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GESTION PUBLICA EN VENEZUELA


Enviado por   •  1 de Junio de 2013  •  5.298 Palabras (22 Páginas)  •  636 Visitas

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Coordinación Macroeconómica

La transmisión internacional de efectos macroeconómicos opera de varios modos. En economías vinculadas a través de flujos de bienes y de capitales, los impulsos de precios y cantidades originados en un país afectan a otros; la forma en que se generan los derrames, su intensidad y sus mecanismos dependen, por supuesto, del tipo de interdependencia entre las economías; en particular, de la magnitud de su comercio recíproco y de las características de sus sistemas cambiarios. Hay también influencias a más largo plazo: la configuración del comercio de un país y las decisiones de localizar inversiones en él dependen de su "entorno macroeconómico" y del de sus potenciales socios o competidores. Por otro lado, no es inusual que los gobiernos utilicen a las políticas de comercio exterior como instrumentos para enfrentar desajustes macroeconómicos coyunturales. Cuando las acciones de política tomadas en un país tienen repercusiones fuera de él, surge naturalmente la perspectiva de que exista un caso de externalidad. Es decir: si cada responsable de política decide en forma independiente, ignorando las consecuencias en otras economías (dado que éstas no son relevantes para sus propios objetivos), el resultado para todas las partes sería inferior a algún otro que se podría alcanzar con un esquema de decisiones que "internalizara" los efectos que los países ejercen sobre los demás. Si bien esta proposición admite excepciones, el argumento anterior indicaría, en términos generales, que la interdependencia entre economías crea un potencial para la cooperación al formular políticas.

El concepto de coordinación macroeconómica es ambiguo, porque no precisa qué instrumentos estarían involucrados en concreto y porque la definición puede abarcar desde el intercambio de información entre autoridades de distintos países hasta -en el otro extremo- la delegación de ciertas políticas a entidades supra-nacionales. Con un criterio amplio, habría una variedad de ejemplos de arreglos internacionales con implicancias macroeconómicas; casos especialmente notables son los que se refieren al establecimiento o la evolución de regímenes cambiarios y monetarios dentro de áreas comerciales o en el ámbito multilateral. Sin embargo, más allá de instancias particulares, los acuerdos cooperativos entre países en cuestiones macroeconómicas no resultan demasiado frecuentes, sobre todo cuando se trata del manejo rutinario de perturbaciones de corto plazo. Se aprecia, por lo tanto, un contraste entre la afirmación genérica de que la existencia de derrames hace deseable la coordinación de políticas y el hecho observado de que ésta suele ser trabajosa y esporádica.

Las dificultades para organizar una coordinación eficiente de políticas no son exclusivas de las relaciones internacionales, sino que a veces aparecen con nitidez entre centros de decisión de un mismo país. Los juegos no cooperativos entre jurisdicciones de gobierno pueden tener consecuencias significativas sobre la performance macroeconómica. Estos problemas de coordinación al interior de las propias economías alertan, por un lado, sobre los obstáculos para acciones cooperativas entre países -que, por cierto, parecen de ejecución más compleja-, y, por otro, indican las limitaciones del supuesto usual de que los países operan hacia afuera como un único agente de decisión, con un control efectivo sobre sus instrumentos de política.

En ocasiones, las iniciativas prácticas en este campo parecen anticiparse al análisis que las sustentaría. Esto no necesariamente indica una falla, dado el estado relativamente incierto del conocimiento en temas de macroeconomía. En rigor, una medición precisa de beneficios y costos de aplicar un dado esquema de coordinación requeriría conocer los objetivos que persiguen las autoridades de cada país, los "modelos" que (tácita o explícitamente) empleen para estimar los efectos de sus acciones y el "verdadero modelo" que en última instancia determina los resultados de esas acciones. Esa información está, por supuesto, fuera de alcance y, por lo tanto, cualquier evaluación dependerá de juicios cualitativos y tendrá un margen de ambigüedad. Sin embargo, queda el hecho de que, para que las propuestas de coordinación tengan un sentido concreto, hace falta identificar con cuidado los motivos para que los países cedan autonomía de decisiones, los compromisos que estarían implícitos -y las condiciones para que puedan ser cumplidos- y las ganancias que las partes pueden esperar.

El Mercosur tiene varias características particulares, que influyen sobre la "demanda" y la "oferta" de coordinación en cuestiones macroeconómicas. En primer lugar, las economías de la región tienen tamaños muy distintos. Esto implicaría que, aun después de avanzada la integración, los países pueden tener actitudes marcadamente diferentes ante la alternativa de acordar políticas o mantener autonomía de decisión, y también que, en un eventual juego de coordinación, los roles de los participantes serían asimétricos. Por otro lado, en la situación de partida, el intercambio dentro de la región no tiene -más allá de los efectos sobre sectores específicos- un gran impacto macroeconómico para el Brasil y la Argentina: las economías de ambos países son aún relativamente cerradas y la mayor parte de su comercio se realiza con el resto del mundo. O sea que -a diferencia de lo que ocurre con Uruguay y Paraguay- la evolución de los precios y de la actividad real en la región no tendría un efecto directo apreciable sobre el comportamiento agregado de sus economías. En consecuencia, se limitarían los incentivos inmediatos que tendrían estos países para coordinar el manejo macroeconómico a corto plazo.

En segundo término, la Argentina y el Brasil son economías tradicionalmente inestables, que han atravesado episodios de gran turbulencia en el pasado reciente. Esto tiene varias implicancias para la oferta de coordinación. En condiciones de fuerte inestabilidad, las autoridades no tienen un control efectivo sobre los instrumentos macroeconómicos: éstos se determinan período a período de acuerdo con las variadas presiones y urgencias que enfrentan los responsables de política. Ahora bien, las acciones de coordinación internacional en sentido estricto requieren la adopción de compromisos (con la contrapartida esperada de una conducta cooperativa por parte de los demás actores); esto no es posible si las variables de política están sobrecargadas y el gobierno no es capaz de pre-determinar creíblemente su comportamiento en función de un arreglo con otros países. De ahí que un ordenamiento previo de las políticas por parte de cada país es, como suele afirmarse, un requisito

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