Estructura y evaluación de trabajos académicos en Humanidades y Ciencias Sociales
Cesar Mendoza MataSíntesis8 de Abril de 2022
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Estructura y evaluación de trabajos académicos en Humanidades y Ciencias Sociales
Structure and Assessment of Academic Papers in Humanities and Social Sciences
GEMMA MUÑOZ-ALONSO
DOCTORA EN FILOSOFÍA Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN. PROFESORA TITULAR DE LA FACULTAD DE FILOSOFÍA DE LA UNIVERSIDAD
COMPLUTENSE DE MADRID
Resumen
El artículo recoge y detalla la estructura normalizada que debe presentar un trabajo académico, ya sea Trabajo de Fin de Grado, Trabajo de Fin de Máster o Tesis Doctoral. La propuesta de estructura y organización que aquí se reco- ge difiere de la postulada por algunas normativas bajo el convencimiento de que dichas normativas se ven contagiadas por la estructura convencional exi- gida a los artículos científicos, estructura que no siempre puede aplicarse con rigor al trabajo académico universitario. Se ofrece también un modelo para evaluar trabajos académicos que puede servir como herramienta para valorar los trabajos por parte del tribunal competente y también como referencia útil para el alumnado.
Palabras clave: trabajos académicos, Trabajos de Fin de Grado, Trabajos de Fin de Máster, Tesis Doctorales, organización del trabajo universitario, evaluación del trabajo académico.
Abstract
This paper presents and describes the standard structure, which an academic piece of work should meet, whether it is a Bachelor’s Degree Final Project, a Master's Degree Thesis or a PhD Thesis. The structure and organization sug- gested here differ from other formats, which are highly influenced by the con- ventional structure required for scientific articles. In our opinion, this pattern cannot always be strictly applied to academic university papers. The paper also provides a model for assessing academic papers, which might be a helpful and useful tool both for the defence committee and for the candidates.
Key words: academic papers, Bachelor’s Degree Final Project, Master's Degree Thesis, PhD Thesis, organisation and assessment of academic papers.
ISSN: 1576-5199 Educación y Futuro, 33 (2015), 195-217
Fecha de recepción: 02/06/2015
Fecha de aceptación: 07/07/2015 195
- INTRODUCCIÓN
En este artículo, se habla fundamentalmente de investigación y de evaluación de trabajos académicos en el campo de las humanidades y de las ciencias sociales. A decir verdad, la escritura académica es un arte difícil que requie- re mucha práctica e implica un estilo determinado donde prima la claridad, el rigor, la concisión, la precisión, el orden y el sustento documental. Los tra- bajos más difíciles de acometer en la actualidad son el Trabajo de Fin de Grado (TFG), el Trabajo de Fin de Máster (TFM) y la Tesis Doctoral (TD), en cuyo proceso seríamos un graduado, un alumno de máster o un doctorando1. En todo momento, se trata de cumplir con los estándares de rigor metodo- lógico, de estructura y de estilo consensuados por la comunidad científica nacional e internacional. La división más habitual en trabajos académicos en humanidades y ciencias sociales es la que aquí presentamos, a saber: título, índice, introducción, desarrollo (con partes y capítulos), conclusión y refe- rencias bibliográficas (o bibliografía). No obstante, en algunas normativas (sobre todo de TFM) lo que en este artículo se llama introducción se parcela en distintos capítulos referentes al planteamiento del problema y justifica- ción, objetivos, metodología, estado de la cuestión y fuentes; y lo que aquí se llama desarrollo se parcela en capítulos referentes a resultados y discusión de los resultados. No empezamos explicando lo que es una portada de un traba- jo académico porque este elemento se ofrece con detalle en las páginas webs.
- TÍTULO
Titular bien, breve, conciso, exacto y sugerente no es fácil. El título, como mecanismo de comunicación, ha de resultar agradable para el autor del tra- bajo y también para el lector; debe ser lo bastante claro como para que el lec- tor suponga el tema real y objetivo del trabajo; y tiene que estar enunciado de modo tal que no se aleje demasiado del marco semántico de referencia.
Un buen título ha de reunir algunas cualidades: breve en su extensión, entre 10 y 15 palabras, evitando el uso de formas verbales, símbolos, cursivas,
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1 Por supuesto, siempre, y a lo largo de todo el artículo, estamos teniendo en cuenta a una gra- duada, una alumna de máster y a una doctoranda.
comillas y/o abreviaciones; conciso en su formulación; claro en su expresión, que su lectura permita entender con precisión al lector cuál es el contenido fundamental del trabajo; concreto en su enunciado, que especifique la apor- tación y labor realizada por el autor; ha de contener solamente palabras que sean informativas, evitando expresiones vagas del tipo «a propósito de, algu- nas consideraciones sobre, contribución al estudio de, en torno a, reflexiones sobre, introducción a», etc. (Primo, 1994, pp. 193-203).
