra economía se basa principalmente en el cobre, que todavía mantiene un precio alto, pero que si baja, la economía se desestabiliza. Muchos dirán que Chile siempre será el primer productor mundial de cobre y que sus dividendos siempre sostendrán al país, pero esto no es tan así. En los últimos años la falta de agua, el aumento del costo de la energía, el aumento de la producción de cobre en Perú y el decaimiento económico de China, afectaron el precio del cobre considerablemente, viéndose esto reflejado en la economía del país. Ante esta situación, nace la posibilidad de que el Estado asuma un reto sin precedentes, precisamente relacionado con la educación.

Muchos se preguntarán ¿por qué? Porque la educación es la base que tenemos para desenvolvernos y el sustento para afrontar los desafíos que nos tiene preparada la vida. Con educación es posible innovar, explorar, crear y emprender para obtener nuevos productos. Así, podremos finalmente como país, abrirnos a nuevos mercados.

¿Queremos que con el cobre pase lo mismo que paso con el salitre? Para evitar que esto ocurra debemos crear las tecnologías necesarias para hacer de nuestras riquezas naturales, como el cobre, el litio y el yodo, una inversión a largo plazo. Para esto necesitamos un país culto, ciudadanos con opinión, personas con conocimiento y con la capacidad para atreverse a inventar nuevas cosas.

Pero, al

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