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Ensayo barreras arquitectonicas


Enviado por   •  3 de Septiembre de 2017  •  Ensayos  •  1.797 Palabras (8 Páginas)  •  897 Visitas

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INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN DOCENTE N° 804.                     Profesorado de Educación Especial con Orientación en Sordos e Hipoacúsicos.

ENSAYO FINAL: BARRERAS ARQUITECTONÍCAS.

Profesoras: Lorena Reyes- Romina Ferraris.                                                   Materia: Lectura y Escritura Académica (LEA)

Alumna: Ailín Mojsiejczuk

3-8-2017


En la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, se establece en el primer artículo la importancia de: “promover, proteger y asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales por todas las personas con discapacidad, y promover el respeto de su dignidad inherente (…)”.[1] Siendo esto así, entonces, ¿Por qué existen barreras para las personas con discapacidad? ¿Se les asegura el goce pleno en igualdad de condiciones? Estos interrogantes me llevan a pensar que en realidad, la sociedad (y por ende las normativas) hablan sobre la importancia de los derechos de una persona con discapacidad pero que, en la verdadera cara de la cuestión, no se preocupan por la misma, ya que en estos nueve años no se ha avanzado mucho.

Aquí es donde aparece un término muy importante: las barreras arquitectónicas. Cuando se habla de estas, se hace referencia a aquellos elementos que obstaculizan o impiden la movilidad, comunicación e integración de personas tanto en el ámbito público exterior como en el interior de los edificios. Ante esto, se me plantea otro interrogante: si se supone que todos somos iguales y que debemos gozar de los mismos derechos ¿por qué cuando realizan los planos de un edificio, estos nunca están adaptados para personas con discapacidad? ¿Desde ese momento no se crean las barreras? Lo que termina provocando, tal como lo dice el artículo número uno de la convención, que interactuar con distintas barreras puede llegar a “impedir la participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con los demás”[2].

Entonces… ¿somos nosotros los que excluimos? La respuesta a ésta pregunta resulta muy obvia, sin embargo es necesario aclararla: Sí. No son las personas con discapacidad las responsables de la situación de exclusión que viven, sino, las barreras que hemos construido como sociedad. Las cuales son las que generan verdaderos impedimentos para la participación e interacción efectiva en la comunidad y que, por ende, provocan una desigualdad en el goce de condiciones frente a los demás. Debemos entender, tal como lo dice Skliar, que “las diferencias nos constituyen como humanos”[3] estamos hechos de diferencias, por lo que estas barreras lo único que hacen es separarnos cada vez más.

Es posible ver entonces, que dentro de estas barreras arquitectónicas se destacan de manera especial las barreras físicas, que son aquellas que impiden o dificultan el desarrollo de una o varias actividades en los entornos sociales y físicos; a su vez las mismas se pueden ver en la vía pública. Es decir, que en los edificios públicos y/o privados, lugares de trabajo y viviendas también pueden visualizarse barreras urbanísticas: referidas a las estructuras y mobiliarios urbanos tales como museos, reservas naturales, entre otros.

De esta forma, seguimos armando fronteras cada vez más grandes, fronteras que “separan de modo muy nítido aquellas miradas que continúan pensando que el problema está en la ‘anormalidad’”[4] 

A través de esto, se puede observar que la presencia de las barreras arquitectónicas han sido creadas, como se dijo anteriormente, por nuestra sociedad y que por ende se encuentran en diferentes espacios dentro de la ciudad de Esquel. Y que si bien, se trabaja sobre esto hace 9 años todavía la sociedad no se replantea valores y no abre la cabeza para que hayan nuevos cambios en los edificios y en el desarrollo de las normativas.

Un claro ejemplo de esto, son los taxistas de la ciudad de Esquel. Para los mismos se estableció una ordenanza que libera dos licencias, las cuales todavía no se han llevado a la realidad debido a que las personas que manejan dichos taxis no tienen la intención de colaborar con una persona con discapacidad. Este dato fue brindado por Pablo Blanch y Martin Murillas[5], quienes forman parte del equipo de Dirección de Discapacidad de la ciudad de Esquel. Los mismos contaron que a raíz de este problema, el INADI [6] tuvo que realizar hace tres años una intervención tras la denuncia por discriminación de algunos pasajeros. A través de esto, surgió la innovación de generar un taxi adaptado, donde la persona con discapacidad pueda movilizarse de manera independiente.

Entonces... si existe este tipo de innovaciones ¿por qué no las llevamos a cabo? Como respuesta a ésta pregunta podrían surgir muchas hipótesis, sin embargo nos quedaremos con una: no le damos la suficiente importancia a la necesidad que tienen dichas personas para movilizarse. Ésta ausencia de accesibilidad universal es la forma más sutil de discriminación. Tal como lo dice Eroles, “se discrimina en el transporte con nuevas barreras que impiden la circulación y la ausencia de horarios fijos para unidades accesibles. Se discrimina en la cultura popular que sigue practicando el prejuicio y la indiferencia (…)” [7]

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