Ensayo Prostitución

LA PROSTITUCIÓN EN MÉXICO

INTRODUCCIÓN

La prostitución existe desde principios de la humanidad y se trata más de un fenómeno muy arraigado del cuál emanan múltiples consecuencias negativas que tienen un fuerte impacto en la estabilidad y convivencia social. Al ser la prostitución un problema histórico-social, es complicado generar acciones políticas y jurídicas encaminadas a prevenirla o suprimirla.

El problema de la prostitución persiste debido a la indiferencia de los gobiernos por combatirla; éste asunto ha rebasado todo control y coexiste con la sociedad que la ha aceptado como algo normal, a pesar del estigma con el que viven las personas que la ejercen. La marginación hacia este sector de la población ha dado pie a que la prostitución se lleve a cabo en la clandestinidad, originando conflictos mayúsculos como el tráfico de personas. Lo más preocupante de todo es que la prostitución incrementa día con día debido a la pobreza, el desempleo y la desintegración familiar que produce la pérdida de valores. Los hijos de madres que se prostituyen, son más propensos a ejercer la prostitución y a adoptar conductas o hábitos negativos como la drogadicción, la delincuencia o el alcoholismo, sin dejar de lado que trae como principales efectos negativos la propagación de diversas enfermedades venéreas y la discriminación. El efecto más alarmante de la prostitución es la gran cantidad de menores de edad involucrados. Por esto y por todos los efectos negativos que ni siquiera imaginamos que irradien de ella, es importante erradicarla por completo para evitar los distintos crímenes y vicios que ésta produce.

DESARROLLO

La prostitución se define como el consentimiento de una persona a tener relaciones sexuales con otra a cambio de dinero u otros objetos de valor. La prostitución es un servicio que puede ser realizado por hombres o mujeres, que se manifiesta en todo el mundo y que presenta ciertas características comunes.

El término prostitución también incluye situaciones en las cuales no existe un contacto físico directo con el cliente como sucede con las bailarinas o varones dedicados al baile erótico.

En nuestro país, la prostitución se dio desde nuestros antepasados de Tenochtitlán. La prostitución entonces no podía ser identificada como tal, el sexo era practicado indiscriminadamente por todos los miembros de las tribus, sin que existiera diferenciación de familias; en las tribus imperaba el trato sexual sin obstáculos, de tal suerte que cada mujer pertenecía igualmente a todos los hombres y cada hombre a todas las mujeres. Estas prácticas que ahora se consideran promiscuas, no lo eran en aquella época, dadas las condiciones sociales de existencia.

En el año 1898 se emitió un nuevo reglamento de sanidad, por el cual se obligaba a las prostitutas a registrarse en la Inspección de Policía, que vigilaba los centros de prostitución y aprehendía a las mujeres sospechosas, y especialmente a las meretrices clandestinas o no registradas. El registro, era una libreta utilizada en ese tiempo por notarios, jueces y párrocos. En cada página se inscribía a tres mujeres públicas con su respectiva fotografía: durante el imperio de Maximiliano no sólo se utilizó por este medio para custodiar a los de reos sino, también para controlar el ejercicio de la prostitución. Se trataba del primer intento de organizar la vida prostibularia a través de un elemento en la ciudad de México. Este modo de identificación quedaría conformado bajo el nombre de "Registro de Mujeres Públicas", el cual fue elaborado conforme al Reglamento de Prostitución expedido por Maximiliano. Se perpetuó hasta los años de la vida revolucionaria. Los datos que acompañaban cada fotografía incluían el nombre de la mujer y el pueblo o ciudad del que provenía y la profesión o el oficio.

En la actualidad, existen diversos tipos de conductas, con diferentes nombres, que constituyen una forma de prostitución; aquí algunas de ellas:

Copetinera

Muchas mujeres son iniciadas en la prostitución por el proxeneta, primero como meseras y después de cierto tiempo y con el afán de conseguir más ingresos se convierten en “copetineras”, quienes ocasionalmente ofrecen sus servicios sexuales, llegando al final a ser prostitutas, o trabajadoras sexuales comerciales. “Copetinera” es la mujer que realiza la actividad de dama de compañía de uno o varios clientes, obteniendo remuneración monetaria, regalos y otros tipos de favores de dos fuentes: una del mismo local, por consumir y hacer consumir bebidas alcohólicas, y otra evidentemente del cliente, como pago a sus servicios sexuales ocasionales.

Proxeneta

Uno de los elementos que ha contribuido al desarrollo de la prostitución es el proxeneta, que consiste en la persona que fomenta la actividad del trabajador sexual comercial. La actividad del proxenetismo, al igual que la prostitución en sí, puede ser ejercida por un varón o una mujer que tenga los contactos suficientes o el ambiente necesario para promover, facilitar o contribuir a la prostitución de personas de cualquier sexo.

Bailarines/desnudistas

Los bailarines o desnudistas son hombres y/o mujeres que brindan espectáculos eróticos en centros de diversión nocturna. Por la naturaleza del espectáculo, estos buscan provocar sexualmente a los potenciales clientes, con los que luego mantienen relaciones sexuales a cambio de dinero. Se les puede encontrar tanto en clubes nocturnos como en algunos bares y discotecas.

Meretriz

La meretriz trabaja en forma clandestina, a diferencia de la mujer del prostíbulo, quien lo hace declaradamente. En la actualidad, las trabajadoras sexuales comerciales que trabajan en burdeles generalmente no son muy jóvenes. El pago que perciben por sus servicios es inferior al de las “copetineras” de los centros de diversión nocturnos.

Patinadora

También llamadas prostitutas callejeras, las “patinadoras” no tienen un local donde desarrollar sus actividades. Son trabajadoras sexuales comerciales que dentro de la problemática de la prostitución en la ciudad trabajan por cuenta propia y en la calle. Estas personas buscan a sus clientes en la calle, y los llevan a un alojamiento para prestar sus servicios sexuales. Estas personas poseen matrícula y se someten al control sanitario respectivo. Algunas de ellas comenzaron trabajando en algún local, mientras otras realizan sus actividades directamente en la calle.

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