Ensayo. La lucha de las mujeres por conseguir ser incluidas dentro de las sociedades

Ensayo

 “los derechos de grupo no se conceden de manera no problemática y consensuada, por lo general implican el debate político, la lucha social y la movilización colectiva.” (Jaramillo, 2014). La lucha de las mujeres por conseguir ser incluidas dentro de las sociedades ha sido muy larga y tediosa pero a pesar de eso ellas nunca se han rendido. En la antigüedad, las mujeres no eran consideradas parte de las sociedades y su único deber era el de servir a sus maridos y cuidar de sus hijos y de su casa. A pesar de todo lo que han logrado las mujeres en la actualidad es muy difícil cambiar las ideas y los pensamientos de algunas personas debido a las creencias y a la cultura con la que fueron criadas. Debido a esto muchas mujeres se enbarcaron en una lucha, que hasta la actualidad se pelea, para lograr la igualdad de derechos y una verdadera inclusión dentro de nuestras sociedades.

Las mujeres han sido objetos de discriminación y exclusión en el ambito poítico y social desde hace muchos años, pero gracias a ciertas de ellas como Clara Campoamor quien “es una de las grandes figuras de la lucha por la igualdad de derechos de la mujer y fue una de las más importantes impulsoras del sufragio femenino en España, conseguido en 1931.” (Europapress, 01 de octubre de 2018), hoy muchas viven en sociedades que fomentan la inclusión y el respeto. Durante siglos el rol de las mujeres era el de complacer las necesidades de sus maridos así como lo explica Rousseau (1975) citado en Acevedo & Uribe (2015, pág. 115) que planteaba que todo cuanto había de aprender una mujer debía estar orientado a la satisfacción de las necesidades y deseos de los hombres, pues su deber era complacer y serles útil, amándolos y honrándolos, educándolos en su época de niños y jóvenes; cuidándolos, dándoles consuelo y aconsejándolos.

En la actualidad, a pesar de todo lo que se enseña en las escuelas y colegios existen muchas personas que debido a sus costumbres, cultura y religión aun siguen creyendo que las mujeres son menos que los hombres. Según Acevedo & Uribe (2015), muchas personas basan sus argumentos en las diferencias biológicas entre los sexos, los cuales, sumados a los establecidos en el mito fundacional del judaísmo en el libro del Génesis –según el cual Dios saca a Eva de una costilla de Adán–, justificaron la subordinación de las mujeres, lo que implicaba, además de la obediencia, el silenciamiento de su voz.

La lucha política y social de las mujeres para lograr la igualdad ha sido muy difícil y aún sigue en pie, ya que aún siguen existiendo ciertos perjuicios sociales y políticos en contra de ellas. Según la organización Mujer, de las Naciones Unidas, los parlamentarios nacionales (en el mundo) del sexo femenino solo equivalen al 20,9 % a julio de 2014 y son escasas las mujeres en los máximos cargos de gobierno (ONU-Mujer, 2014). En el 2013, apenas había ocho mujeres jefas de Estado y catorce jefes de Gobierno. (Acevedo & Uribe, 2015)

En conclusión, las mujeres siempre han buscado la inclusión y la igualdad de género, un ejemplo de ello es la obtención del derecho al voto. Pero este tipo de derechos les fueron negados durante muchos años por el simple hecho de que se creía que la mujer solo tenía un rol y este era el de servir a su marido. Otro de los factores por los que se las marginaba era por razones culturales que hasta ahora siguen aplicándose. Debido a esto aun existe desigualdad en el mundo, pero las mujeres no han dejado de luchar para que las nuevas generaciones gocen plenamente de sus derechos. En mi opinión a pesar de la lucha constante de las mujeres, actualmente en ninguna parte del mundo hay igualdad de género o paridad política así que se debe seguir educando a las personas acerca de este tema, lo cual significa que tanto los Estados y las sociedades deben continuar trabajando para lograr que la promesa de igualdad sea una realidad para mujeres y hombres en todos los ámbitos de la vida y en todas las sociedades, sin que medie otra premisa que la de pertenecer a la humanidad. (Acevedo & Uribe, 2015)

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