Conviene recordar que a veces un buen título puede ir acompañado de un subtítulo, que sintetice datos relevantes del trabajo. En tal caso, aunque en la portada vaya el subtítulo debajo del título y con un tamaño de letra menor, en el entramado textual se colocará el título, dos puntos, y a conti- nuación el subtítulo, cuidándose de no cometer anglicismo ortográfico, esto es, que después de los dos puntos se comienza con minúscula y no con versal.
No hay que olvidar que el título es la primera presentación del trabajo y que, desde él, se podrá conseguir el interés inicial de posibles lectores o investiga- dores. En suma, es importante determinar las palabras o los términos que categorizan la información (Serafini, 2007, pp. 22-23).
- ÍNDICE
El índice no es algo puramente accidental sino substancial. Cabe decir que es la mejor señal de la urbanidad del autor hacia el lector (González, 1973, pp. 214-216). Los procesadores de texto, como el Word, permiten realizar el índice sin dificultad y cumpliendo con los estándares académicos. No obstan- te, es conveniente tener en cuenta cuáles son los objetivos y algunos de los detalles que le dan forma y sentido (Carreras, 1994, p. 111).
El primer objetivo de un buen índice es enunciar los temas o asuntos que se van a tratar en el trabajo con indicación de la importancia que se concede a cada uno de ellos. Esta especificación se consigue estableciendo una jerarqui- zación por niveles y guardando una estética tipográfica específica en función de cada uno de ellos. Por supuesto existe una exigencia –no escrita, pero aceptada académicamente–, de proporcionalidad y de no multiplicar excesi- vamente los niveles subordinados.
Otro de los objetivos consiste en exponer de forma sintética el curso lógico del discurso que se va a seguir en el texto, reflejando la unidad interna del tra- bajo. Este objetivo, si se cumple, es de gran importancia y puede convertir el índice, de simple índice correcto a componente del aparato crítico por su coherencia, finura y rigor. Carreras, incluso, considera que el índice es «un testimonio concluyente de la metodología investigadora» (1994, p. 111).
El tercer objetivo es la localización del texto que hace referencia a un tema objeto particular del interés del lector del trabajo. En tal sentido, Desantes- Guanter y López consideran que «las subdivisiones no deben pasar de tres o cuatro dígitos, con lo que se evita el riesgo de caer en lo minucioso y perder la perspectiva del problema» (1996, p. 221).
Asimismo, hay que tener presente algunos detalles que explicita la ISO 2145-1972 (y UNE 1-0002-74). Esta norma considera que, en el índice, debe emplearse únicamente la numeración arábiga con supresión de los romanos. Esta indicación no se sigue generalmente en el campo de las humanidades por una larga tradición que dividía el trabajo en partes, con la antesala de número romano, y en capítulos, con la antesala de números arábigos. Según esta tra- dición, la introducción, la conclusión y la bibliografía no tendrían numeración. En consecuencia, un trabajo académico tendría los siguientes componentes: índice, introducción, desarrollo con partes y capítulos, conclusión y bibliogra- fía. No obstante, en otras áreas o disciplinas se sigue la norma y todos los apar- tados, de cualquier tipo, son numerados con numeración arábiga.
Otro detalle que indica la norma se refiere a la eliminación en el texto del índice de las denominaciones tradicionales de libro, parte, capítulo, subcapí- tulo, como designación de las partes. Este aspecto se sigue en la mayoría de las disciplinas, quizás por el ahorro de caracteres, exigencia muy propia de TFGs y TFMs, además de no afectar, con la supresión de esas palabras, al sig- nificado de los enunciados.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que si utilizamos abreviaturas, siglas o acrónimos a lo largo del trabajo éstos deben figurar en un índice específico para que el lector sepa a qué nos estamos refiriendo. En humanidades es habitual abreviar los títulos de las obras de los autores que mencionamos. No hay que olvidar, a este respecto, que las obras clásicas tienen ya una tradición en su abre- viación y que no consiste en inventarnos una nueva. El autor del trabajo necesi- ta asesorarse tanto documentalmente como con ayuda de su tutor para que las
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